viernes, 31 de agosto de 2018

¿Dónde me pierdo?




En matemáticas el centro es un punto, por tanto, es intangible. Sin embargo, en política es un espacio más o menos disperso, con una cierta amplitud hacia la derecha o la izquierda. Los que se manifiestan de esa posición suelen ser personas con poca formación política, y, por tanto, carentes de ideología, y con poco sentido analítico.  No pretendo que esta opinión, que, como todas las genéricas, resulta cuestionable, sea una verdad indiscutible, es solo mi impresión personal.

Lo que sí que resulta incuestionable, a través de nuestra breve historia después de la muerte del Dictador, es que el partido que ha logrado proyectarse con mayor fortuna en ese hipotético centro y la aceptación  de sus mensajes por parte  ese electorado es el que ha triunfado en las urnas.

Todos los partidos que han gobernado en España han proclamado: “Nosotros somos el centro, y gobernaremos para ese centro”. No importaba si ese mensaje era real o no, lo importante era decirlo con un poder de persuasión para que convenciese a la gente a la que iba dirigido.

Inexplicablemente, al menos para mí, los partidos que se proclaman de centro, más o menos escorados a la derecha, parece que se hayan decidido a renunciar  su imagen centrista para radicalizar su postura y disputarse los votos de la derecha más conservadoras del país. Me da la impresión de que buscan con más ahínco los votos de Vox que los de ese tan citado centro.

¿En qué me baso para hacer estas afirmaciones? Pongamos solo para no agobiar, dos cuestiones:

a)      Migraciones: Tanto el PP de Casado  como el C’s de Rivera mantienen un discurso sobre este tema fácilmente comparable con los partidos xenófobos, y de extrema derecha europea como la Liga Norte italiana de Matteo  Salvini, o como la del Frente Nacional francés de Marie le Pen. Leyendo los argumentos  de cualquiera de ellos resulta imposible adivinar a quién de esos personajes o esos partidos se pueden atribuir. Las dos formaciones mantienen posiciones completamente alejadas en este asunto a los de sus supuestos correligionarios Merkel o Macron

b)      Catalunya: Parece como si los dos partidos del teórico centro-derecha española rivalizaran para ver quién de los dos es más intransigente y menos proclive a llegar a un acuerdo. La cerrilidad de judicializar el tema, evitando cualquier asomo de dialogo político, ha llevado a una posición de enfrentamiento y al cierre de cualquier puerta de entendimiento. El llamamiento a boicots, las represalias, y todas las actuaciones tendentes a evitar un Catexit se han llevado de tal forma que tanto el PP como C’s se han convertido en una fábrica de producción masiva de independentistas. Esa radicalidad está, al menos aparentemente, fuera de lo que por su posición, en teoría alejada de los extremos, debería ser la más proclive a llega a encontrar soluciones. Por otra parte, no olvidemos que en la parte opuesta está liderando la posición un partido también supuestamente centrista que está instalado en una posición de intransigencia total.

¿Tantos votos da la xenofobia como para despreciar la declaración los Derechos Humanos?

¿Tantos votos dan el empecinamiento y la sinrazón a los dos bandos enfrentados?


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