viernes, 5 de mayo de 2023

Antes de… (2/2)

 

… Continuación

En 1776 el escocés Adam Smith escribió La Riqueza de las Naciones que, generalmente, se ha considerado como el primer tratado de Economía, y, generalmente, es conocido también como el inicio de los errores en los análisis y predicciones de los economistas.

Adam Smith y la caterva de sus seguidores, se basan en que el MERCADO por si sólo buscara el equilibrio entre la Oferta y la Demanda, y que cualquier intervención ajena tenderá a desequilibrar la situación. Esta escuela económica es conocida como Liberalismo, como es sabido por todos.

Lo que ya no parece tan conocido es que desde el primer momento en que se intentó llevar a la práctica fue un fracaso, puesto que, en vez de equilibrarse la balanza entre las fuerzas opuestas, se acentuaba el desequilibrio.

Esta teoría tan atractiva, y reiteradamente renacida de sus cenizas a lo largo del tiempo, se basa en una premisa falsa, y para describir el error no voy a utilizar complejos argumentos o complicadas fórmulas matemáticas. Permítanme utilizar un ejemplo fácil de visualizar mentalmente. Tomemos el típico columpio constituido por una larga barra que puede oscilar sobre un punto central a modo de fulcro de una palanca. Si en cada extremo se sientan dos personas de peso parejo, no cabe duda que el columpio se equilibrará. Pero si el peso de la persona de un extremo es de 100 Kg., y el de la persona del otro extremo es de 50 Kg., a no ser que se lastre al de menor peso o se varíe el punto de apoyo, jamás se llegará a la situación de equilibrio deseada.

En todos los países en los que rige una Economía de Mercado, el liberalismo es la base en la cual descansa su sistema económico. No es, por ahora, un liberalismo a ultranza, sino con una intervención del estado en menor o mayor grado.

Esta situación comenzó a variar con la debilidad y posterior colapso de la Unión Soviética, y coincidió con  la aparición de la Escuela De Chicago que lideraba Milton Friedman y que preconiza la total exclusión de intervención en las relaciones del Mercado. Fue llevada a la práctica, por ejemplo, por la dictadura militar de Argentina con el resultado de todos conocido del aumento de la brecha social.

El Neo liberalismo es el nexo común de la Extrema Derecha internacional que está emergiendo en todo el orbe, cuya cabeza visible es el ex Presidente de EE.UU. Donald Trump, que, fomentando nacionalismos xenófobos y magnificando la inseguridad ciudadana, crea un caldo de cultivo ideal para el desarrollo de esta ideología.

Mientras fomentan unos espurios valores patrios, “olvidan” convenientemente que su neo Liberalismo es contrario a cualquier medida social. Aquí se incluyen: políticas sanitarias, educativas, pensiones, vivienda y  una larga lista de medidas de carácter social, incluidas medidas fiscales, tendentes a paliar la enorme brecha social existente. Medidas que la extrema derecha española tilda de comunistas-bolivarianas.

Comprendo que los grandes empresarios apoyen esas posiciones, siempre lo han hecho en defensa de sus intereses, o que las grandes empresas constructoras estén en contra de políticas de viviendas sociales que minan sus beneficios.

Conclusión: la salvaguarda de unos fuertes intereses económicos puede hacer comprensible la defensa de esta doctrina económica ¿Pero cómo se puede calificar a alguien que necesita de un sueldo (o pensión) con carácter estable, de una vivienda, y de todo lo que conlleva el llamado Estado del Bienestar y vote a un partido que preconice el neo Liberalismo? ¿Masoquista?


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