Tenemos
una Ministra de Sanidad incapaz de ver algo tan tangible como un coche de la
marca Jaguar en su propio garaje particular y aún así, hay gente que pretende que vea algo tan
intangible como las posibles consecuencias de una infección de Ébola. ¡Ilusos!
Y si la cabeza de la Sanidad, es lo que es ¿Qué podemos esperar del resto que
componen la cúpula política de Sanidad?
No voy
a entrar, en si fue pertinente o no repatriar a los dos enfermos españoles,
para que fallecieran en España. Es una cuestión en la que intervienen diferentes
sensibilidades y consideraciones. Por otra parte, gobiernos del primer mundo,
que no es nuestro caso, lo han hecho y mediante un trabajo bien realizado no ha
acaeciendo contratiempo alguno.
Eso sí,
lo que podemos constatar, es que como siempre las autoridades, en este caso las
sanitarias, nos mintieron sobre diversos aspectos. La instrucción que se dio al
personal sanitario fue nula, no se puede dar un curso de protección en menos
tiempo del que se tarda en quitar el traje de aislamiento. ¿Cómo hicieron el
simulacro si es que se hizo? No hablemos ya de los trajes usados, sin casco
integral, con unas gafas protectoras como de hombres rana, y la unión de unas piezas con las otras, selladas con
cinta americana. En vista de estas anomalías, ¿Le extraña a alguien que hubiese
algún infectado? Lo que si puede extrañar, es que haya habido solo uno.
Pero no
solo es el protocolo y los medios empleados para el tratamiento de los dos
enfermos que se trajeron, lo verdaderamente grave, ha sido la actuación
posterior, ya que por una aplicación demencial en el diagnostico de la auxiliar
contagiada, se ha puesto en peligro a la población.
La auxiliar
citada, se puso en contacto con las autoridades sanitarias el día 30 de
septiembre, pero como su temperatura no alcanzaba lo estipulado en el
protocolo, no consideraron necesario tomar las medidas previstas para posibles
contagios. Que a una persona que ha estado en contacto, no con uno sino con dos
enfermos anuncie que tiene fiebre y no
salten todas las alarmas resultaría increíble en cualquier país medianamente
civilizado, pero estamos en el Reino de
España, por eso, a pesar de la promesa que
realizó el desaprensivo “responsable” de la Sanidad Madrileña en el sentido de que se haría un
seguimiento exhaustivo a todos los que
habían tratado con los repatriados por la enfermedad, no hubo reacción alguna.
Claro, esa era otra de las múltiples mentiras a que nos tienen acostumbrados. Pero con una desfachatez impensable para
cualquier person, ese desaprensivo, su nombre es Francisco Javier
Rodríguez, no busca una justificación en
nada que pueda implicar un fallo del sistema, culpa a la afectada, diciendo que fue ella la que mintió al dar el dato de su
temperatura.
No
acaba aquí la cosa, se la condujo al
hospital en una ambulancia sin ningún tipo de protección, la ingresaron en
principio en un hospital no preparado para tratar estos casos, aislada con un
biombo del resto de las instalaciones y con su marido, puesto posteriormente en
cuarentena, deambulando por zonas comunes del hospital, atendiéndola un
facultativo sin ninguna protección. Todas estas barbaridades y aquí hay que
enfatizar, con una persona que había estado en contacto directo con dos
pacientes con Ébola y que ya había reportado
que tenía sintomatología de la citada enfermedad.
Si,
ahora todo es aplicación estricta de medidas, con seguimiento de más de veinte
personas que han tenido contacto con la enferma, ¿pero solo son estas personas?
Es verdad que el virus no se transmite por aire, pero parece ser que si por el
sudor y ¿me puede asegurar alguien que una enferma con unas décimas si ha
salido de casa, no haya dejado sudor en el
pasamanos de la escalera? Escalera que ayer no se había descontaminado.
¿La enferma iría al supermercado? Si fue ¿qué toco?
El Sr
Rajoy, Presidente del Gobierno del Reino de España, ha pedido que tengamos
confianza en los profesionales de la sanidad, petición superflua, ya que en
ellos tenemos confianza, los que nos causan desconfianza son los dirigentes
políticos, como el ya citado Consejero de Sanidad de la C.A. de Madrid, capaz
de decir que la enferma mintió al dar los datos sobre la fiebre. Lo único que
le faltó decir es que Teresa Romero, la afectada, es parte de la herencia recibida
de Zapatero.
En un
caso de tanta trascendencia sanitaría ¿se podrían hacer más chapuzas? Y no lo
digo como desafío, ya que podrían darse por aludidos y esforzarse por hacerlo
aún peor, aunque difícil l tienen para lograrlo.
En fin,
elegimos a quienes elegimos y luego pasa lo que pasa.
Publicado en El Periscopi el 10 10 2014