viernes, 27 de mayo de 2016

Cambio de parada



Como resultado de unas obras en la calzada, han desviado el recorrido del autobús con el que habitualmente me desplazo. Provisionalmente, también han cambiado la ubicación de la parada. A estas alturas del párrafo, seguro que algunos se preguntan ¿Bueno, y…? La explicación es que la citada parada está justo delante de un colegio público, y la hora en que espero la llegada del autobús coincide con la entrada de los/as niños/as al colegio. Hasta aquí todo sería normal, pero se da una pequeña circunstancia: La práctica totalidad de los/as escolares tienen como progenitores a emigrantes. Resulta casi imposible ver a alguien, incluidos acompañantes de menores, con rasgos europeos.

Esto, en principio, es positivo y conveniente ya que, desde la infancia, estos/as niños/as aprenden a convivir con otras culturas en perfecta armonía. Hablan con sus mayores en su propio idioma, pero interactúan entre ellos en castellano, dándonos un ejemplo de convivencia a nosotros.

¿Entonces cuál es el problema? El problema viene dado por la torre de Babel en que se han convertido los colegios públicos debido a las actuaciones de las autoridades. Los recortes en la enseñanza pública han motivado la supresión del profesorado de apoyo, la subida de la ratio de alumnos/as por aula, y la carencia escandalosa de medios materiales para poder desarrollar una enseñanza con todas las garantías de calidad. Así, lo que, en principio, es positivo por la interacción cultural, se trastoca en problemas para los docentes, ya que el nivel de los conocimientos idiomáticos del alumnado es diferente, y su bagaje cultural también, creandose dificultades añadidas a la enseñanza en sí. Los profesores, no pueden abandonar a los alumnos con dificultades de comprensión y, en vez de recibir estas ayudas para su completa integración, el ritmo de enseñanza tiene que decrecer, al carecerse de un equipo cuya misión fuese ayudar a avanzar a los rezagados.

¿Qué ocurre con los colegios concertados? Pues que la relación entre hijos/as de españoles e inmigrantes es justamente al contrario que en la escuela pública. Se crean así unas fuertes desigualdades entre ambas enseñanzas al no existir las dificultades de encaje por las diversas procedencias

La enseñanza concertada, casi en exclusiva en manos de instituciones religiosas católicas, de alguna manera rechaza la inscripción de alumnos foráneos sin que las autoridades, hasta ahora, hayan tomado una postura enérgica y decidida para remediar la situación.

Hasta el momento, sólo una Comunidad Autónoma ha decidido dar un paso adelante para contrarrestar la situación. La Generalitat Valenciana ha decidido de una forma resuelta revertir la situación, dotando de más medios materiales y humanos a la escuela pública en detrimento de la concertada, dándole un vuelco de 180º a lo que hasta entonces se había hecho.

Claro que esta medida está siendo contestada y ahí se ha montado el Cristo (nunca mejor dicho): manifestaciones con curas y monjas en plan “pancartero”, y el inefable Sr. González Pons marcándose una bella coreografía con una serie de señoras emulando a “go gos” de discoteca.

Por cierto, el citado Sr. González Pons es de los únicos dirigentes históricos del PP valenciano que no está imputado (investigado), a pesar de las protestas de su ex compañero de partido, el Sr. Matas. No quiero hacerme eco de lo que aseguran las “malas lenguas” sobre su elección para Diputado Europeo.

Publicado en El Periscopi el 27 05 2016

viernes, 20 de mayo de 2016

V



Allá por los años 80 del siglo pasado, concretamente entre 1983 y 1985, TVE y de las JONS emitió una serie televisiva en la que unos extraterrestres invadían la tierra. Los citados alienígenas tenían una apariencia humana, pero escondían en su interior unos lagartos con su típica piel escamosa y dura.

Llegados a este punto, muchos se preguntaran ¿A qué viene este recuerdo? Pues muy sencillo, la inmensa mayoría de la clase política española se asemeja a esos invasores, con una apariencia humana, pero con una piel dura, a prueba de cualquier circunstancia, y especialmente, donde todo resbala. Es muy significativo que esta dureza se manifieste especialmente en la zona de la cara. Esta afirmación, que no pretende ser un postulado, se puede demostrar con varios ejemplos, de los que paso a enumerar algunos.

El Presidente en funciones no muestra ningún tipo de rubor en afirmar que, con sus medidas se produce estabilidad en el país, y que cualquier otro gobierno traería el caos y el descontrol, cuando es casi un mantra que la estabilidad de un país se consigue con una amplia base de clase media, económicamente hablando, y evitando las grandes desigualdades en emolumentos. Sin embargo, con sus medidas económicas ha masacrado a la clase media, y llevado a millones de personas de clase media a la clase baja. También afirma muy ufano que se está recuperando el empleo, lo que no dice es el tipo de empleo que se crea y cuál se destruye. Se destruye empleo estable y adecuadamente retribuido, y, en cambio, se crea empleo precario, temporal, a tiempo parcial, y con unas condiciones económicas que no permiten a los contratados superar el umbral de la pobreza.

