Erase una vez un país imaginario, que aunque por
naturaleza era bello, luminoso cálido y alegre, que se convirtió por causa de una epidemia en uno desagradable, frio, gris y triste.
El señor de dicho país, supo que la epidemia que lo aquejaba, era un virus
muy maligno cuyo nombre era Corrupcionus máximal y anunció a sus vasallos, que no ciudadanos: Hay que luchar contra la epidemia con la vacuna
conocida como Transparenciabus totalis. Anunciando
que haciendo un esfuerzo entre todos, se erradicaría. La propuesta era
atractiva y hubo asentimientos, pero al
intentar aplicar la citada vacuna, no resultó eficaz, ya que era tan grande la
extensión de la plaga, que habían usado una
falsa vacuna, y la transparencia se
convirtió en opacidad. Sobre todo al observar que la hermana y el cuñado del
Señor, mostraban los síntomas, ya que eran de los más afectados por el
contagio. Bueno, se dijo, denle un tratamiento y aíslen a mi hermana. No dio
resultado, ya que algunos de los que debían aplicar el tratamiento no obraban
con la diligencia debida. Además, la
curación resultaba imposible, pues no solo estaba enferma la hermana. El padre,
anterior Señor del país, también estaba infectado y a él no se le podía dar ningún tratamiento
de choque, pues la infección, estaba en el origen del Señorío y por tanto también
afectaba a todos los miembros de la familia, llevaban el virus en sus genes
El pueblo exigía soluciones que no llegaban. Ante la
extensión de la infección ¿Qué hacían los grupos organizados o pandillas?
La Pandilla Peligrosa,
no podía ni quería actuar, ya que el grueso de los infectados estaba en su seno
y el Jefe, en su indolencia esperaba que pasara pronto por sí sola, o al menos
que no transcendiese el número de afectados en sus filas. Aparte si algo hacía
y que precisamente no beneficiaba al pueblo, era obedecer a la Emperatriz
Teutónica
La Pandilla Solo
Observamos
y Esperamos, como era norma en ellos desde hacía
algunos años, tampoco hacía nada, pero algunos de sus miembros empezaron
también a contagiarse y entre ellos y la Pandilla Peligrosa, la única
comunicación en vez de buscar remedio, era: vosotros tenéis más infectado o:
este mal no es de ahora, viene de atrás.
En un rinconcito del país, actuaba otra pandilla nos
Comprimimos
casi
Unimos que tenía una gran influencia, y para que no se les notara el índice de
contagio que había en sus filas, se alió con la pandilla de Estamos
Relativamente
Cansados para meterse en jardines que
difícilmente tenían salida. En vez de aplicarse la vacuna, curarse y una vez
sanos empezar a arreglar su parcela de tierra.
Había también otras pandillas, pero por su escaso
número, los efectos de la pandemia no afectaban a muchos de ellos, pero sí que
tuvieron a algunos enfermos, como por ejemplo entre los adalides de la salud,
los Ilusos
Universales
La epidemia, crecía y crecía y así surgieron
hechiceros y magos que formaron una pandilla un tanto sui géneris que
proclamaba que Podían dar con la clave para la curación, con sus
pócimas y tratamientos, que al analizarlos,
resultaban inviables. Consiguieron
muchos seguidores y a fecha de hoy,
parece que su crecimiento se mantiene, ya que muchos de sus remedios, resultan
muy atractivos.
En esas estamos y creo que estaremos mucho tiempo.
Así, los pobladores de ese país, ni fueron felices ni comieron perdices Y
colorín colorado, este cuento no se ha acabado
Publicado en El Periscopi el 31 10 2014
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