No
quiero herir sentimientos religiosos que pudieran llevarme a tener algún
encuentro con la Justicia, previa denuncia de los que se pudiesen sentir
injuriados. En consecuencia no opinaré ni comentaré nada sobre los temas que
cito a continuación
No diré que las procesiones cuaresmales con
autoridades civiles, militares son algo contrario a la Constitución
Española que proclama que en cuanto a país
es un estado aconfesional.
Tampoco
sobre la perdida de los llamados valores religiosos y penitenciales para
convertirse en un espectáculo folklórico,
en el que una gran mayoría de los que intervienen, lo hacen como motivo de lucimiento, ya, que resulta
contrario a la razón, la intervención en ella de personajes que con su conducta
pública contradicen aquello que presuntamente es la razón de ser de los
desfiles penitenciales
Tampoco
diré que con su siembra de cera en las calles procedentes de los cirios que
portan los cofrades es un peligro para las personas y vehículos por las
posibles caídas o accidentes de los vehículos. Sirva de ejemplo que en Palma
hubo un atropello múltiple y aún no ha trascendido si fue porque el coche
perdió el control por la cera de la calzada.
Me
guardaré de mencionar que el gasto que supone la limpieza y retirada de la cera
citada en el párrafo anterior, la tenemos que sufragar vía impuestos todos los
ciudadanos, tanto los creyentes en la religión que promueve las procesiones,
como los que no profesamos esas creencias.
Omitiré
el comentario sobre el incumplimiento de la ley del Ministerio de Defensa ordenando que las
enseñas en todos los establecimientos militares, ondearan a media asta, en lo
que ellos llaman “señal de respeto” y que por lo visto autoriza al
incumplimiento de la legalidad vigente.
Tampoco
me permitiré citar a algunos de los máximos representantes de la Iglesia, que
en nombre de sus creencias se permiten desautorizar con comentarios bastante
descalificatorios a los que no profesan su fe, o creen que las políticas de
género son necesarias para el avance de
lo que ellos creen una sociedad más justa y más igualitaria.
Las opiniones que algunos miembros de la
Jerarquía Católica, como el Obispo de Malaga, han hecho públicas unas declaraciones
igualando el matrimonio de personas del
mismo sexo con el bestialismo y con la pederastia, en mi humilde e ignorante
opinión, deben ser una muestra de respeto hacia los colectivos que hacen uso de
esa figura legal vigente en nuestro cuerpo jurídico, ya que ningún fiscal ha
abierto algún tipo de procedimiento.
Y una
vez pasada la Semana Santa y la Pascua, habrán podido ver que no he querido
hablar de religión para no ofender los sentimientos religiosos de los
cristianos en general y de los católicos en particular. Ahora me tocará esperar
al 27 de mayo para no ofender a los seguidores del profeta Mahoma ¿o acaso a
esos sí que se les puede ofender en sus sentimientos?