No sólo es el Presidente en funciones. Uno de sus ministros, el Sr. García Margallo, en lo que para él debió ser “un momento tonto” dijo que: “se habían pasado cuatro pueblos en el tema de la austeridad”. Al día siguiente, una vez pasado ese momento, intentó arreglarlo diciendo que no se refería al gobierno español, si no a la comisión europea, mostrando su piel reptiliana y esperando que los ciudadanos no advirtieran que el gobierno actual en temas económicos actúa al dictado de la citada comisión europea.

Podría citar infinitos ejemplos más sobre los miembros del Gobierno (en funciones) o sobre el partido que lo sustenta, pero no quiero que parezca que esta variación genética sólo se da entre los miembros de esta formación. También se da en otras formaciones. Veamos otros ejemplos:

El Sr. Sánchez, aparentemente líder del PSOE, manifiesta que Podemos ha abortado, con su intransigencia, la posibilidad de un gobierno de izquierdas y cambio. Cualquiera, sin las características epiteliales de los políticos, se sonrojaría al hacer esta afirmación ¿Un gobierno de cambio y y progresista con C’s? Pues bien, él, impasible el ademán, lo repite hasta la saciedad, al tiempo que descalifica a Podemos y a su líder, obviando que gobierna en algunas CC.AA. y ayuntamientos gracias al vilipendiado partido.

C’S y su fotogénico jefe se presenta como paradigma de transparencia y amante del diálogo, pero no duda en dar soporte a las ejecutivas de las dos CC.AA. con más casos de corrupción denunciados e investigados. En cuanto a que es capaz de pactar con derechas e izquierdas, los ciudadanos de Baleares, no podemos (sin mayúsculas y del verbo poder) olvidar a un partido que alardeaba de la misma condición y que se tuvo que disolver con casi todos los miembros de su Ejecutiva en prisión.

Podemos (esta vez sí para designar a la formación política): que  manifiesta que no es de derechas ni de izquierdas, pero que no duda en negarle el pan y la sal al PSOE por su pacto con C’s; que no sólo reparte cargos y sillones, si no que, tras dejar en una situación desairada a IU al rechazar en las anteriores elecciones una posición digna ante su  renuncia de presentarse en solitario, al tiempo que hacía recaer sobre la formación en declive una sarta de descalificaciones, ahora, y tras ver su debilidad, sí que la acoge en su seno para fagocitarla. Pero sus dirigentes asumen, sin despeinarse, que son coherentes con la sociedad.

En fin, que tengo mis dudas sobre si la clase política que disfrutamos es de este planeta o viene del espacio exterior.

 

Publicado en El Periscopi el 20 05 2016

viernes, 13 de mayo de 2016

Y se hizo el pacto


Creo que todos, o al menos la inmensa mayoría, coincidimos en que una gran parte de los éxitos del PP se debe a que consiguió aglutinar a todo el espectro político de la derecha española, desde los nostálgicos del dictador, hasta los creyentes en esa falacia política del Centro. Claro está que con la inestimable colaboración de la Ley d’Hont.

No quiero entrar ahora en las causas y razones  por los que la Derecha siempre ha ido unida, al menos hasta las pasadas elecciones del mes de diciembre, y la Izquierda siempre fragmentada, a veces hasta límites incomprensibles. No quiero entrar en dichas razones, ya que de antemano, creo que no sería imparcial y, por tanto, justo en mis apreciaciones.

El discurso de la Izquierda, desde la social-democracia más light hasta la más radical, siempre ha sido en pro de la igualdad, pero la realidad, la dura realidad siempre acababa imponiéndose, con el resultado de todos conocido: cada uno por su lado , defendiendo su parcelita, y combatiendo al más próximo en ideología para tratar de arañar votos.

Dentro de ese espectro, nació Izquierda Unida, que resultó ser una formación cainita y de la que cada vez se disgregaban más militantes y simpatizantes, unos a otras formaciones y otros a sus casas en espera de tiempos mejores. No hay que dejar de reconocerle el mérito al Sr. Anguita que, con su “Teoría de las dos orillas”, dinamitó durante muchos años la posibilidad de cualquier entendimiento con otras fuerzas de izquierda.

Y en estas entra Podemos, formación de aluvión. Con elementos provenientes de IU, de teóricos de la política, de anti-sistemas, de anarcos, de expulsados del mercado de trabajo por la crisis, y por encima de todos en número, de los integrantes y participantes de las Asambleas que se aglutinaron el 15 M.

A pesar de las descalificaciones mutuas en periodos anteriores, estas dos formaciones han llegado a un acuerdo del cual, en principio, creo que deberíamos congratularnos, ya que dos formaciones aparcan sus diferencias para sumar fuerzas.

