viernes, 14 de mayo de 2021

Trastorno de identidad disociativa


 

Los mortales de a pié, cuando oíamos a alguien decir, al mismo tiempo y sin distancia cronológica, un argumento y su contrario pensábamos que sufría un trastorno de doble personalidad. Los especialistas en el tema lo denominan trastorno de identidad disociativa. Ni soy, ni pretendo ser, un especialista en esos temas (y, desgraciadamente, tampoco en muchos otros), pero pretendo ser lo más preciso que puedo en mis escritos, y por eso he  buscado el termino con el cual se conoce esa disfunción psíquica.

Esta tendencia a diagnosticar en temas en los que se es un completo ignorante está muy generalizada, y debo  reconocer humildemente, que en los últimos tiempos estoy incurriendo con harta frecuencia en dicho error, ya que resultan de todo punto imposible las conclusiones a las que me llevan a algunos mensajes de políticos.

Empecemos con el Sr. Casado, Presidente (¿provisional?) del PP. Se cansó de decir por activa y pasiva que estaba en contra del Estado de alarma y de sus consecuencias, tanto durante el primer confinamiento, como en esta última versión recién finalizada. En el trascurso de esta última, dedicó especial atención al toque de queda, y a los cierres perimetrales de las comunidades. Esta oposición, en la que vertió acusaciones graves contra las medidas del Ejecutivo Central, en contraposición con el resto de partidos de oposición de nuestro entorno geopolítico, puede resultar comprensible, si sus convicciones personales y la voluntad de sus votantes responden a esa actitud. No cabe duda de que, a pesar de que no me guste y no comparta esa actuación, es legal y consecuente con las directrices  políticas del partido, y de su, por ahora, máximo dirigente.

Quizás un  lego en la materia llegaría a tildar su actitud como de una cierta disfunción mental, cuando el propio Sr. Casado manifiesta que el Presidente, Sr. Sánchez, es un irresponsable al no prorrogar el Estado de alerta sanitaria, y  lo cual lleva implícito el fin del toque de queda y el cierre perimetral, acusándole de todas las consecuencias si se produce una quinta ola por esa causa.

Pero la cosa no acaba aquí. Después de su apocalíptico mensaje sobre los males que asolarán al Reino de España debido al fin de las medidas anteriormente medidas expuestas, nos presenta, de forma altruista y por el bien de los tiranizados españoles, las medidas alternativas para la solución para todos los males y consecuencias de la pandemia, y ¡oh sorpresa! no incluyen ni el toque de queda ni el cierre perimetral, y  coinciden en su inmensa  mayoría con las medidas  que  pueden aplicar las Autoridades autonómicas con la situación actual.

Si siempre durante la pandemia ha defendido la co gobernanza, ¿Por qué ahora debería tomar de forma unilateral el Gobierno Central las decisiones? Cómo soy muy bien pensado, no creo que sea con un fin electoralista, y, como no soy versado en psiquiatría o psicología, no puedo decir si existe alguna alteración de la personalidad.

No es sólo el Sr. Casado quién lanza esos mensajes aparentemente contradictorios. El Alcalde de la Villa y Corte, al tiempo que portavoz nacional del PP, el Sr Martínez-Almeida, es otro de los que utilizan el recurso de manifestar, al menos en mi opinión, simultáneamente dos discursos opuestos: Por una parte muestra el más encendido apoyo a los mensajes libertarios, y con regusto ácrata, de su compañera de partido, brillante e indiscutible vencedora de los comicios para acceder a la Presidencia de la  comunidad madrileña. Sin embargo, no duda en matizar y marcar límites a la libertad tras las algaradas etílico-festivas en la ciudad de la que es primer edil.

Tampoco, y dentro de mi candor político, quiero pensar que una cosa es airear soflamas durante una campaña electoral para perjudicar al rival político, y otra  asumir responsabilidades de administrar  y responder por todos los perjudicados por los acontecimientos.

En ambos casos, tomados como ejemplo de múltiples actuaciones, no comprendo el funcionamiento de la mente de algunas personas. No pretendo decir nada entre líneas. Únicamente manifestar que no comprendo su mecánica de actuación.

Moraleja: Si no comprendes, por no ser especialista en la materia, la mente de una persona, no intentes definirla con nombres usados por ellos. Di simplemente que están “turutas”, o si eres de habla catalana, que “están tocats del bolet”.

 


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