Mientras
la derecha española vive sus días de vino y de rosas, sólo interrumpida por
breves y superficiales disputas, más semejante a pequeños escarceos de
enamorados, la izquierda, y permítanme que aquí incluya al P(SO)E, se asemeja
más bien a una pareja veterana, desavenida, tirándose los trastos, y en plenos
trámites de separación.
Vamos a
ver uno por uno el remedo de crónica rosa que resulta ser la actividad interna
de los diferentes Partidos políticos.
El PP
es feliz: su adalid no tiene rivales; nadie le disputa su hegemonía; puede
hacer lo que mejor sabe, sentarse a descansar y esperar que los problemas se
resuelvan solos. Al fin y al cabo, eso le ha funcionado y parece, según las
encuestas, que le sigue funcionando. Cierto que hay alguna ligera nube, como la
aparente rivalidad entre las Sras. Cospedal y Saenz de Santamaría, que en
Baleares el sr. Bauzà quierainiciar la reconquista o que el Sr. Aznar haya
tenido un ataque de divismo, pero son cosas sin importancia. Lo único que en
cualquier país democrático podría acabar con su plácido nirvana son los casos de
corrupción, pero ya se sabe, éstos no pasan factura en las urnas, antes bien,
parece que dan réditos electorales.
C’s
vive feliz en su onanismo, inducido por su fantasía de dirigir al PP.
Lo del
P(SO)E es un poco de traca: con una candidata in pectore que amaga, pero no
define su posición; con medio partido a favor y el resto en contra; con una
promesa de que quedarse en Andalucía,
donde fue elegida para Presidenta Autonómica, pero que parece que se le
queda pequeño el cargo; con un ex que parece como si usase un mal desodorante
de los que abandonan, ya que se está quedando sin los apoyos que llego a tener,
que no consigue nuevos y que tiene a todas las “vacas sagradas” del partido en
contra; con otro postulante con muy buenas palabras, pero que no sabe todavía cuál
será la postura que adoptará en relación
con él la Sra. Diez, favorita para los gerifaltes del partido; y, por último, con
una Gestora que intenta prolongar su gestión más allá de lo necesario, y que,
dada su posición, está favoreciendo a la placidez con la que gobierna el PP.
Lo de
Podemos ya no se puede tachar de género
romántico. Es más bien un híbrido de vodevil y culebrón, donde se entremezclan,
amores y desamores, traiciones y rencores, expulsiones y ceses. Pero que nadie
crea que es sólo en el ámbito nacional, como muestra la situación de Baleares,
donde la Presidenta del Parlament se aferra a un cargo para el que la propusieron los que
posteriormente la expulsaron, y ahora se mantiene con los trapicheos del PP.
Por su
parte IU vive en un limbo brumoso tras sus múltiples escisiones y abandonos,
contemplando cómo dos facciones de Podemos lo usan cómo arma arrojadiza para
defender su modelo de formación.
Viendo
las diferentes situaciones entre los partidos de derecha y los partidos de
izquierda, más el P(SO)E, creo que el cainismo, las desavenencias internas, las
rivalidades entre las diferentes opciones de buscar la justicia social están
escritos en el ADN de todo el espectro que se mueve en la izquierda de la
sociedad
Publcado en El Periscopi el 20 01 2017