viernes, 17 de julio de 2020

Las pilas




Creo que todos tenemos claro, excepto cuatro “iluminados” entre los grupos de oposición al gobierno y algunos mono neuronales que les escuchan, que la gestión de la situación generada por la pandemia es una labor ardua y complicada.
Lo es por diferentes razones:
1º) No hay referentes actuales sobre cómo actuar sanitariamente ante esta situación, ya que la anterior crisis sanitaria de esta magnitud fue hace poco más de un siglo.
2º) No hay modelos válidos de actuaciones políticas en situaciones similares que puedan servir de pauta.
3º) Por el boicot permanente y sistemático del principal partido de la oposición, criticando todas las disposiciones y rechazando hacer una oposición responsable.
4º) Por la contradicción, en teoría irreconciliable, entre las formas posibles de actuar contra la pandemia y sus efectos.
De los tres primeros puntos he escrito en semanas anteriores, así que les evito el trabajo de volver a leer mis opiniones al respecto. Por tanto, centrémonos en el cuarto punto.
En tanto se pueda lograr una vacuna eficaz, segura y de uso universal, o haya un tratamiento con las mismas condiciones, hay dos posturas que pueden tomar lCos dirigentes de los países:
a a)    Como está demostrado con cifras en diferentes países del mundo que la única manera de atajar el virus es romper la cadena de contagios, una opción es el confinamiento de la población y el cierre de fronteras. Está postura, que sanitariamente es la deseada, tiene como contrapartida el hundimiento económico por la caída de la producción y el comercio.
b b)    Primar la Economía y no adoptar medidas restrictivas en la comunicación, los desplazamientos y el comercio, medidas que tienen como contraprestación un elevado número de muertos y contagiados que no cesan. Véase los tres países paladines de esta postura: EE.UU., Brasil, y Gran Bretaña. Esta última tomó algunas medidas sanitarias tras el contagio de su primer Ministro, Boris Johnson.
Ante estas posturas extremas, una vez pasada la cima de contagios y fallecimientos, los gobiernos, principalmente los europeos, se han inclinado por una posición más pragmática: mantener algunos aspectos profilácticos, encomendando a la responsabilidad de sus ciudadanos su cumplimiento, y  liberar, en gran parte todos o casi todos, los procesos productivos, y así recuperar las diferentes economías nacionales.
¿Qué ha pasado en España?
En general, la población ha respondido con responsabilidad, salvo una ínfima parte que, por algún extraño mecanismo de su mente, o bien se creen inmunes, o bien creen que su libertad para celebrar sus tumultuosas reuniones es superior al derecho a no contagiarse del resto de la sociedad.
Pero, además de este problema, que seguramente es también el del resto de los países, aquí tenemos un problema añadido: nuestro monocultivo económico.
Directa o indirectamente, la economía del país depende del turismo. Sin embargo, no se ha sabido cuidar, y hay zonas que se han convertido en “casas de tolerancia y mancebía”. Concretamente, en Mallorca en Punta Ballena (Calvià) y en las calles conocidas como del jamón y la de la cerveza (s’Arenal-Llucmajor), campos de borracheras y desmanes de ingleses y alemanes respectivamente.
Ahora toca ponerse las pilas a las fuerzas de orden público, y estar a la altura que las circunstancias, tras los incidentes lamentables e incontrolados del fin de semana pasado. Por su parte, la Delegación del Gobierno ha actuado de forma contundente, cerrando los establecimientos de las zonas citadas, donde se proveían de alcohol. Esperemos que las medidas sean las adecuadas, y que estén bien ejecutadas ante los previsibles actos vandálicos que se intentarán realizar el próximo fin de semana.
Para terminar, les anuncio que voy a tomarme unas semanas de descanso. De forma que si no ocurre algo muy significado, me despido hasta el primer viernes de septiembre.
¡Feliz verano! (si nos dejan)

