sábado, 17 de diciembre de 2016

Cambios ¿Qué cambios?




Ligeramente, o no tanto, desfasado, pero no quisiera dejar pasar la ocasión para decir la mía sobre el tema.

Para unos, la Constitución española es sacrosanta e inviolable, y sólo se puede modificar al dictado de las decisiones de Europa, ya que, para uso interno, es la Verdad revelada.

Para otros, es la causa de todos los males que han aquejado, aquejan, y aquejarán a los ciudadanos del Estado Español.

¿Cuál es la postura acertada ante esas dos interpretaciones? Creo que, como en muchas otras dualidades, las dos opciones son correctas, pero también ambas son erróneas.

La Constitución es fruto de un tiempo y de una situación determinados, donde la alternativa a ella era la continuación del franquismo, hasta que la situación estallase hacia una dirección desconocida. Entonces, ¿Fue oportuna su redacción y aprobación? Si, si se quería acabar con las leyes de la dictadura. No, si se querían dinamitar todas las secuelas del franquismo sociológico.

Recordemos que, a la muerte del dictador, todos los poderes, o para ser más claros, el Poder estaba en manos, más o menos como ahora, de una oligarquía que hacía lo que estaba de acuerdo con sus intereses, también más o menos como ahora, pero no hay que olvidar que al frente del Ejercito estaban generales que habían luchado en la guerra incivil del lado de los rebeldes y traidores a la República, y  contra el pueblo que se dio esa forma de gobierno, que estaba legal y democráticamente constituido, y tampoco hay que olvidar que en ese momento en las comisarías de policía estaban aún Conesa, Billy el Niño, y una horda de imitadores, quizás con más saña aún, pero con menos fama (mala fama).

Se quiso evitar la confrontación, que hubiese podido, incluso, llegar a ser armada. Se quisieron desmontar, al menos formalmente, las estructuras franquistas. Se quiso acelerar el proceso. Y se busco una solución de consenso, que, a pesar de no contentar en su totalidad a nadie, no fuese inasumible por grupo alguno.

A pesar de toda la teórica buena voluntad y el deseo mayor de equidad, como en todas las partidas, el que tiene los ases gana. Así, nos colaron en un “trágala” una serie de medidas, que, a pesar de que en su momento se tuvieron que aceptar, hoy en día resultan difícilmente aceptables, como pueden ser una monarquía sin un respaldo histórico, o la obligada amnistía para todos los crímenes de la dictadura.

Por otra parte, se devaluaron reivindicaciones históricas, y se introdujeron dislates como el tema de las lenguas co oficiales, que se tenía derecho a hablar, pero no se tenía la obligación de entender. Por no hablar de la chapuza de las llamadas autonomías.

Para llegar a una conclusión ¿Fue beneficiosa la transición y por ende la Constitución? En mi opinión: si.

Se debe mantener en su estado actual, o con un mínimo de cambios cosméticos. En mi opinión: no.

Como he dicho antes, la Constitución se redactó y promulgo en una situación y en un momento de la historia que no coinciden con el actual. Por ello, se debería revisar a fondo, eliminando todas sus contradicciones y componendas coyunturales, de forma que resultara útil a los ciudadanos y quedara redactada para que sirviera para muchos años en el marco de una sociedad democrática.

¿Es pedir demasiado? Por desgracia, y dada la tiranía económica a que estamos sujetos y que, previsiblemente, con el nuevo Emperador aún se acrecentará más, lo máximo que podemos esperar que cambie de la Constitución español es  el tipo de letra con el que está editada.

 
Publicado en El Periscopi el 16 12 2016

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