Este verano pasado, en el glaciar suizo de Tsanfleuron
aparecieron los cadáveres momificados, y completamente conservados de Marcelin
y Francine Dumoulin desaparecidos. La última vez que se les vio se iban a
ordeñar sus vacas en un prado cercano, en el estío de 1942. La pareja era
residente de la zona donde aparecieron congelados sus restos.
Dado que nunca he demostrado
demasiado interés en temas de cadáveres congelados, a alguien de los/as que habitualmente
leen mis escritos puede parecerle extraño mi comienzo. Pero, si tienen la
amabilidad de seguir leyendo, verán que soy coherente con temas anteriores, y
que no abandono mi leitmotiv.
En los últimos años la energía
ha elevado su precio en un 70%. Mientras, por el rubor que me causa, no
mencionaré el incremento porcentual de las pensiones por jubilación, situación que
ha provocado que la pobreza energética se haya disparado de forma
estratosférica entre los que componemos la tercera edad.
Por otra parte, el PP y su
Gobierno, solos o en compañía de C’s, y con la inestimable colaboración del
Tribunal Supremo, han conseguido desmontar todos los proyectos para
contrarrestar los efectos que acarrea la llamada pobreza energética, y que se
han propuesto en las comunidades autónomas no gobernadas por dichos partidos.
Cierto es que el Gobierno ha
elaborado un plan social, al que las compañías eléctricas ya han presentado
recurso. Pero dicho plan tiene tantos defectos y errores que, en realidad, no
palía las dificultades para afrontar el
pago del suministro. Sin contar que, con el tope en la potencia que permite dicho abono, no se puede calentar una
casa.
Esta situación puede ocasionar
un grave problema al PP, ya que su mayor caladero de votos está comprendido
entre los/as votantes mayores de 65 años, y, si se mueren por congelación,
difícilmente podrán votarles. Aunque ya tenemos precedentes de votantes zoombis
en las casas regionales existentes en algunos países de Sud América.
Y ahora es cuando entran en
acción los Dumoulin, ya que para ellos sería providencial mantenernos en un
estado letárgico, y con el aspecto exterior de la pareja suiza para no alarmar
a las almas biempensantes de los afiliados y simpatizantes de edades más
jóvenes. Todo ello producido por el frio, y de modo que sólo nos permitiera movernos,
aunque fuese de forma pausada, hasta los colegios electorales en las fechas de
elecciones, y que, por supuesto, sólo se celebrarían en verano cuando el
sol podría revitalizarnos, previo pago del correspondiente impuesto del sol.
Los experimentos para esta nueva
fase vital (pero poco) comenzarían después de las próximas elecciones, por si
sale mal el experimento y pierden muchos votantes de golpe, ya que después tendrían cuatro años para recuperarse.
Por tanto, o mucho me equivoco, o
a partir de los próximos comicios tendremos recortes drásticos en las pensiones,
y continuará progresando adecuadamente el precio de la energía. Y, mientras
tanto, los de siempre pasaremos a un estado de hibernación, y si aumentan las
defunciones siempre será un alivio para las arcas públicas al ahorrarse el pago
de la pensión.