Afortunadamente, siempre hay genios que nos
ayudan a ver lo evidente y que la mayoría de los mortales, no alcanzamos a
descubrir, a pesar de estar ahí. No lo vemos pero está
Nuestro ministro el Sr Aria Cañete, el mismo
que en una etapa anterior para evitar que la cabaña nacional de vacuno se
hundiera, a causa de la crisis de las Vacas Locas se dedicó con gran sacrificio
personal a fotografiarse comiendo en todos los eventos públicos y privados
generosas raciones de ternera. El que negó que en Andalucía hubiese casos de
animales enfermos y que los positivos en E.E.E. fueron debidos a
contaminaciones cruzadas en los análisis.
No creo que deba seguir señalando, por no ser
reiterativo, sus portentosas aportaciones al saber humano. Pues bien, esta
mente privilegiada ¿quién sino? Ha descubierto el origen de la crisis y como
nosotros los ciudadanos de a pie hemos contribuido a crearla y a agravarla con
nuestro consumo irresponsable. La solución, pues, estaba al alcance de
cualquiera, como dije al principio, pero gracias a él, hemos podido determinar
la causa exacta y por tanto sabemos la solución. Tomemos el yogurt caducado y
no desperdiciemos nada. ¿Qué importan las directrices sobre consumo con
garantías de salubridad? Lo primero, es lo primero: Combatir esta malhadada
crisis provocada por nuestro desmedido afán de consumo.
Las generaciones futuras, contemplarán
admiradas las estatuas erigidas a este preclaro prócer que saco a nuestro país
de la crisis con su brillante procedimiento.
¡Basta de tirar yogures caducados!
¡Consumámoslos sin mirar su fecha de caducidad! ¡Abajo el consumismo
irresponsable!
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