sábado, 13 de diciembre de 2014

Con dos…




Tengo que reconocer que nuestro bien amado e insuficientemente ponderado Presidente, me desconcierta.  Nunca sé a ciencia cierta, si es un cínico, tiene mala suerte en elegir a los amigos, se ríe de todos, es un completo inepto, o como  calificarlo, eso sí, para mí, es el paradigma del gallego tópico, ese del que dicen que si lo encuentras en una escalera nunca sabes si sube o baja.

¿Cómo se puede clasificar a alguien que en la presentación de un proyecto para combatir la corrupción fomentar la transparencia y regenerar  la vida política defiende y mantiene en la ejecutiva del Partido a la Sra. Mato, de la que un juez acababa de decir, en traducción a Román Paladino, que supuestamente era: una sinvergüenza sin escrúpulos y capaz de mirar para otro lado sin preocuparse de donde venían los ingresos, con tal de beneficiarse.

¿Qué catadura moral tiene un individuo que se jacta de la recuperación económica del país mientras que tres millones de niños pasan hambre en ese mismo país que preside?

¿Se puede confiar en alguien para dirigir a una nación que elige a amigos a los que dice admirar,  de  la catadura  de Matas, Bárcenas o Fabra?

¿Qué credibilidad en su capacidad de discernimiento que ante la catástrofe del Prestige, manifiesta que: “salían como hilillos de plastilina?

¿No resulta inquietante su criterio a la hora de elegir colaboradores que confían en la Virgen del Roció para crear empleo y en la del Pilar para asuntos varios?

Alguien que dice que no habrá rescate económico, al mismo tiempo que firma el rescate, de Bancos y Cajas que han sido expoliados por sus directivos, en buena parte propuestos por su partido y sobre los que no se ha llevado control eficaz alguno. ¿quién paga ese rescate? ¿con que dinero? ¿no es acaso esto una intervención o rescate, aunque se le llame de otra forma? ¿se está riendo de la ciudadanía, cuando tras la firma de ese rescate se va a ver a un partido de futbol en vez de dar explicaciones a los ciudadanos?

¿Es fuerza de carácter o desidia el permitir que los problemas se pudran sin decidirse a tomar decisiones) ¿es defender la unidad de España como preconiza o someterse a las fuerzas más reaccionarias para no afrontar el problema que creo al enviar al Tribunal Constitucional el Estatut de Autonomía Catalá? ¿es cobardía política el judicializar un tema político como es el clamor por el derecho a decidir en Catalunya o pánico ante la parte más inmovilista de su electorado?

Eso si, lo que no se le puede negar, es su obstinación para continuar al frente del Gobierno, a pesas de los escándalos, de la corrupción, de sus flagrantes mentiras, del incumplimiento  de su programa electoral, de la incompetencia de sus ministros y seguramente de él mismo, a más de todas las circunstancias que hubiesen motivado que cualquier dirigente en un país democrático le hubiese presentado una moción de confianza que, por supuesto hubiese perdido, o que cualquiera, con un mínimo de dignidad hubiese presentado la dimisión irrevocable antes de que le echaran, Pero no, él sigue ahí, a pie firme con dos….
Publicado en El Periscopi el 12 12 2014

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