Al debate cara a la galería, que en mi opinión solo
sirve, para lucirse en unos pocos casos y en los más hacer el más clamoroso
ridículo los dirigentes políticos de los distintos partidos, se le llama:
Debate del Estado de la Nación.
Sin embargo si nos referimos al verdadero estado de
la nación, nos deberíamos referir al estado de los ciudadanos de una nación.
Para definir
en una palabra cual es el estado actual de los ciudadanos y ciudadanas del
conjunto de nacionalidades y regiones que actualmente componen el estado
español, la palabra sería: cabreado. Ya
sé que es un vocablo malsonante, pero creo que no hay otro más definitorio.
Los ciudadanos y ciudadanas están (estamos) hartos
de la corrupción aunque algunos incomprensiblemente no piensan castigarles en
las urnas, están (estamos) hartos de las tropelías de la monarquía, yerno e
hija incluidos. Hartos de que el gobierno de la nación nos mienta, de sus
brotes verdes, de sus purgas ideológicas, de las leyes que restringen las libertades,
del cinismo del Sr. Wert, de la prepotencia del Sr. Montoro, del cinismo de la
Sra. Mato, de la estupidez de la Sra. Bañez, del sectarismo religioso del Se
Gallardón, de la supina estupidez del PP Balear resolviendo en votación que no
existen Els Països Catalans, su cerrazón en la imposición del T.I.L. sus
ataques a la lengua y cultura propia. Pero la lista sigue, jubilados, afectados
por las preferentes, parados insultados
por la Vice presidenta del Gobierno, familiares de desaparecidos en la guerra incivil,
docentes, sanitarios, funcionarios y una interminable lista de colectivos
agraviados.
Pero no pensemos que solo se dedican a crispar y
cabrear al personal los distintos gobiernos, nacionales, autonómicos y
municipales, la guinda o el remate, la han puesto los hoteleros que a falta de
unos meses para empezar a discutir el convenio de hostelería y tras dos
temporadas record de afluencia de turismo, anuncian que quieren congelar los
salarios.
¡Y así seguimos!
Publicado en El Periscopi el 13 12 2013