sábado, 11 de octubre de 2014

Luego pasa, lo que pasa




Tenemos una Ministra de Sanidad incapaz de ver algo tan tangible como un coche de la marca Jaguar en su propio garaje particular y aún así,  hay gente que pretende que vea algo tan intangible como las posibles consecuencias de una infección de Ébola. ¡Ilusos! Y si la cabeza de la Sanidad, es lo que es ¿Qué podemos esperar del resto que componen la cúpula política de Sanidad?

No voy a entrar, en si fue pertinente o no repatriar a los dos enfermos españoles, para que fallecieran en España. Es una cuestión en la que intervienen diferentes sensibilidades y consideraciones. Por otra parte, gobiernos del primer mundo, que no es nuestro caso, lo han hecho y mediante un trabajo bien realizado no ha acaeciendo contratiempo alguno.

Eso sí, lo que podemos constatar, es que como siempre las autoridades, en este caso las sanitarias, nos mintieron sobre diversos aspectos. La instrucción que se dio al personal sanitario fue nula, no se puede dar un curso de protección en menos tiempo del que se tarda en quitar el traje de aislamiento. ¿Cómo hicieron el simulacro si es que se hizo? No hablemos ya de los trajes usados, sin casco integral, con unas gafas protectoras como de hombres rana, y la unión  de unas piezas con las otras, selladas con cinta americana. En vista de estas anomalías, ¿Le extraña a alguien que hubiese algún infectado? Lo que si puede extrañar, es que haya habido solo uno.

Pero no solo es el protocolo y los medios empleados para el tratamiento de los dos enfermos que se trajeron, lo verdaderamente grave, ha sido la actuación posterior, ya que por una aplicación demencial en el diagnostico de la auxiliar contagiada, se ha puesto en peligro a la población.

La auxiliar citada, se puso en contacto con las autoridades sanitarias el día 30 de septiembre, pero como su temperatura no alcanzaba lo estipulado en el protocolo, no consideraron necesario tomar las medidas previstas para posibles contagios. Que a una persona que ha estado en contacto, no con uno sino con dos enfermos  anuncie que tiene fiebre y no salten todas las alarmas resultaría increíble en cualquier país medianamente civilizado,  pero estamos en el Reino de España, por eso, a pesar de la promesa  que realizó el desaprensivo “responsable” de la Sanidad  Madrileña en el sentido de que se haría un seguimiento exhaustivo  a todos los que habían tratado con los repatriados por la enfermedad, no hubo reacción alguna. Claro, esa era otra de las múltiples mentiras a que nos tienen acostumbrados.  Pero con una desfachatez impensable para cualquier person, ese desaprensivo, su nombre es Francisco Javier Rodríguez,  no busca una justificación en nada que pueda implicar un fallo del sistema, culpa a la afectada, diciendo  que fue ella la que mintió al dar el dato de su temperatura.

No acaba aquí la cosa,  se la condujo al hospital en una ambulancia sin ningún tipo de protección, la ingresaron en principio en un hospital no preparado para tratar estos casos, aislada con un biombo del resto de las instalaciones y  con su marido, puesto posteriormente en cuarentena, deambulando por zonas comunes del hospital, atendiéndola un facultativo sin ninguna protección. Todas estas barbaridades y aquí hay que enfatizar, con una persona que había estado en contacto directo con dos pacientes con Ébola y que ya había reportado  que tenía sintomatología de  la citada enfermedad.

Si, ahora todo es aplicación estricta de medidas, con seguimiento de más de veinte personas que han tenido contacto con la enferma, ¿pero solo son estas personas? Es verdad que el virus no se transmite por aire, pero parece ser que si por el sudor y ¿me puede asegurar alguien que una enferma con unas décimas si ha salido de casa, no haya dejado sudor en el  pasamanos de la escalera? Escalera que ayer no se había descontaminado. ¿La enferma iría al supermercado? Si fue ¿qué toco?

El Sr Rajoy, Presidente del Gobierno del Reino de España, ha pedido que tengamos confianza en los profesionales de la sanidad, petición superflua, ya que en ellos tenemos confianza, los que nos causan desconfianza son los dirigentes políticos, como el ya citado Consejero de Sanidad de la C.A. de Madrid, capaz de decir que la enferma mintió al dar los datos sobre la fiebre. Lo único que le faltó decir es que Teresa Romero, la afectada, es parte de la herencia recibida de Zapatero.

En un caso de tanta trascendencia sanitaría ¿se podrían hacer más chapuzas? Y no lo digo como desafío, ya que podrían darse por aludidos y esforzarse por hacerlo aún peor, aunque difícil l tienen para lograrlo.

En fin, elegimos a quienes elegimos y luego pasa lo que pasa.

Publicado en El Periscopi el 10 10 2014

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