viernes, 11 de septiembre de 2020

Creencias Vs. conocimientos

 


Había titulado el escrito como “Fe contra conocimientos”, pero he decidido cambiarlo ya que la palabra fe va, normalmente, unida a religión (cualquier religión) y no quiero, al menos hoy, entrar en temas teológicos.

Definiré primero el significado que les doy a ambos términos.

Empecemos por conocimientos: Son el conjunto de conceptos adquiridos mediante el estudio de materias científicas, tanto sociales como físicas, y avalados por pruebas objetivas.

Por el contrario, las creencias se basan en sensaciones, bien interiores o adquiridas por imitación, o por la aceptación sin ningún tipo de actitud crítica de los conceptos emitidos por personas que dicen estar en posesión de la verdad (con mayúscula) pero que no quieren, ni pueden, aportar ninguna argumentación rigurosa, y, por tanto, testimonios fiables.

Una gran diferencia es que, mientras que el que ha adquirido conocimientos está abierto a cambiar cualquier postulado a causa de unas pruebas que avalen que los primeros daos eran erróneos por defecto de forma o por error al interpretar los datos, el creyente se aferra a su verdad. No le importa que los hechos contradigan sus creencias. No le importa que la evidencia muestren que son falsas. No acepta que los mismos creadores de su bulo digan que se equivocaron y la teoría es falsa. Ellos siguen con sus convicciones.

En la actualidad han surgido con fuerza grupos de creyentes conspiranóicos, también llamados negacionistas, empeñados en negar cualquier tipo de evidencia científica. Para ellos todo es una conspiración para llevar a la humanidad a ser esclavos de un siniestro grupo.

¿Quiénes forman ese grupo? Pues desde los chinos hasta Soros, pasando por Bill Gates.

¿Cómo quieren conseguirlo? Hay también disparidad, ya que, según algunos, es con el caballo de Troya de la tecnología 5G, con vacunas que nos enferman, con la excusa de una pandemia falsa, motivada por un virus inexiste, y por alguna otra trasnochada idea, ya desechada actualmente, como la del microondas o las antenas de telefonía móvil de tecnologías anteriores a la citada 5G. También se ha extendido la creencia de que la tierra es plana, aunque no acabo de ver cómo encaja esto en la malvada conspiración de apoderarse de la tierra.

Curiosamente, muchas de estas creencias, algunas contradictorias, son asumidas por los colectivos negacionistas, constituyéndose así en una colectividad de polinecios.

Para ellos tiene más valor la opinión de un cantante de medio pelo, al que no se le conoce más mérito que el haber tenido hace ya muchos años un dudoso éxito, que la de la Comunidad científica.

Para ver que la teoría del terraplanismo se desmonta sola, basta con subir a una montaña o un avión. Las vacunas habían erradicado enfermedades que habían asolado la humanidad y que actualmente están volviendo a aflorar por culpa de su cerrilidad. Y el coronavirus se puede ver mediante instrumentos ópticos y percibir mediante análisis.

Y a esos polinecios quiero recordarles que, cuando la invención del ferrocarril, otros iluminados vaticinaron miles de muertes entre sus usuarios ya que, según ellos, el cuerpo humano no podía superar una velocidad superior a los 20 

1 comentario:

  1. Los polinecios no merecen palabras mías. Me niego incluso a mencionar sus teorías, ni siquiera para refutarlas. Me aburren mucho.

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