viernes, 20 de diciembre de 2019

Pero queda bonito




Creo que los gestos son imprescindibles en todos los aspectos de la vida, incluidos, naturalmente, los gestos en política. Sin embargo, estamos en un proceso mundial, al menos en mi opinión, del gesto por el gesto, sin que vaya acompañado de ningún contenido, es decir, un gesto puramente decorativo y estético, carente de cualquier sentido práctico, y que podríamos definir con el horrible neologismo de: “postureo”.

Si tienen alguna duda sobre este aserto solo hace falta fijarse en estos pocos ejemplos que expongo a continuación y que se refieren a España, aunque, sobre todo el primero tienen una repercusión mundial:

1)    COP 25. Tras la renuncia del país que estaba designado para su celebración, y también del elegido como alternativo, España se hace cargo de la organización del citado evento. Hay que reconocer que, a pesar de problemas de tiempo desde la asignación al inicio, organizativamente, y mirándolo desde un aspecto puramente formal, el evento ha resultado un éxito. Sin embargo, ¿Qué contenido efectivo tiene? Juzguen Vds. Mismos: Los cinco países que más contaminan, en total más del 50%, no asisten, o envían representantes de bajo nivel, y, sobre todo, no se comprometen a seguir las directrices que se fijen en esta conferencia. Por otra parte, los acuerdos son de mínimos, y, sobre todo, no hay ningún organismo mundial con autoridad suficiente para que los países, firmantes o no, tengan que cumplir los acuerdos. Sinceramente, ¿Puede creer alguien que todo el despliegue mediático, económico, y organizativo tiene alguna utilidad práctica? Naturalmente, como era de prever, ha sido un fracaso. Pero queda bonito.

2)    El Sr. Casado, líder del principal partido de la oposición, en una mezcla de clamor y lamentación, repetía como un mantra: “Sánchez no se ha puesto en contacto conmigo siendo como soy el líder de la oposición”. Cuando el Sr. Sánchez ya ha sido propuesto formalmente como candidato a formar gobierno (y no con anticipación, para evitar las críticas  que recibió por citar a los líderes políticos antes de ser oficialmente  propuesto), anuncia una reunión con todos los representantes de las formaciones con presencia parlamentaria, y dándoles  prioridad en función del número de escaños obtenidos. Desde el mismo momento de la convocatoria de la reunión, el Sr. Casado anunció a bombo y platillo que no esperara el candidato ninguna concesión por parte del PP. En la reunión y tras de ella confirmó esa postura, y yo, inocente de mí, me pregunto ¿Donde están el patriotismo, el sentido de responsabilidad, y la visión de Estado que exigía su partido al PSOE para lograr la investidura del Sr. Rajoy?, ¿Se habrá enterado que en una DEMOCRACIA debe de haber una alternancia de poder en función de los apoyos recibidos?, ¿Qué eso de: “porque yo lo valgo” sirve solo para artículos de cosmética y no para gobernar? Sus formas de obrar hablan de que no acaba de comprender el funcionamiento de una democracia parlamentaria, pero disfraza su talante totalitario con la defensa de una Constitución mutilada, e interpretada de la forma que le resulta más conveniente. Pero queda bonito.

3)    El caso de C’s es el típico ejemplo de cómo una obsesión personal puede llevar a hacer fracasar un proyecto necesario, y  que podría haber satisfecho las aspiraciones políticas de una parte importante de la sociedad, esa sociedad que se auto denomina  y  se siente centrista (en mi opinión de una derecha muy moderada), y que hubiese servido para despolarizar la vida política. Fracasó, como antes lo hiciesen UCD, CDS y UPyD. Tras el fracaso electoral, el Sr. Rivera tuvo un gesto que le honra, y al que no estamos acostumbrados: Dimitió al asumir como responsabilidad personal el fracaso. Este fue  debido al cariz que dio a la campaña electoral, y a la deriva anterior del Partido. La cara visible actual ha lanzado una propuesta a todas luces inadmisible para los dos partidos preponderantes, en un vano intento de lograr un protagonismo mediático que no fue capaz de lograr en las urnas. Su propuesta no tiene ninguna viabilidad. Pero queda bonito.

Desgraciadamente se llega a una conclusión: No importa la efectividad, lo importante es el: Pero queda bonito


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