viernes, 24 de febrero de 2017

Ignorancia


Siempre he dicho que desconocía completamente los temas legales. Por eso, siempre me he abstenido, y continúo haciéndolo, de criticar las sentencias, ya que supongo que las dictan personas con amplios conocimientos del Derecho, y, sobre todo, de la aplicación de las normas jurídicas, y lo hacen tras escuchar las alegaciones de las partes que litigan, que también son expertas en el tema, incluidos/as quienes que asesoran a los incursos en el proceso.

De hecho,  lo único que creía conocer sobre los temas legales era un viejo aforismo legal que pensaba que decía” “El desconocimiento de la ley no exime el cumplirla”. Craso error por mi parte, ya que ignoraba que siguiese con: “a no ser que seas mujer, seas tonta, y todavía más si estas enamorada”.

Ese, y no otro, debe ser el motivo de la absolución penal de Dña. Cristina Federica de Borbón y Grecia. Y ese será el motivo por lo que también exonerarán a Dña. Ana Mato, a pesar de que a ella se le olvidó decir, al estar divorciada, aquello de: “Se nos rompió el amor de tanto usarlo”.

A Dña. Milagrosa Martínez, ex Consellera de Turisme de la C.A. de Valencia, que reúne sólo dos condiciones eximentes, la de ser mujer y tonta, pero no consta que estuviese enamorada, la condenaron a 9 años de pena de prisión. Pero sí se le consideraron los otros dos eximentes, y por ello, sólo tiene que depositar una fianza muy inferior que a cualquier “robaperas” condenado a un delito menor.

Hay otro sistema para no ser condenado en ningún tipo de proceso legal de tipo penal, pero no se lo recomiendo a nadie ya que resulta un tanto drástico, pero, eso sí, es muy efectivo. Basta mirar el caso de Dña. Rita Barberà,  que, al ser imputada, fue apartada de su partido, e, incluso, ásperamente criticada por sus antiguos correligionarios por no dejar el escaño de Senadora. Sin embargo, al fallecer quedó exonerada de cualquier tipo de acción penal. A partir de su muerte,  ha sido de nuevo considerada como una gloriosa figura, y un ejemplo en el cual ha de mirarse cualquiera que aspire a ser alguien en el partido. Tanto es así,  que el Presidente le otorga el honorífico título de Víctima de la persecución cuando la acusan de acciones  por las que jamás podrá ser juzgada.

Cada uno interpretará la sentencia sobre la Infanta de España como quiera o sepa, pero, dentro de mi ignorancia confesada, entiendo que, si tiene que pagar algo, por mínimo que sea, es que no se la ha declarado inocente, que en algo,  aunque no necesariamente penal, ha sido considerada responsable. Otra cosa es que de la fianza que tuvo que depositar en su momento, al haber utilizado el programa P.A.D.R.E. le tengan que devolver. Es igual que en la Declaración de la Renta, al que le sale a devolver, es que le habían descontado demasiado, y al que tiene que pagar, es que había pagado demasiado poco (o no tiene un buen asesor fiscal).

Una última reflexión, si eres mujer, tonta, y estás enamorada, pero, al mismo tiempo, eres pobre, por si acaso, creo que es mejor que no delincas, no vaya a ser que la pobreza sea un agravante  que no compense al resto de los atenuantes.
Publicado en El Periscopi el 24 02 2017

viernes, 17 de febrero de 2017

Techos




Una de las grandes ventajas de escribir una columna en El Periscopi es poder expresar libremente las opiniones propias, por muy absurdas y disparatadas que puedan parecer a los lectores. Indiscutiblemente, el lector no tiene ninguna obligación de compartirlas, pero si  puede censurarlas y/o criticarlas. Este preámbulo viene a cuenta por el paralelismo que encuentro entre dos personalidades tan alejadas en sus pensamientos, concepción de la política, e, incluso, trayectorias vitales como son los señores Manuel Fraga y Pablo Iglesias.

Ambos son personajes con una gran personalidad, imbuidos de que sus posiciones políticas y personales eran las correctas, y las que necesitaba la situación en que se desarrolla su actuación.

Ambos tienen seguidores inquebrantables, que creen que ellos tienen la fórmula para que su proyecto se lleve a cabo.

Ambos creen tener la concepción general de la política y las soluciones necesarias en cada momento.

Estas coincidencias, naturalmente, no son ideológicas. Los modelos que defienden ambos son antagónicos, e, incluso, irreconciliables. Pero ambos mantienen una gran discrepancia con las personas que son contrarias a sus modelos y concepciones de lo que creen la verdad, y que, en realidad, es su verdad.

Pero aún hay más coincidencia: ambos suscitan un gran rechazo entre muchísimas personas afines a sus ideas, personas que rechazan, no sus posiciones políticas, sino que los rechazan a ellos como individuos, personas que votarían su programa si fuese defendido por otra persona.

