Pues sí, tras los excesos navideños de comida, de bebida, de
comentarios sobre las elecciones catalanas y sobre el discurso navideño del
Rey, la verdad es que me da mucha pereza volver a hablar de la situación
política, y echo un poco de menos cuando en “EL Periscopi” nos daban vacaciones
en estos días.
Vamos a por las elecciones catalanas, de la que se han
sacado imnumerables conclusiones, pero a
partir de las cuales aún no se ha comenzado, al menos públicamente, a pergeñar
un proyecto de gobierno.
Pero, antes de hablar del triunfo del bloque secesionista,
me gustaría destacar un matiz del al que nadie, o casi nadie, le ha dado
especial relevancia: el triunfo sin precedente de los partidos de derecha, y el
descalabro de los partidos de izquierda,
entre los que, de una forma generosa y nada crítica, incluiré al PSC.
Y hablo de triunfo de la derecha ya que el partido con más
votos y más escaños ha sido C’s, que ha capitalizado su intransigencia y su
discurso monocorde sobre la “Sagrada Unidad de la Patria”, adelantando en todo
momento por la derecha al PP. Cabe destacar su triunfo electoral en el
llamado “Cinturón Rojo”, al igual que en
Francia el Frente Nacional logró sus mejores resultados en el “Cinturón Rojo”,
o como Trump en aquellos Estados que habían sido más industriales. La
globalización, que ha llevado la producción industrial a los países emergentes
del sureste asiático, ha dejado sin perspectivas de trabajo estable y de
calidad a un amplio contingente de trabajadores, generalmente con escaso bagaje
cultural, que los hace proclives a mensajes muy nacionalistas.
Este mismo razonamiento se puede aplicar también a votantes
de Junts Per Catalunya, que no nos olvidemos que, a más de secesionista, se
nutre de los dirigentes y de las bases de PDCat (antigua Convergencia), que es
un partido, no lo olvidemos, de derechas, y nacionalista, al igual que C’s,
aunque de otro ámbito nacional. Como resulta obvio, estos votantes también
contaron con un plus añadido: “Un mártir de la libertad exiliado”, el cual supo
sacar mucho provecho de su situación.
He hablado del triunfo de la derecha, pero no he citado el
tremendo fracaso del PPC. Empecemos con que ellos mismos se autodenominen PPC, lo
cual no deja de ser una auténtica paradoja siendo un partido eminentemente
centralista. Pero no me voy a meter con su nombre, ya que deben tener alguna
razón, que a mí se me escapa, para utilizar esa denominación. Así que pasemos a
citar las causas de su fracaso, o, al menos, de las causas desde mi
punto de vista: Por una vez, la táctica que tan buenos resultados le ha dado en
otras ocasiones, le ha estallado en la cara. Los unionistas a ultranza no le
han perdonado la tardanza en tomar medidas contra la secesión. Así que,
alentados por el Sr. Aznar, se han pasado con armas y bagajes, y, por supuesto,
con el voto al partido del Sr. Rivera, que siempre se mostró más beligerante en
el tema del artículo 155, quizás por que no tenía la responsabilidad de asumir
sus consecuencias. Por otra parte, entre sus potenciales votantes más moderados
(suponiendo que los tenga en Catalunya) debieron pesar las escenas de las
cargas y otras acciones policiales. Por último, y no menos importante, si
querían que les votara alguien que no tuviese su ADN en forma de PP, en vez de en
espiral como el resto de los mortales, jamás hubiesen elegido a un candidato como Xavier García Albiol.
La semana que viene, ya hablaremos de la Izquierda y del PSC