viernes, 12 de noviembre de 2021

Iluminados y vacunas


 

Hay voces mal intencionadas, cuando no racistas, y otras plenas de egoísmo y desmemoria que claman contra la inmigración. No voy a hablar del hambre que les arrastra a poner en peligro sus vidas. Tampoco de su huida de guerras producto de intereses bastardos. No mencionaré que la inmensa mayoría de los problemas que les arrastran al primer mundo  son fruto del constante y secular saqueo que sufrieron, y siguen sufriendo, ante la hipócrita mirada de sus explotadores del primer mundo, y de las marionetas de gobiernos que les someten a tiránicas dictaduras, mientras les despojan de sus recursos naturales.

No, no voy hoy a hablar de estos temas, aunque podrían dar materia no solo para este artículo sino para cantidades ingentes de voluminosos tomos.

Hoy, simplemente, voy a hacer unas someras reflexiones sobre la diferencia entre esos lugares y el primer mundo en cuanto a la pandemia.

En tanto que en nuestro mundo se ha comenzado a inocular una tercera dosis a los grupos considerados de riesgo en pro de una posible mayor seguridad, en los países más pobres se desconoce el número de fallecidos por falta de vacunas, dándose el caso que en la India, el mayor productor mundial de medicamentos genéricos, y de donde proviene un numero de las vacunas que estamos consumiendo, no hay vacunas y ni viales suficientes para inmunizar a sus propios ciudadanos.

Mientras los muertos ya se cuentan allí por millones, los del llamado primer mundo continúan acaparando dosis, y discutiendo a la baja los importes que se deben transferir para frenar la pandemia, con una visión torpe y mezquina del problema, pues mientras no se inmunice a la mayor parte de la humanidad, los países que no puedan hacerlo se convertirán en criaderos de de coronavirus, y éste, como todos los virus, mutará. Hasta ahora, se está teniendo suerte, y todas las cepas nuevas sucumben ante la vacuna en mayor o menor grado. Pero, ¿Será siempre igual? ¿Surgirá una nueva cepa resistente a la vacuna? ¿Tendremos que empezar el proceso otra vez?

Por último, no quiero dejar de mencionar a la fauna de diversa índole que se niega a vacunarse, y sus “científicos” planteamientos Entre los que destacan los siguientes:

a)    Negacionistas Niegan que exista una pandemia, y manifiestan que todo es un montaje organizado por diversas razones, entre otras la económica. La pregunta que se les podría formular, si les funcionara alguna neurona, sería: ¿Los millones de muertos en todo el mundo han sido para fomentar la teoría conspiratoria? ¿O por sugestión al creer que el virus podía tener consecuencias mortales?

b)    Antivacunas. Unos niegan la eficacia de las vacunas en general. Su estupidez y falta de rigor es tan manifiesta que no merecen ni tan siquiera el esfuerzo de replicarles, ya que no serían capaces de comprenderlo. Otros niegan, sin ninguna base, como no sea la especialización en virus, vacunas, y epidemias adquirida en las redes sociales, la eficacia de estas vacunas en concreto. Algunos más desconfían de la rapidez en desarrollar la vacuna, ignorando que los investigadores han tenido en este caso unos medios materiales y humanos que no se han tenido en otras investigaciones.

c)     Libertarios. En cierto modo podría estar de acuerdo con ellos, creo que cada uno tiene derecho a suicidarse como crea más convenientes. No obstante, su posición no es en absoluto libertaria. El imponer su voluntad a la libertad del resto de personas es, simple y llanamente, nazismo.

d)     Sinvergüenzas. Van de “listillos”. Creen en la eficacia de la vacuna, pero esperan a la llamada “inmunidad de rebaño” para lograr los beneficios de la vacuna, pero sintiéndose a salvo de los posibles efectos secundarios. Unas verdaderas “joyas”.

¿Quién no conoce a algún representante de esta fauna, que, además, cree que está en posesión de la verdad?

 


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