¿Razones? Dentro de la irracionalidad, que a menudo muestra el ser humano, esto tiene una lógica: se rechaza no el fondo, si no la forma; se rechaza la manera de transmitirlo, y no el mensaje; se rechaza el mensaje no verbal, no el verbo. En conclusión, el rechazo es a la persona, y no a la idea.

En el caso del Sr. Fraga, esta situación creo que tuvo una demostración empírica concluyente: durante los años en que él fue la cabeza de la oposición, su partido no ganó nunca unas elecciones generales. Es cierto que sus partidarios le aclamaban, le votaban, y sentían fervor hacia él. Pero, no deja de ser cierto, también, que mucha gente afín a sus posiciones decía que no le votarían, aunque fuera el único candidato en presentarse a las elecciones. Cuando dió el paso atrás definitivo (o se lo hicieron dar), tras el fallido experimento con el Sr. Hernández Mancha, su partido, AP, que fue reconvertido a PP, quizás para olvidar a sus fundadores, ex Ministros del Dictador, sufrió un fuerte impulso que les llevo a gobernar el país, primero con mayoría simple, y después, absoluta, manteniéndose siempre con un gran resultado en votos.

La incógnita es si a Podemos le pasa lo mismo con el Sr. Iglesias, que, al tiempo que tiene un gran predicamento entre una gran parte de los seguidores de Podemos, suscita un rechazo visceral entre votantes potenciales de dicho partido, que no le aceptan en forma alguna sus actitudes personales, y su aparente prepotencia. Volviendo a los paralelismos, al igual que pasaba con el citado Sr. Fraga, no aceptan la personalidad del Sr. Iglesias.

El PP tenía un techo que desapareció con el Sr. Fraga ¿Lo tiene Podemos con el Sr. Iglesias?
Publicado en El Periscopi el 17 02 2017

viernes, 10 de febrero de 2017

¿Podrán?


Este fin de semana se decidirá quién, y cómo acabará de destrozar ese proyecto político que ilusionó a muchos desilusionados, y también a muchos ilusos. El lugar elegido para escenificarlo tiene una tradición de espectáculos sangrientos y violentos: toros, boxeo, lucha libre. Pero, en todos ellos había unas reglas, bárbaras en muchos casos, pero reglas que no se podían incumplir, bajo sanción de ser excluido del espectáculo. Sin embargo, en el caso de esa confrontación ¿política? mo hay reglas. Todo tipo de juego sucio vale, con tal de derrotar al rival, pero, eso sí, todo en nombre de la amistad y la unidad.

Podemos fue, y hablo en pasado, un intento de renovación de la política tradicional que Ilusionó a muchos desilusionados, porque, entre su núcleo fundador había personas que habían estado en Izquierda Unida, y habían visto desde dentro a donde llevan los personalismos, y se pensó que habrían aprendido algo del fin de las banderías y rivalidades personales, y con la exclusión  de los grupos que no comulgaban con su ortodoxia.

Ilusos por que creyeron que una nueva forma de entender la Izquierda era posible en este país, porque pensaron que  la incorporación de un núcleo dirigente con una gran preparación intelectual y política no permitiría  caer en pasados errores, y que la incorporación de gente nueva y no viciada por prácticas poco transparentes haría de Podemos un referente de Izquierdas.

Pero no, los que venían de otros partidos han venido con su bagaje de personalismos, de “quítate tú para ponerme yo”, de intrigas, y de miserias. Aunque hablen todos ellos de modelos de partido, de concepción de la sociedad, lo que trasciende es deseos de mandar, de dirigir el partido a su imagen y semejanza, y de confundir el liderazgo con el ordeno y mando.

En cuanto a esos jóvenes que venían a cambiar el modo de hacer política, a barrer “la caspa”, a demostrar que había otros caminos, nos están mostrando los mismos errores, la misma incultura política de los viejos partidos de la izquierda clásica en España. Carecen de dialéctica, carecen de argumentos políticos, sus recursos son el insulto, y la descalificación. Las bases aprovechan las redes sociales para insultar y descalificar lo que ellos no entienden ni aceptan. Su posición es llamar, cuanto menos, traidores a los que no están en su cuerda política.

Pero no sólo son las bases. Los dirigentes de primer y segundo nivel no dudan en descalificar a sus oponentes, eso sí, apelando a la unidad, y jurándose amistad eterna. Aquí hay que citar algunas, pocas excepciones, como la Sra. Bescansa, que ha sabido apartarse de la lucha de machos alfa para no alimentar más egolatrías (tengo que reconocer que aquí quiero pensar bien, y que no es un repliegue táctico para aliarse posteriormente con el vencedor).

En esta guerra por el poder, creo que se han ocasionado demasiados desgarros como para poder recomponerlos y que muchos de los votantes de izquierda vuelvan a ver a Podemos como aquella izquierda virgen e ilusionante que emergió durante la campaña para las elecciones europeas. Como el eufemismo acuñado para las víctimas de los conflictos, creo que se han dejado demasiados “daños colaterales”.

Viendo lo que estamos viendo, si que se puede. Si podéis arruinar un proyecto político.

