viernes, 20 de noviembre de 2020

¿Lo sabrán? (1)


Muchas veces, en realidad casi siempre, me pregunto si en el PP se vive en otra galaxia, o es, implemente, que ocupan una dimensión a la que buena parte del resto de los mortales no podemos acceder, al igual que ellos no pueden acceder a la nuestra. Podríamos decir que son dos dimensiones paralelas, que podemos vernos, pero no hay posibilidad de comunicación.

No voy a hablar de las “mangarrufas”, ya que en esa senda discurren también otros colectivos, aunque con menor asiduidad y profusión, ya que, si la Justicia no está contaminada en exceso, determinará responsabilidades en estos casos.

Esta vez, quiero referirme a sí conocen los principios más elementales que constituyen los fundamentos de la democracia en este planeta, y en el tiempo actual.

En principio, creo que es fundamental conocer que la soberanía pertenece al pueblo soberano, y que cualquier poder dimana de él. Por tanto, la llamada “Voluntad divina”, o la “Gracia de Dios” deben quedar circunscritas al ámbito privado, y no al político.

De ahí que los elegidos por el pueblo son los que tienen que gobernar, y los no favorecidos con las elecciones deben saber hacer oposición, pero sin boicotear la acción del gobierno. Si así lo hacen, no se están oponiendo al Gobierno. Se están oponiendo a las decisiones del pueblo. Lo cual es una prueba evidente de que no creen ni respetan la democracia representativa.

Todas las formaciones electas tienen detrás a una parte del pueblo, en mayor o menor medida. Por tanto, aunque no gusten y no se conecte con su ideología, e, incluso, aunque esta sea totalmente contraria, se ha de respetar siempre que cumplan las reglas democráticas, es decir, que hay que respetarlos porque reflejan la voluntad de una parte del pueblo; lo cual no es óbice para combatir sus ideas, pero siempre con respeto a las normas democráticas.

La cuestión se basa fundamentalmente en: si se cree en la democracia verdaderamente, o sólo y exclusivamente cuando esta coincide con los propios intereses.

Una vez enunciadas las reglas básicas del juego democrático, vamos a ver algunos ejemplos de actuaciones del PP, que se define como un partido democrático, y que yo no dudo que no lo sea, pero la cuestión es en que dimensión puede serlo.

Se opone frontalmente a los PGE, pretendiendo que continúen prorrogados los que formularon ellos, con una ideología y unos fines determinados, a pesar de que esa ideología y esos fines han sido derrotados en las urnas.

Pretende que sigan en vigor unos PGE formulados en una situación económicas completamente distinta, y que, al no existir entonces, no podía contemplar la pandemia y sus circunstancias socio económicas

Aquí se pueden formular varias preguntas:

¿Es esta una posición respetuosa con las nuevas mayorías elegidas por el pueblo?

¿Es una situación posición coherente con la situación en la que nos encontramos en la actualidad causada por el Covid19?

¿Son los PGE que pretenden prorrogar una herramienta útil para combatir una situación socio-económica, no solamente de nuestro país, sino global, ante la cual las autoridades económicas mundiales han variado su postura, dejando de preconizar los recortes que inspiraron esos PGE?

Estas preguntas tienen la misma respuesta: “En su Galaxia es posible, pero en esta indiscutiblemente no”.

Si vivieran en nuestro planeta, y pretendieran ser verdaderamente democráticos, aceptarían que no gobiernan, que no pueden imponer sus tesis mediante bloqueos que en modo alguno benefician al país, y tratarían de ser constructivos, intentando consensuar algunas proposiciones que mejoraran la propuesta del PGE, en vez de plantear una serie de más de mil enmiendas, imposibles de sacar adelante, y presentadas con el único afán de bloquear al máximo la cuentas del Estado.

De sus “amistades” democráticas y de su posición en el tema de la renovación del Consejo General del Poder Judicial hablaré más adelante


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