En matemáticas el centro es un punto, por tanto, es
intangible. Sin embargo, en política es un espacio más o menos disperso, con
una cierta amplitud hacia la derecha o la izquierda. Los que se manifiestan de
esa posición suelen ser personas con poca formación política, y, por tanto, carentes
de ideología, y con poco sentido analítico.
No pretendo que esta opinión, que, como todas las genéricas, resulta
cuestionable, sea una verdad indiscutible, es solo mi impresión personal.
Lo que sí que resulta incuestionable, a través de
nuestra breve historia después de la muerte del Dictador, es que el partido que
ha logrado proyectarse con mayor fortuna en ese hipotético centro y la aceptación de sus mensajes por parte ese electorado es el que ha triunfado en las
urnas.
Todos los partidos que han gobernado en España han proclamado:
“Nosotros somos el centro, y gobernaremos para ese centro”. No importaba si ese
mensaje era real o no, lo importante era decirlo con un poder de persuasión para
que convenciese a la gente a la que iba dirigido.
Inexplicablemente, al menos para mí, los partidos
que se proclaman de centro, más o menos escorados a la derecha, parece que se
hayan decidido a renunciar su imagen centrista
para radicalizar su postura y disputarse los votos de la derecha más
conservadoras del país. Me da la impresión de que buscan con más ahínco los
votos de Vox que los de ese tan citado centro.
¿En qué me baso para hacer estas afirmaciones?
Pongamos solo para no agobiar, dos cuestiones:
a)
Migraciones: Tanto el PP de
Casado como el C’s de Rivera mantienen
un discurso sobre este tema fácilmente comparable con los partidos xenófobos, y
de extrema derecha europea como la Liga Norte italiana de Matteo Salvini, o como la del Frente Nacional
francés de Marie le Pen. Leyendo los argumentos de cualquiera de ellos resulta imposible adivinar
a quién de esos personajes o esos partidos se pueden atribuir. Las dos
formaciones mantienen posiciones completamente alejadas en este asunto a los de
sus supuestos correligionarios Merkel o Macron
b)
Catalunya: Parece como si los dos
partidos del teórico centro-derecha española rivalizaran para ver quién de los
dos es más intransigente y menos proclive a llegar a un acuerdo. La cerrilidad
de judicializar el tema, evitando cualquier asomo de dialogo político, ha
llevado a una posición de enfrentamiento y al cierre de cualquier puerta de
entendimiento. El llamamiento a boicots, las represalias, y todas las
actuaciones tendentes a evitar un Catexit se han llevado de tal forma que tanto
el PP como C’s se han convertido en una fábrica de producción masiva de
independentistas. Esa radicalidad está, al menos aparentemente, fuera de lo que
por su posición, en teoría alejada de los extremos, debería ser la más proclive
a llega a encontrar soluciones. Por otra parte, no olvidemos que en la parte
opuesta está liderando la posición un partido también supuestamente centrista que
está instalado en una posición de intransigencia total.
¿Tantos
votos da la xenofobia como para despreciar la declaración los Derechos Humanos?
¿Tantos
votos dan el empecinamiento y la sinrazón a los dos bandos enfrentados?
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