En el tema de las próximas elecciones
catalanas y, más concretamente, en su posible futura escisión de España, se
puede ser: Tonto, muy tonto o del PP.
En estos casi cuatro siglos, digo años
(es que se me están haciendo eternos) han conseguido dar un vuelco al
sentimiento de independencia entre los ciudadanos de Catalunya. La prepotencia
mostrada, su desprecio a la cultura, a toda la cultura pero, especialmente, a
la catalana, sus leyes, especialmente la LOMCE, con las fanáticas palabras en
su defensa del Ministro Wert, han conseguido pasar de una minoría, respetable
pero minoría, de partidarios de la independencia, a unas cifras que hacen que los resultados de
la votación, a priori, sean inciertos.
A las aspiraciones, reales o interesadas del
Govern de la Generalitat, el Gobierno del Sr. Rajoy ha respondido con acciones
legales, o al menos con apariencia de legalidad. Jamás ha entrado en un
diálogo. En contraposición, el Sr. Más,
digno discípulo del Sr. Pujol, ha respondido con una posición victimista,
presentado las negativas a sus propuestas, unas veces justificadas y otras no tanto,
como un ataque a Catalunya. Lo ha hecho muy bien. Ha dado una verdadera lección
de histrionismo, pero tan sutil que ha calado el mensaje.
De todas formas, soy de la opinión, muy
personal y por tanto muy posiblemente errónea, que el Sr. Más ha jugado a
aprendiz de brujo. Intentaba mejoras para su comunidad, cosa muy loable y para arropar
sus propuestas, usaba el espantajo de la
independencia. Pero ante la cerrilidad del Gobierno y del partido que le da su
apoyo se encontró en un callejón sin salida y tenía que mantener el “farol” o
irse con “el rabo entre las piernas.” Lógicamente, se envolvió en la estelada y a
ver qué quien cede primero, llegándose a la situación actual
Lo que resulta, llamémosla curiosa, es la
estrategia del PP de intentar desacreditar por la vía de su presunta relación
con la corrupción a CDC. Que precisamente el PP, con todos los casos que se
conocen y se sospechan, pretenda que los ciudadanos no voten a partidos con episodios
de corrupción, resulta de una altruismo
suicida, con una inmolación ante el
altar de la patria unida digno de ser relatado por Homero, con música de un
Wagner con acentos carpetovetónicos. Da la impresión que el director de campaña
y toda la plana pensante han pasado demasiado tiempo intentando paliar los
efectos de que en una comisaría cuyos policías están sufriendo problemas por
las emanaciones de algunas de las substancias incautadas y mantienen en
custodia.
Es indiscutible que los responsables de la
propaganda de los partidarios de la secesión están llevando mejor el asunto. El
disparate jurídico del Sr. Gordó sobre la
concesión de la nacionalidad catalana a los baleares y valencianos les ha
salido genial. Ha conseguido crear en todos los estamentos la percepción que
los resultados de las próximas elecciones darán una amplia mayoría a las
formaciones independentistas, que como resultado de dichas elecciones Catalunya
alcanzará la independencia, y que el resultado de las elecciones es
incuestionable y sólo falta saber cuan amplia será la victoria
O quizás esté equivocado y el PP quiere
que la independencia de Catalunya sea un hecho, y dados sus malos resultados
habituales allí, al no tener que contabilizarlos, le de la victoria en las
generales. De otra forma, no se entiende la elección como cabecera de lista de
una persona que suscita tanto rechazo.
¿Mientras tanto, qué hace el PSC? No, no
es una pregunta retórica, es que a mí y creo que a bastantes más, nos gustaría
saber que hace y que piensa.
Publicado en El Periscopi 11 09 2015
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