A muchos de los llamados líderes, y de
los barones y baronesas del PSOE, se les llena la boca diciendo más o menos lo
siguiente: “Ahora lo principal es España y después el Partido”. Y,
sinceramente, creo que mienten. Mienten descaradamente. Mienten con la
impunidad que les da el creer en la fragilidad de memoria de su electorado. Mienten
en su afán de mantener su triste cosecha de escaños. Mienten por pensar que: “Lo
importante es ahora, los que vengan detrás que se las arreglen”. Mienten por
decirnos que van entregar el poder a un partido para asegurar la estabilidad a
España. Un partido al que se está juzgando por el caso Gurtel, de momento en
una pieza separada. Un partido que tiene pendientes de juzgar a infinidad de
sus antiguos dirigentes, imputados (investigados) en los casos Taula y Púnica y
Velódromo, entre otros. Un partido que tiene pendientes de sentencia a
distintos ex dirigentes por el caso Noos. Un partido que ya tiene un ex
Ministro y ex Presidente autonómico, y a un ex Presidente de Diputación
condenados en firme. Un partido que, supuestamente, entregaba a sus alcaldes un
Power Point explicativo de la forma de financiarse ilegalmente. Un partido que…
Pues bien, a ese partido, al parecer
pretende darle el PSOE el gobierno de España, en un alarde de lo que ellos
llaman sensatez y responsabilidad política.
Pero creo que somos muchos los que a esa
conducta le llamamos hipocresía; le llamamos egoísmo por mantener sus sillones;
le llamamos servidumbre para mantener abiertas las puertas giratorias; le
llamamos temor a que en unas hipotéticas terceras elecciones obtengan aún peores
resultados, y, sobre todo, terror a abrir un diálogo que pueda abordar el tema
de la organización territorial y política, y buscar soluciones que puedan
servir para salir del atolladero en el que nos metió el rechazo del Tribunal
Constitucional con su sentencia sobre el Estatut de Autonomía de Catalunya.
Por otra parte, cuando se desenterraron
los cuchillos, navajas y facas, fue cuando el Sr. Sánchez insinuó la
posibilidad de formar un gobierno con el soporte de los nacionalistas, y eso
los nacionalistas centralistas no lo podían consentir, aunque quizás sería
mejor dejar este tema para un próximo escrito.
Y sí, con unas terceras elecciones el
PSOE podría obtener unos resultados pésimos, pero los que obtuviera serían con
dignidad, defendiendo unas ideas de las que siempre ha presumido. Y de las
derrotas se puede resurgir, pero de la indignidad es mucho más difícil, y hoy
en día es indigno entregar la gobernabilidad de un país a un partido como el PP,
que se le hurgue por donde se le hurgue aparece corrupción y mal gobierno.
Pero como no soy del PSOE, no puedo en
modo alguno impedir que entierre la cabeza en la suciedad, que no en la tierra
en este caso, para no ver lo que ocurre
a su alrededor.
Publicado en El Periscopi el 14 10 2016