Voy a permitirme hacer uso de mi derecho
a equivocarme para hacer un vaticinio sobre los resultados electorales que
obtendrán las cuatro fuerzas políticas más relevantes que se presentaran a las
inminentes Elecciones Generales. Al fin y al cabo, no creo que me equivoque más
en mis predicciones que los videntes profesionales que se anuncian en las
televisiones en horas intempestivas de la noche, con la ventaja de que yo no lo
haré mediante esos carísimos números 806, ni me pondré túnicas o gafas
extravagantes.
Por seguir un método, empezaré con las formaciones
que obtuvieron más escaños en los pasados comicios, a pesar de que ésto no
pretende indicar que la clasificación sea la misma después del 26 J
Partido Popular: creo que resultará
favorecido y ganará en votos y escaños con respecto a los resultados anteriores
y que será la formación más votada. El “certificado de progresista” que otorgó
el PSOE a C’s hará volver a la disciplina de voto, por si acaso, a muchos de
los que trasladaron su voto a la formación de Albert Rivera. El voto del miedo
hará estragos entre los mayores, que se están creyendo la amenaza del PP sobre
la continuidad de sus pensiones si no vuelven a formar gobierno; ignorando de
manera suicida que, con la política de empleo que propugna el PP, están
vaciando la “hucha” de una forma vertiginosa, y que por ello deberán, caso de
continuar con la actual normativa laboral, o, lo que es peor, con la reforma
que propugna el Banco de España, rebajar drásticamente el importe de las
citadas pensiones, ya que, al paso actual, el remanente del Fondo de Pensiones
se agotará en unos dos años. Dado el escaso gusto musical que manifiesta el
pueblo español, no creo que la versión “merengue” de su himno le reste demasiados
votos.
PSOE: Estoy convencido que el pacto anti
natura con C’s le hará perder votos, y no pocos, ya que tiene poca credibilidad
su mensaje de intentar formar una mayoría, achacando a otras formaciones la
voluntad de no hacerlo, cuando su aliado había puesto vetos anteriores a
PODEMOS. Por otra parte, el método abordado para lograr pactos, por una parte
con una comisión negociadora pública con el resto de formaciones con las que
quería converger, y, por otra, rodeado de un aparente secreto entre el líder
del partido y el cabeza de C’s, no digo que no fuera ética, pero sí que carecía
del más elemental sentido de la estética. Por no citar la parodia que resultó
la consulta a las bases de la política de pactos, ya que no se preguntaba si
preferían como aliados a Podemos o a C’s, lo que hubiese podido dar una
sorpresa a sus dirigentes, especialmente a la que estuvo en un tris de perder
la Presidencia Autonómica y pudo mantenerla gracias a C’s. Muchas veces, al
criticar al PSOE, nos olvidamos de que entre su electorado más fiel hay un amplio
componente de izquierdistas que, por fidelidad a sus siglas y a su historia,
siguen votando a esa formación a pesar de las aparentes incongruencias que
cometan sus dirigentes. La incógnita es como afectará a su electorado el
rechazo de sus dirigentes a formar una coalición o, en su defecto, llegar a un
acuerdo de gobierno con otras fierzas progresistas como en Valencia, Castilla
la Mancha o en nuestra propia comunidad, ya que C’s, como formación
progresista, no acaba de cuadrar.
Publicado en El Periscopi el 10 06 2016
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