El Sr. Biel Company,
presidente del PP de les Illes Balears, a raíz de la propuesta de Unidos
Podemos de subir impuestos a “los que más tienen”, muestra sus reticencias en
unas declaraciones en las que afirma: “la subida de impuestos está en el ADN de
la izquierda”, y muestra, además, su “preocupación ante posibles despilfarros”.
Y, quién lo iba a decir, estoy de acuerdo con sus palabras, aunque me temo que
nuestras valoraciones sobre esa hipotética subida de los impuestos son muy distintas.
En primer lugar, mi
reticencia no es por la subida en sí, es más bien por sus escasas posibilidades
de llegar a buen fin. Por una parte, porque la iniciativa, ha partido de Unidos
Podemos, y es bien notoria la renuencia de aceptar, por parte del Sr.
Sánchez, cualquier iniciativa surgida
del grupo morado. Por otra parte, una medida de ese tipo tiene un componente
ideológico de izquierdas que dudo pueda ser aceptado por una parte importante
del P(SO)E.
También estoy de
acuerdo en que los impuestos están en el ADN de la izquierda. Unos impuestos
directos, progresivos, y proporcionales a la renta percibida son básicos para
la distribución de la riqueza, y para fomentar un “Estado de Bienestar”. Pero
no creo que esa distribución de la riqueza y ese fomento de los beneficios
sociales entren dentro de los objetivos de los neoliberales que ahora priman en
casi todas las corrientes ideológicas. Corriente de opinión que, no por
casualidad, comparte, al menos de momento, el Presidente autonómico del PP.
Me uno a su
preocupación por el despilfarro, y también lo rechazo. A pesar de que el D.R.E.
hace una descripción muy precisa, como se puede comprobar aquí,
vuelvo a pensar que no coincidimos en los conceptos.
Para mí, son despilfarros: las obras faraónicas sin ninguna utilidad pública, y
que solo sirven para justificar las comisiones, o el egocentrismo de su
impulsor, o ambas cosas al mismo tiempo. Por poner unos pocos ejemplos, ya que podría
citar multitud: el ascensor a ninguna parte en el Velódromo de Palma, la maqueta de coste millonario para un Teatro
de la Ópera en esta misma ciudad, los aeropuertos sin tráfico de Castellón o
Ciudad Real, o la Ciudad de la Justicia de Madrid. O, en otro orden de medidas,
la construcción de autopistas inviables
y su rescate posterior, dejar que prescriban las deudas de los bancos que fueron rescatados con dinero público o…
Sin embargo, la distribución
de la riqueza no es, en mi opinión, un despilfarro, es una forma de hacer una
sociedad más justa. El aumento de los salarios y de las pensiones no es un despilfarro,
antes bien es una posibilidad de aumentar la riqueza, al fomentar el consumo, lo
que, a su vez, fomenta la producción de forma que la espiral se auto alimenta. No es una idea
trasnochada de un izquierdista, es la base en que se fundamentó John Maynard
Keynes, que tanto contribuyó a evitar un
nuevo crack económico al acabar la producción masiva de armamento al
finalizar la II Guerra Mundial.
Pero esas teorías
no están caducas como nos han intentado hacer creer los apóstoles del neo
liberalismo. Las teorías Keynesianas, con los ajustes necesarias, debido a lo
cambiante de la sociedad y a las nuevas tecnologías y a los nuevos sistemas de
producción, han sido aplicadas en Portugal, que padeció la crisis aún de forma
más virulenta que España, ya que a ellos se les tuvo que hacer un rescate de la
economía nacional, y a nosotros solo del sistema financiero.
Hoy ambas naciones
han salido oficialmente de la crisis, pero en nuestro país la brecha salarial,
los recortes sociales, y la precariedad se han ahondado. Mientras que en
Portugal han conseguido una sociedad más igualitaria.
No voy a insultar a
la inteligencia y por eso no preguntaré ¿Qué ventaja tiene el sistema neoliberal
y su reducción de impuestos? ¿A quién beneficia esa política económica?
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