viernes, 10 de julio de 2020

UEEG 2020






El calendario es algo muy objetivo, y te indica cuando, astronómicamente, comienzan las estaciones, pero ese es un dato que puede no tener incidencia en las personas.
Para mí, el verdadero inicio del verano lo marca el comienzo de l’Universitat d’Estiu d’Estudis de Génere
En esas fecha, y desde hace ya muchos años, los asistentes a las jornadas nos reafirmamos en nuestro convencimiento de la necesidad del movimiento feminista; de percibir con ópticas nuevas y diferentes la cambiante sociedad desde un punto de vista de género; de conocer las últimas investigaciones y experiencias referentes a este tema; es decir, de enriquecernos mentalmente, y advertir que por muy versado que crea uno estar sobre los temas tratados, siempre hay mucho por aprender; que por muy convencido que estés de que la situación de igualdad esté prácticamente lograda, siempre te encuentras con la dura realidad: que el camino está sólo en el inicio, y queda mucho más tramo por recorrer que el ya realizado.
Pero no es sólo la parte de aprendizaje y académica. Está también el hecho de  encontrarte con antiguas amistades, hacer nuevas, y, sobre todo, el sentirte rodeado de personas que tienen las mismas inquietudes.
Este año, y debido a la pandemia, las jornadas se están realizando de forma telemática. En la primera vertiente que he descrito están siendo brillantes, con una sencillez aparente para poder acceder e incluso interactuar en las diferentes conferencias, mesas redondas, y talleres.
No puedo omitir que, tras esta aparente sencillez, ha sido necesario un gran esfuerzo de la totalidad del personal que ha intervenido para que la UEEG sea un éxito. Desde la coordinación de la programación, la búsqueda de ponentes, la grabación de los videos de las intervenciones, a preparar y poner a punto todo lo referente al acceso por parte del alumnado. Este resultado ha sido posible gracias al intenso trabajo de preparación durante  largos meses para evitar problemas o improvisaciones de última hora.
Nos ha faltado la parte social, pero la situación se ha mostrado muy adversa, haciendo imposible otra forma responsable de celebrar estas jornadas tan necesarias para poder avanzar en igualdad en esta sociedad plagescollos.
Esperemos que el próximo año ya podamos olvidarnos de la “nueva realidad”, y celebrar como siempre este necesario acontecimiento
Y, aunque sea algo muy personal, me he quedado con la desilusión de no poder hacer las fotos que llevo haciendo de los momentos más significativos y que van ampliando el archivo de la UEEG.

viernes, 3 de julio de 2020

Ya empezamos






¡La primera en la frente!
En la negociación sobre los ERTE ya ha habido una primera víctima: la justicia social. Se rebaja a las empresas una parte de las cotizaciones a la seguridad social correspondiente a las cuotas que deberían abonar a las arcas para el pago de las pensiones a los jubilados. De las cotizaciones de los trabajadores, afortunadamente, no se dice nada.
No voy a ponerme en la absurda posición de decir: “hay que masacrar a los chupasangres explotadores que son los empleadores”. Con el sistema de producción imperante, son tan necesarias para el funcionamiento de la economía la empresa  como la fuerza del trabajo. Tampoco voy a proclamar la supresión de la empresa privada en beneficio de la pública, que ya se ha visto que no ha funcionado.
Por tanto, si las empresas, algunas empresas, necesitan ayudas para subsistir y mantener la producción y el empleo, se les deben conceder ayudas fiscales o de cualquier otro tipo, pero nunca indiscriminadamente.
Eso sí, si hay que ayudar económicamente a determinadas empresas, hágase con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, y no con cargo a los presupuestos de la Seguridad Social. Y no, no es lo mismo, especialmente en una época en la que se ensalza al neo liberalismo, en perjuicio del Estado de bienestar, que tanto esfuerzo y tanta lucha constó instaurar.
Pero no sólo va la cuestión por aquí. En el borrador del acuerdo que se consiguió aprobar, ya está incluida la reforma de la Seguridad Social. Sabemos, por múltiples experiencias anteriores, que una enorme mayoría de nuestra clase política, prácticamente en esto hay unanimidad, no se ha molestado en leer la definición que da el D.R.A.E. con respecto a la palabra modificación, y está convencida que quiere decir: “recorte de derechos a las personas más desfavorecidas”, en este caso, los jubilados.
¿Cómo no va a haber desfases, si desde tiempo inmemorial todos los beneficios fiscales a las empresas se han hecho a base de recortar sus aportaciones a la caja de la Seguridad Social?, ¿Cómo no va a haberlos si,  a pesar del retraso en la edad de las jubilaciones, se permite a las grandes empresas las jubilaciones anticipadas que, al final, redundan en que se cobre del fondo de las pensiones?, ¿Cómo no va a haberlos si las empresas contratan a “autónomos” para ahorrarse el tener que cotizar? No hablo de la práctica de cobrar parte del sueldo en negro y estafas varias.
¿Qué piensan los partidos de los llamados progresistas (si es que piensan)?, ¿Son tan ingenuos como para pensar que el gran capital se va a conformar con pequeñas concesiones?, ¿Son tan imbéciles que creen que las transnacionales no lucharán para volver a quedarse de nuevo con todos los privilegios que se han visto obligados a “prestar”? ¿Son tan deshonestos que esperan la puerta giratoria cuando acabe su mandato? ¿Esperan que el fuerte rebrote del Covid 19 que se espera acabe con todos los mayores y solucione el problema de los desfases?