Eso sí, siempre nos quedará París, o PACMA.
Publicado en El Periscopi el 10 02 2017

sábado, 4 de febrero de 2017

¿Comparamos?



Posiblemente, a este escrito le hubiese venido mejor el título de “La paja en el ojo ajeno y la viga en el propio”, pero lo usé recientemente, y no es cosa de repetirse, al menos en los títulos. Así que decidí nombrarlo como encabezo el escrito, ya que de eso trata.

Tanto en España como en Europa se critica, y creo que con razón, al Sr. Trump por sus opiniones y, lo que es peor, por sus primeras decisiones en el escaso tiempo que lleva ejerciendo de Presidente Imperial. Veamos algunas.

Quiere levantar un inmenso muro para que los habitantes más pobres del sur del Rio Grande no puedan llegar a la Tierra de Provisión que son los EE.UU. Pero eso, que está tan mal, y que tanto criticamos, es lo que han hecho los gobiernos españoles en Ceuta y Melilla, precisamente para que los más pobres del Magreb y subsaharianos no puedan llegar a su particular tierra de la leche y la miel: Europa. Bueno, hay una diferencia: allí se hará muy alta y aquí se les ponen concertinas.

Otra crítica que incluso ha provocado reacciones tibias, muy tibias, de nuestro Gobierno ha sido la supresión de las páginas gubernamentales de los EE.UU. de la versión en castellano, teniendo en cuenta que aquel a un país donde no hay idioma oficial, al menos no citado como tal en su Constitución o en sus renombradas enmiendas. Curiosamente, en un país, el nuestro, donde, según la Constitución, existen diferentes idiomas cooficiales, nadie ha levantado la voz porque las páginas Web del Gobierno de España estén exclusivamente en castellano.

El Sr. Trump no cree en el cambio climático, debe ser por ciencia infusa. Pero nuestro ínclito Presidente, para enterarse sobre el tema, no dudó en consultar con un primo suyo que es catedrático en la Universidad de Sevilla, y de la consulta salió muy ufano negando la evidencia. Solo siete años después tuvo que aceptar que éste es un problema de ámbito mundial. Esperemos que el Presidente de los EE.UU. rectifique, a pesar de que, en principio, las medidas ya aprobadas van a ser muy dañinas para el planeta Tierra.

Es cierto que algunas de las actitudes y comentarios del Sr. Trump, y de los altos cargos nombrados por él, tienen un tufo fascista que apesta. Pero, de momento, ninguno ha hecho alabanzas públicas a ningún dictador fascista. En cambio, en nuestro democrático estado, a petición de los ediles del PP, partido que, no olvidemos, nos gobierna, y con la anuencia de los de, partido que nos iba a traerá la regeneración democrática, el de C’s, han dedicado una plaza al propietario del Bar Casa Pepe, que es un santuario del “Glorioso Caudillo”, y que no dudó en afirmar en una entrevista: “Lo que necesitamos es a un nuevo Franco o a un Hitler”.

Una de las primeras medidas adoptadas por la Administración Trump ha sido, como anunció en campaña, empezar a desmantelar el llamado Obamacare, que podríamos definir como una hermana pequeña de lo que entendemos en Europa como Sistema Sanitario Público. Es cierto que tenía muchas carencias, ya se encargaron de eso los Republicanos, pero era un inicio que, dotado de más contenido y financiación, hubiese podido desarrollarse en una Sisterma sanitario digna de tal nombre. La Administración Rajoy no suprimió la Sanidad pública en España. Se limito a recortar sus presupuestos hasta límites extremos, ampliándose así las listas de espera para ser operado, o para pruebas y visitas de especialistas, a no dotar de personal sanitario suficiente los centros de salud, a privatizar todo lo que pudo, y los ciudadanos no supieron defender.

Hablemos ahora de las relaciones del Sr. Trump con la prensa y los periodistas. Generalmente desconfía de los medios y no se priva de descalificar a los que le muestran alguna hostilidad, o no se pliegan a sus decisiones. Para poder transmitir sus mensajes sin intervención de los medios, suele utilizar las nuevas tecnologías, primordialmente el Twitter. Mientras tanto, nuestro Presidente y sus más allegados se limitan a dar conferencias de prensa sin posibilidad de preguntar, o, para evitarse molestias, las celebran mediante un televisor de plasma. Y no es muy amigo de las nuevas tecnologías, si acaso usa los SMS para dar ánimos.

No entrare en el racismo, la xenofobia y el machismo, para no alargar en demasía el escrito. En estos casos sus actuaciones son paralelas, más estridentes y ruidosas aquellas, pero igual, en el fondo, las de aquí. Ahora bien, a pesar de que nos cueste reconocerlo, estos aspectos son fiel reflejo de una buena parte de la sociedad civil.

Las comparaciones son odiosas, o al menos eso dicen, pero creo que no nos podamos sentir muy diferentes en cuanto a nuestros gobernantes.

Publicado en El Periscopi el 03022017