viernes, 23 de enero de 2015

A la carta.



En estas fechas, todos: partidos, medios y “enterados” manejan encuestas de intención de voto, que curiosamente, todas benefician a ellos o a las posiciones partidistas afines. De esta circunstancia, creo que podemos sacar la siguiente conclusión: las encuestas con trasfondo político, son como las sopas mallorquinas, todas tienen una forma de cocinarlas y todos tienen la receta más auténtica.  

Pero a la vista de algunas de ellas, podemos llegar a la deducir sin ningún género se dudas, que la edad afecta gravemente a la salud mental.

Según la encuesta que he oído, y que fue realizada para una televisión  generalista, las personas entre 45 y 65 años, dan la más alta valoración a Dña. Rosa Díez, a pesar que su partido, se estanca su progresión a causa del rechazo a la unión con Ciudadano’s, partido que al parecer sube de forma bastante significativa en intención de voto. Por tanto, si no es la estimación conseguida por su capacidad de diálogo y la facilidad de llegar acuerdos políticos, debe haber otra razón. La única que se ocurre y me parece posible, es que a esas edades, empiezan a aparecer las canas en las personas y dado el buen arte que tiene la citada señora con la botella de tinte para ocultarlas, puede quizás suscitar  un alto grado de admiración y que llega a repercutir en las encuestas. Ya sé, que no entra  dentro de una lógica  política racional, pero se necesita de esta para hacer ganar unas elecciones. ¿Nadie recuerdas que en las primeras elecciones, se discutía más sobre la belleza de Suarez y González que de sus programas?

Pero la conclusión definitiva entre la edad y la capacidad de raciocinio, es el dato que el segmento de personas de más  de 65 años dan su valoración más alta a D. Mariano Rajoy. Ante esta circunstancia solo cabe achacárselo a una cifra muy alta de afectados de la enfermedad de Alzheimer, que les incapacita  para recordar la miseria de pensiones que reciben después de una infinidad de años trabajados. La congelación de dichas pensiones. La humillación y el escarnio de subidas del 0,25 % presentándolas como un gran avance social. El copago farmacéutico. El uso del fondo de reserva de pensiones de la Seguridad  Social para otros fines para el que no fueron creados. El desahucio que han sufrido de sus casas, que han estado pagando durante todas sus vidas, a causa de haber avalado las hipotecas de sus descendientes al quedar estos en el paro, derivando en un impago de la hipoteca con una denegación posterior a la dación en pago de  la deuda.  Las demoras en reconocer la situación de dependencia y por consiguiente el pago de las cantidades que les corresponden. Y tantos y tantos agravios y mentiras que han (hemos) sufrido durante estos años. Ya que no puedo ni quiero pensar que las represiones de todo tipo que nos infligieron los padres y abuelos de los actuales gobernantes, hayan conseguido un grado tal de masoquismo que lleve a valorar a positivamente a sus descendientes.
Publicado en El Periscopi el 23 01 2015


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