lunes, 15 de julio de 2024

Esa Libertad

Hoy incluso los estamentos más conservadores y reaccionarios de la sociedad exigen cómo principal reivindicación la LIBERTAD (así, con letras mayúsculas).
En principio, parece admirable que sectores tan antagónicos e históricamente enfrentados cómo pueden ser el mundo del trabajo y el del capital (CREO QUE AQUÍ FALTA ALGO) puede llevarnos a pensar algo se nos escapa. ¿Estarán todos los agentes sociales y políticos usando la misma palabra para definir conceptos distintos? O quizás ¿Queremos cubrir con la “manta” de la libertad funciones que no le corresponden? Consultando cómo autoridad al D.R.A.E no aclara en demasía la situación en todos los casos. No obstante, en su primera acepción establece una relación inequívoca entre libertad y responsabilidad personal. Con esto descarta que las conductas antisociales puedan ampararse cómo ejercicio de la libertad personal al no conllevar un acto de responsabilidad. De unos años a esta parte, y desde diferentes partes del mundo, los apóstoles de la “nueva teoría económica del Liberalismo” repiten cómo un mantra omnipresente que: “El liberalismo es libertad” Cómo casi todo el mundo sabe, el liberalismo tiene su origen en la obra de Adam Smith, publicada en 1775, y que se titula Riqueza de las Naciones. Lo que, al parecer, mucha gente no sabe es que se ha intentado implantar, con más o menos rigor (en los casos más extremos con mandatos de gobiernos autárquicos), y que siempre ha finalizado con grandes crisis financieras, toda vez que toda su teoría se basa en una falacia: El mercado se regula por sí mismo. Antes bien, se acentúan los desequilibrios sociales al no haber ningún mecanismo compensatorio. De ahí que la riqueza se acumule en un extremo de la supuesta balanza, mientras la precariedad se incrementa en el otro extremo. Esta situación históricamente ha colapsado cuando ya no se podía soportar la miseria de un grupo, en tanto que el otro ya no encontraba bancos de riqueza para continuar acumulando. Esos colapsos o grandes crisis profundizan la sima social, al tiempo que asolan a la clase media, única fuerza capaz de suavizar, que no de evitar, los desfases del Mercado. Una pregunta que uno se hace al analizar este tema es, si históricamente este sistema ha demostrado que fracasa y que tiene efectos perversos para gran parte de la sociedad ¿Cómo es que resurge de forma periódica, y, lo que es más extraño, con el apoyo de los que van a ser sus principales damnificados? Además de la proverbial mala memoria histórica colectiva, se pueden añadir los siguientes casos: a. Viene implantado por gobiernos dictatoriales, cómo ha ocurrido en los países del Cono Sur y los “Chicago Boys de Milton Friedmann b. Más sutil que la anterior, y que consiste en crear un estado de opinión entre los directamente afectados en el que no vean el recorte de sus derechos cegados por frases grandilocuentes y vacuas, al tiempo que encuentran un enemigo ficticio causante de cualquier tipo de problema o desajuste. No es nuevo, ya estaba inventado. Volverá a fracasar, pero volverán a intentarlo, y siempre encontrarán a los que un acertado neologismo define como “fachapobres” para seguirlo.

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