viernes, 13 de marzo de 2020

¿Yerran?

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Al igual que siempre, no pretendo indicarle el camino al PP en este caso (tampoco lo pretendería hacer a cualquier otro partido) ya que manejan datos actualizados, y, teóricamente, fiables, proporcionados por sus asesores y analistas, del fluctuante “mercado del voto”. En cambio, yo solo dispongo de datos obtenidos a partir de las informaciones de los medios, de mi apreciación personal sobre las opiniones que escucho, de algunas reacciones que se observan en las redes sociales, y, sobre todo, de mi memoria en lo referente a las evoluciones de los votos, que no  de la intención, en los comicios, especialmente  en aquellos que dieron un vuelco electoral que trajo consigo un cambio del partido gobernante.

En las primeras elecciones, aquellas tan remotas de la “Libertad sin ira”, las ganó el partido que llegaba como un auto proclamado centro. Se repudió a las formaciones que habían tenido más relevancia en la época de la dictadura, tanto a los que se presentaban como puramente fascistas y enemigos del proceso que se anunciaba como democrático, como a los llamados “siete magníficos”, con una cabecera de ex ministros franquistas, reconvertidos a “demócratas de toda la vida”, que se presentaron con la siglas de un partido de nueva creación al que llamaron Alianza Popular, y que obtuvo unos magros resultados. Pero, si la derecha se estrelló entonces, por el hartazgo de la gente tras los 40 años de dictadura, por parte de la izquierda los resultados fueron casi parejos. El Partido Comunista, única fuerza que ejerció una resistencia real y no violenta contra la dictadura franquista, con innumerables militantes presos, torturados, e, incluso, asesinados, no recibió en las urnas los resultados esperados en función de su lucha antifascista.

Los dos partidos beneficiados fueron UCD, compuesto en sus alturas de por franquistas de bajo perfil y con cargos de segundo nivel, y, que no olvidemos llevaba en su nombre el talismán mágico de Centro; y el otro gran beneficiado, a pesar de no alcanzar el triunfo en aquellas elecciones, fue el PSOE, que, gracias a los largos años de sesteo de su dirección, y a su falta de lucha política, se consideró de un centro izquierda, basándose en sus siglas.

Desde entonces, el partido que ha sabido transmitir que representaba el centro es que ha logrado gobernar. No olvidemos que, incluso el Sr. Aznar, una vez transfigurado en hombre, a pesar de su esencia divina, intentó y logro ¿Por qué no decirlo?, que se creyeran los votantes que Él era el CENTRO, llegando, incluso, a hablar catalán en la intimidad (Bueno, aún dice que es el centro, pero quizás por su elevada posición en la cima del Olimpo de los Dioses, no distinga con claridad donde están la derecha, el centro y la izquierda).

Por eso resulta incomprensible, al menos para mí, la posición del Sr. Casado al frente del PP, ya que constató en sus propios resultados que, cuando en las primeras elecciones en las que concurrió como candidato a Presidente de Gobierno mostrando una posición de derecha pura y dura, cosechó los peores resultados desde que AP presento a sus fundadores. Tanto es así, que en las elecciones posteriores, tras la fallida investidura del Sr. Sánchez, presentó un perfil menos agresivo, llegando, casi, a mostrar el carácter dialogante que debe caracterizar, según los votantes, a una persona de centro. El cambio fue tan radical que no dio tiempo a calar, pero sí que aumentó notablemente el número de sus votantes.

Ahora lo que no se acaba de comprender es la dualidad, digna de R.L. Stevenson, de su posición en las distintas CC.AA.: mientras que en Euskadi y Cataluña presenta un perfil, en contraposición con la el que muestra en Galicia.

En las primeras, se muestra intransigente con los nacionalismos, saca a pasear para exhibir su centralismo la Sra. Álvarez de Toledo, y se alía con el partido cuyo único programa electoral se resume en una cifra. Por si fuera poco, fulmina al Presidente de su partido en la comunidad por intentar mostrar un perfil más dialogante, y por mostrar su reticencia a pactar y dar puestos de privilegio en las listas a un partido que, en el momento actual, no suma, al contrario, resta por su oposición al Convenio Vasco. En cambio en Galicia, admite un cierto nacionalismo y un centrismo, al menos personal, que no económico, También acepta que se opongan frontalmente a una alianza con C’s, y deja bajo siete llaves a la mencionada anteriormente, Sra. Álvarez, en tanto rescata del baúl de los recuerdos al Sr. Rajoy.

Por mi parte, no quiero hacer caso a las malas lenguas que aseguran que esa actitud está motivada por la certeza de que ni en Euskadi ni en Catalunya no se van a comer un colín, y, en cambio, en Galiciaa se juegan la mayoría absoluta.

Otras lenguas, todavía más venenosas, afirman que el Sr. Casado teme enfadar al Sr. Feijoo, y que este pueda decidir, amparado por los resultados, desembarcar en Madrid para disputarle la presidencia del partido.

¡Qué mala es la gente y que cosas se inventa!

 
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2 comentarios:

  1. Si a Feijóo le sale bien la jugada, se irá a jugar a Madrid, pero eso está por ver, porque su mayoría absoluta, a causa de Vox, no está para nada asegurada. Los "centristas" de Cs no harán más que certificar su defunción. Y Casado, en lugar de intentar jugar bien sus cartas, no hace si no cagarla. Mira, si no, el discursito ayer tras el decreto de Estado de alerta del presidente del país.

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  2. Yerran unos y está otro a verlas venir.
    Indiscutiblemente, el único de la derecha que sabe a que juega es Feijoo. Me puedo equivocar, pero el PP tiene una red clientelar muy fuerte y en todos los lugares clave, para que VOx no le pueda hacer daño, pero...
    Feijoo, está esperando su triunfo y el batacazo de Catalunya y Euskadi para que el partido se canse de Casado (yo creo que ya está cansado) y le aclamen como el Salvador. El quizás se haga un poco de rogar alegando "su compromiso con Galiza", pero se "sacrificará" por el bien del partido y desembarcará en Madrid. Hay que reconocer que está jugando bien sus cartas, aunque con los contendientes que tiene no resulta difícil..
    Me sabe mal decirlo, descalificar a una mujer me sabe mal, no lo puedo remediar, pero a la Sra.. Arrimadas la escogió el Sr. Rivera con el criterio de tener detrás a alguien con poco criterio y poso, pero que estéticamente no desentonara y que no podía hacerle sombra a su ego. Luego pasó lo que pasó y ...
    VOx ya sabemos lo que es y me niego a darle más protagonismo

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