martes, 11 de julio de 2023

¿No hay nadie?

 



La Sra. Guardiola, en su calidad de candidata a la Presidencia de la Comunidad Autónoma de Extremadura al ser la cabeza de la lista más votada en dicho ámbito geográfico, expuso las razones por las cuales una persona con valores éticos y democráticos, e, incluso morales, no podía en modo alguno compartir opciones de gobierno con un partido que negaba la existencia de la violencia de género y menospreciaba a los emigrantes.

La Sra. Guardiola midió mal el alcance de sus declaraciones, y, para respetar el beneficio de la duda, pecó de ingenua.

No supo calibrar las ansias de poder de los dirigentes de su partido, capaces de sacrificar cualquier atisbo de honestidad democrática (y de sentido común) con tal de estar al frente de las instituciones y sin importarles lo más mínimo si están defendiendo sus postulados políticos de los que tradicionalmente han enarbolado o los contrarios.

En esta tesitura, la Sra. Guardiola ante las presiones recibidas de su propio partido, que, no olvidemos, fue quien la puso en ese lugar, accedió a las exigencias.

Una persona digna, al verse desautorizada, especialmente si es en sus valores más profundos, se retira. Si alguien defiende unos valores en tanto no le perjudiquen, creo que no es necesaria definición alguna, se define por si sola. En el primer caso digna compañera de D. Pedro Crespo, en el otro de D. Groucho Marx al hablar de principios.

A pesar de su repercusión mediática, este es un simple caso de alguien al que se le calienta la boca, y dice lo que no quiere decir, y, sobre todo, no tiene la gallardía de mantener.

Lo verdaderamente preocupante es la deriva política que está desarrollando el PP, y en las contradicciones programáticas causadas por las líneas impuestas, de manera coercitiva, por la extrema derecha.

No voy a dirigirme a todos aquellos dirigentes y mascarones de popa, que, si alguna vez tuvieron principios e ideología, la pisotean por una parcela de poder.

¿Dónde están esos que se auto proclaman garantes de la Constitución y no dudan en aliarse con los que niegan su esencia autonómica?

¿Dónde se esconden aquellos y aquellas que se decían feministas y que ahora no se rebelan contra sus compañeros de viaje que niegan la violencia de género?

¿Adalides de la libertad? ¿Qué libertad? ¿La de tomar cervezas en una terraza en plena pandemia? O ¿la de restaurar una ominosa censura de corte franquista a la creación cultural?

A los títeres colocados en puestos políticos ejerciendo de negacionistas subvencionados por la industria petrolífera que se empeñan en negar el cambio climático, cuando se ve el retroceso de forma acelerada de los glaciares en todo el planeta. Sí, esos que, a modo de burla a la inteligencia humana, proponen como solución una maceta en la ventana.

A esos mercenarios de la moqueta y el poder no les voy a pedir nada ya que han prostituido el noble oficio de la POLÍTICA por el chalaneo de unas parcelas de poder. Con ellos, es perder el tiempo. Les ciega la ambición.

Me dirijo para hacerles unas preguntas a los afiliados de base, a los que no aspiran a ninguna prebenda, a los que están de acuerdo con los postulados políticos de los estatutos del partido. Las preguntas las hago extensivas a los simpatizantes y votantes del PP que son demócratas por convicción:

A)     ¿Aceptan de buen grado, como hacen los dirigentes, el chantaje programático que está realizando Vox?

B)     ¿Consideran que se pueden ignorar los derechos humanos del colectivo LGTB con tal de llegar al poder?

C)      Siempre, pero especialmente en esta semana en que han sido asesinadas cuatro mujeres por el hecho de ser mujeres ¿Se puede cuestionar que la violencia de género existe?

D)     ¿Se puede creer a los que hablan de libertad y censuran la cultura?

E)      ¿No se sienten traicionados en sus ideales por la deriva que ha tomado su partido?

F)      Por último y a modo de resumen ¿Se puede ser demócrata y votar a este PP?

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario