A estas alturas de la película, cuando sólo queda el último
fin de semana de campaña electoral en Catalunya, aún no he dicho nada sobre estas elecciones. Y aquí tengo que confesar
una cosa, por mucho que esta confesión destroce mí ego: No sé qué decir.
¿Cómo se pueden considerar unas elecciones normales, con
candidatos cabeceras de lista electorales en prisión o en el exilio?
Entre otras cosas, me deja
perplejo la fecha elegida para celebrar las elecciones, pues, desde hace muchos
años, se celebran en domingo para evitar que las empresas tengan que asumir los
tiempos concedidos a los trabajadores para ir a votar. Estas son en jueves, y a
dos pasos de la Navidad ¿En laborable para hacerlas más atractivas para los trabajadores,
por la cuestión de las cuatro horas libres para la votación, y que así acudan a
las urnas de forma masiva? ¿En vísperas de las navidades para que no haya
interés en las elecciones, y sean eclipsadas por los intereses propios de estas
fiestas? Cuanto menos, contradictorio.
Pero hay cosas bastantes más
contradictorias que esta. Veamos algunas de estas contradicciones:
a)
Hay partidos, o, al menos, dirigentes de partidos, que
consideran al Sr. Puigdemont el legítimo Presidente de la República Catalana (empezando
por el mismo). Y, sin embargo,se presentan a unas elecciones donde pueden ser
elegidos para desempeñar un cargo supeditado a otro país, y, por tanto, de
menor rango. El argumento esgrimido es: “como demócratas no dirán jamas no a
una ocasión de votar”. Y yo me pregunto ¿Son ellos, como demócratas, los que
votan en “Gran Hermano”, “La Isla de los Famosos”, y demás programas
televisivos en los que se solicita el
voto popular?
b)
Aparentemente, el PP da por perdidas las elecciones. Caso
contrario ,hubiese propuesto a algún candidato que buscara la reconciliación, y
restañar heridas recientes. El Sr. García Albiol, diciendo que se “habían
bajado los pantalones”, pudiéndose dar por aludidos más de dos millones de
catalanes, da una sensación más de buscar la humillación que la justicia, y esto, unido a su final de discurso
en el primer acto de campaña con su: “A por ellos”, después de las críticas
suscitadas en las despedidas a las fuerzas de seguridad, que fueron como
fuerzas represoras, y cuyas actuaciones han sido tan cuestionadas, tampoco
parece que sea la forma más adecuada de comenzar una campaña, pero…
c)
C’s es el partido que, al parecer, recoge los votos de una
gran parte de los partidarios de las continuación de la unión, sobre todo entre las personas de derechas y de “extremo
centro”, por lo que parece una contradicción la elección como cabeza de lista de
una persona con tan escaso bagaje político, y
con un nulo discurso, ya que se limita a repetir, sistemáticamente, las consignas
previamente lanzadas por el Sr. Rivera.
d)
El PSC se encuentra en una situación difícil, ya que es en
Catalunya el representante de uno de los partidos que votó la aplicación al
155, y, por otra parte, parece ser el candidato que prefiere D. Mariano Rajoy,
temeroso de que C’s le reste, por efecto contagio, dado el posible auge de este
partido de cara a unas elecciones generales.
El resto de formaciones, a
excepción de la CUP, que ya es una contradicción en si, no presentan nada
especialmente llamativo por contradictorio entre sus pretensiones y sus
actuaciones. Dándose, eso sí, la paradoja, aunque quizás no exista tal paradoja,
ya que es la actitud a la que nos vamos
acostumbrando, de que la única formación que ha procurado introducir un punto de
sensatez evitando entrar en reacciones viscerales, debido a esa actitud Catalunya
en Comú, posiblemente obtenga unos magros resultados, que lleguen a dificultar
que sus representantes sean suficientes para decantar el Govern de la
Generalitat en un sentido a otro.
No puedo dejar de pensar que, a
pesar de lo distintos que, en opinión de los independentistas, son el pueblo
español y el catalán, ambos se dejan embaucar por sus dirigentes, y recaen en
la trampa, a pesar de lo que puedan hacer y decir sus dirigentes. Del pueblo
español, nada más hace falta ver la permanencia del PP en el Gobierno, y la
intención de voto en unas futuras elecciones. Del pueblo catalán, sólo puedo
decir que se mantiene casi el mismo número de independentistas que votarán la
opción de los que les engañaron con la proclamación de la República de Catalunya
por la vía del DUI, cuando ellos mismos después reconocen que dicha opción era
inviable, como se demostró posteriormente; que han aceptado que no estaban
preparados para empezar la andadura como país independiente; que dijeron que la
permanencia en la UE después de la independencia sería una realidad
incuestionable, cuando Francia, Italia, y, en menor medida, Alemania, que
tienen tensiones nacionalistas internas, jamás darían su apoyo a una secesión
que podría dar alas a sus zonas más conflictivas. No hablo de las declaraciones
de algunos de los encarcelados para intentar librarse de la cárcel con más o
menos éxito, ni de las contradicciones o de las vaguedades en las declaraciones
de los que continúan en prisión, y de los que están en libertad, pero estas
mismas contradictorias declaraciones deberían poner en guardia a los posibles
votantes.
En conclusión, quizás los
españoles y los catalanes no sean tan diferentes como
algunos quieren hacernos creer.