viernes, 9 de febrero de 2018

Algunas cosas



 

Aprovechando la tregua que nos da Catalunya y su Catexit, voy a aprovechar para comentar una serie de casos que siempre se quedan en el teclado, ya que hoy nadie usa tintero, pero que no dejan de tener su interés, al menos para mí, y que acaban enterrados entre el temporal de nieve y frio de estos días, o las andanzas del Sr. Puigdemont.

Empezaré con una cuestión de ámbito local, pero que no deja de tener su interés por lo que a mí se refiere ¿Qué debe primar, los intereses comerciales de una empresa, o la sanidad y la seguridad ciudadana? La pregunta viene al caso a raíz del brote de Hepatitis A, detectada a 38 residentes en Palma, y cuyo único nexo común es haber comido en un céntrico restaurante de esta localidad. Pues bien, todos los medios se han hecho eco de la noticia, informando de que por parte de las autoridades sanitarias se ha abierto una investigación de la que aun no se conocen los resultados. Pero ningún medio ha informado de cuál es el restaurante en cuestión alegando que es para no producir un “daño irreparable” al establecimiento, si al final no fuese este el origen de la infección. Mientras tanto, no sabemos a qué atenernos, y, por tanto, procuramos evitar cualquier restaurante céntrico, al tiempo no que no podemos dejar de sentir que, como ciudadanos, no tenemos ninguna importancia ante los intereses económicos de los empresarios.

Millet y Montull ingresan en la cárcel, estando condenados, pero pendientes de recurso ante el Tribunal Supremo, a pesar de su elevada edad, por el riesgo de fuga para eludir a la justicia (aquí quiero hacer constar que no estoy en contra de la medida). Pero me llama la atención que el ex Vicepresidente y ex “casitodo”, el Sr Rato, y bastantes más de ciertas tendencias políticas, junto al Sr. Urgandarín, disfruten de libertad, e, incluso alguno  tenga protección, que no vigilancia policial, pagada por todos los españoles, existiendo en muchos casos la misma posibilidad de fuga que la de ahora encarcelados. Dentro de mi proverbial ingenuidad, no dejo de preguntarme ¿Será porque los Srs. Millet y Montull son catalanes?

Resulta frustrante ver el desconocimiento rampante de algunos de nuestros representantes en el Parlamento, y, lo que es peor, que sus partidos los elijan para cometidos donde se ve aún más su ignorancia y su inutilidad para ocupar un cargo público de responsabilidad. En la comisión de investigación sobre la supuesta financiación ilegal del PP, el parlamentario por el P(SO)E, sr. Rallo, tuvo que ser corregido por el Sr. Correa sobre su derecho a no responder a preguntas que, en su opinión, pudiesen auto inculparse, haciendo sentir vergüenza ajena, incluso a los más legos en temas judiciales.

En la comisión citada en el párrafo anterior, llama la atención el “exquisito respeto” de la representante del PP ante la presunción de inocencia del Sr. Correa, cuando este ya se ha auto inculpado.

El último, por ahora, caso que quiero citar, y aquí ya no me puedo escapar a la influencia del Sr. Puigdemont, ya que este desde se exilio y desde la casa por la que se paga la cifra de 4.400 € mensuales de alquiler, pide a los encarcelados (y aquí me permitirán que me guarde mi opinión sobre la legitimidad de la continuidad de su estancia en prisión) que tengan coraje. Sin comentarios, al menos por mi parte.

Y ahora una curiosidad un tanto morbosa: Si la paga del Sr. Puigdemont como parlamentario es de algo más de 2.800€ mensuales, y los gastos fijos de estancia, también mensuales, son tan elevados ¿Quién paga la diferencia? 


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