¿Podemos mostrarnos satisfechos del acuerdo? Si, pero con reparos, graves reparos. ¿Cuáles son estos?

En primer lugar, la Izquierda, siempre ha predicado que, por encima de cualquier consideración práctica, debía primar la ideología. Tengo serias dudas de que en este caso esta premisa se cumpla, pues mucho antes de conocerse los acuerdos programáticos, los partidarios de ambas formaciones han demostrado un entusiasmo carente de espíritu crítico, llegando a descalificar en algunos casos a los que han puesto en duda la bondad del pacto, y eso, repito, antes de conocerse las clausulas del acuerdo.

En segundo lugar, los desacuerdos han venido por las listas electorales, lo que da la impresión, visto desapasionadamente el asunto, que era más importantes quiénes ocupaban “el sillón”, que el motivo político por el cual querían ocuparlo. Tanto más cuando Podemos se definió como un partido transversal, ya que no era ni de izquierda ni de derecha, e IU, por su genealogía, siempre se ha definido, incluso en el nombre, como de izquierdas.

¿Qué resultados se obtendrán del pacto? Pues, por antecedentes de anteriores pactos, posiblemente mucho menores que las expectativas generadas. Aquí, como en bastantes  ocasiones en la que me he atrevido a vaticinar, espero equivocarme.
Publicado en El Periscopi el 13 05 2016

viernes, 6 de mayo de 2016

¡En qué país vivimos!




Para definir  paradigma de país mal gobernado y dependiente de factores exógenos a la voluntad y bienestar del pueblo se utiliza la expresión  “República Bananera”. Ante la situación actual de degradación que sufren las instituciones, creo que esa definición se queda corta, y que deberíamos usarse para nuestro país la de “Monarquía Bananera”, ya que aquellos pueden, en teoría, cambiar de jefe de Estado cada cierto número de años, y nosotros no llegamos ni a eso.

Como para mí no son válidos los conceptos si no van acompañados de ejemplos claramente demostrables, expondré a continuación unos cuantos.

Los presidentes de los partidos políticos PP y C’s se permiten “el lujo” de advertir al secretario general de otro partido político, en este caso el PSOE, que: “no puede volver a plantear vetos al PP”. ¿Se habrán enterado los Srs. Rajoy y Rivera que estamos en una democracia (al menos de manera formal) y que el dirigente de un partido sólo debe plegarse ante el mandato de sus bases? ¿Desde cuándo pueden decidir  lo que tiene o no tiene que hacer el dirigente de otro partido?

Sigamos con otro ejemplo tan o más definitorio. El PP de Valencia, que no olvidemos depende tanto estatutariamente como en la práctica del PP nacional, está imputado (investigado) junto con 47 altos cargos o ex altos cargos del mismo por un supuesto delito de blanqueo de dinero. Pues bien, no sólo se presentará a las elecciones, si no que, según las encuestas, parte como favorito para ganarlas.

Otro más, D. Ignacio Cosidó, como ciudadano de a pié, puede tener las opiniones que quiera, le ampara la constitución. Pero, como Director General de la  Policía no puede decir impunemente y sin pruebas que: “Podemos supone una amenaza para nuestra democracia”. A menos, eso sí, que esa democracia sea la “orgánica” que se abolió formalmente con la Constitución. En cuyo caso, no sé qué hace como cargo público, dependiente de un Gobierno que es, o  al menos se le supone, democrático sin adjetivos; así como tampoco sé que hace el Gobierno (en funciones) que no ha tomado cartas en el asunto. Por no decir nada de sus declaraciones en cuanto a relacionar a dicho partido con el “proyecto de ETA”. Si tiene pruebas ¿A qué espera para detener a la cúpula de Podemos por colaboración con banda armada? Y, si no las tiene ¿aAqué juega con esas temerarias acusaciones?

Un libro de texto de bachillerato relaciona el paro con el trabajo de la mujer y con la llegada de emigrantes, casos claros de delitos de odio con fomento de la misoginia y la xenofobia. Y al Ministro (en funciones) sólo se le ocurre decir que está estudiando, el caso en vez de actuar conforme a la ley.

Pero no sólo estas actuaciones corresponden a instituciones y partidos de implantación estatal. Como el mentir a los electores no tiene ninguna repercusión en las urnas, el President de la Generalitat, señor Puigdemont, de gira, al parecer turística por Bélgica, dijo que: “su viaje oficial a Belgica no incluía reuniones con altos cargos de la UE porque ese no era el objetivo”. Cuando, en realidad, y según confirma la portavoz, Dña. Mina Andreeva, el citado Sr. Puigdemont solicitó entrevistarse con el Presidente del Ejecutivo, D. Jean-Claude Juncker, el cual alegó problemas de agenda para no recibirle. Saquen conclusiones de la valía del Honorable.
Publicado en El Peroscopi el 06 05 2016