Los dos partidos tradicionales, tan
enfrentados dialécticamente, están realizando la misma labor y usando la misma estrategia, y lanzan
mensajes semejantes: Básicamente, que aseguran que son contrarios a unas
terceras elecciones, y que si estas se llegasen a celebrar, la culpa sería de
los otros.
Ambos mantienen posturas irreductibles.
El PP afirma que ha ganado las elecciones por ser el partido más votado, y que
por eso tiene el derecho a gobernar, sin contemplar ninguna otra opción, y a
pesar de que más del 50% de los votantes no les haya elegido.
El PSOE, por su parte, sabe que ha
perdido las elecciones, que ha obtenido los peores resultados de su historia,
pero considera un éxito haber quedado por delante de Podemos. Estos resultados
vienen dados teniendo que competir con un partido trufado de casos de
corrupción de múltiples de sus dirigentes y del propio partido en sí. Si no han
sabido sacar provecho de las facilidades
dadas por sus rivales, e incluso empeoran los resultados, creo que se merecen
la pérdida de confianza de sus votantes. Por no hablar de los casos de presunta
corrupción en el caso de los ERES de Andalucía (aunque no estoy seguro que
influyan, vista su incidencia en el PP y en la antigua CDC).
¿Qué hacen estos partidos para “evitar”
las terceras elecciones?
El PP firma un pacto anti corrupción con
C’s, paladín de la regeneración política. Pacto un tanto peculiar ya que
redefine la corrupción, y en el que, para resumir, llaman corrupción a aquellas
prácticas contrarias a la ley en las que aún no se ha visto implicado ningún
miembro del PP, y que resulta algo dudoso que en algún momento cometan. Un caso que podría ser significativo de esa presunta corrupción sería:
el atraco a un kiosco de la ONCE a las 3.45 a.m., y siempre que fuese armado con un kalashnikov dorado. Los cargos del PP que
se podrían ver implicados y tener que dimitir de todos sus cargos estarían
comprendidos entre edades inferiores a los tres meses o superiores a 135 años.
Incompresiblemente para ellos, el resto de formaciones políticas no estuvieron
de acuerdo con algunos puntos de la redacción del acuerdo y votaron en contra
de la investidura de D. Mariano, pero ellos, inasequibles al desaliento,
continúan insistiendo.
EL PSOE, por su parte, se ha puesto a
hablar con todos los partidos ¿De política? ¿Con vistas a una nueva posible
mayoría? ¿Del tiempo? Ha trascendido que han dicho no al Sr. Rajoy si este
intenta una nueva investidura. Pero ¿No se lo habían dicho públicamente en el
Congreso? Bueno, quizás es que piensen que D. Mariano es duro de oído. Con
Podemos y C’s deberíamos suponer que era para, de algún modo, buscar una
fórmula viable para poder llegar a establecer un acuerdo para la formación de
un gobierno. Pero, tanto el Sr. Sánchez como su partido, dicen que no tienen intención de formar una
nueva mayoría (o minoría con acuerdos puntuales) para poder gobernar ¿De qué hablaron? Ahora se ha sabido que va a
haber una nueva reunión con Podemos. Pero en este caso, el que se queda
descolgado es el Sr. Garzón, que dice que está dispuesto a aunar esfuerzos con
fuerzas progresistas para la formación de un gobierno ¿Con quién? ¿Lo ha
soñado? A la vista de los hechos, cabe pensar que D. Pedro Sánchez estaba
aburrido, y, aprovechando que tiene tarifa plana en el teléfono, se ha dedicado
a charlar con los colegas, y que los medios han aprovechado para intentar
vender un diario más, y que los contertulios de las diferentes televisiones
tuvieran algo de que habar.
A todas estas, tanto la perdiz como los
ciudadanos estamos mareados como si nos hubiésemos bebido toda la producción de
La Mancha y resto de las denominaciones de origen.
Publicado en El Periscopi el 16 09 2016
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