Como ya amenacé la semana pasada, seguiré
con mis vaticinios, pues siempre es gratificante sacar conejos de la chistera y
poder pontificar sobre el futuro. Por tanto, vamos a continuar con los dos
partidos que dejé pendientes.
Podemos, que se presenta a nivel nacional
con la formación Unión Popular (Izquierda Unida y unos amigos), y en otras
comunidades autónomas con lo que llaman confluencias, y, más concretamente en
nuestra comunidad, con MÉS. Hay que reconocer que, no sé si intencionadamente,
forman un muy atractivo nombre desde un punto de vista de Marketing electoral:
Units Podem Més (unidos podemos más). Se las prometen muy felices y están
encantados de haberse conocido, ya que las encuestas les anuncian unos grandes
resultados. Esto, en teoría, parece seguro ya que, si sumamos sus votos y los
de Unión Popular, estos les proporcionarían los restos, pequeños restos, que
les faltaron para obtener más diputados en diferentes provincias. Pero, en mi
opinión, no cuentan con una serie de factores
como podrían ser: el voto del miedo, el voto de la vergüenza (esos que
votan al partido en el poder, pero que no lo reconocen ni delante de su
abogado), y el voto de fidelidad a las siglas que se han votado siempre, a
pesar de que “últimamente lo han hecho mal, pero…”. Están firmemente
convencidos que, de ahora en adelante, volverán a ser el partido que han sido
siempre y que lo avalan más de 100 años de historia.
Por otra parte, yo no descartaría el
“efecto gafe” de IU, que, al menos aquí en las Islas, puesto que, siempre que
se han presentado en coalición con otras fuerzas, estas siempre han obtenido
peores resultados de los esperados, e incluso peores que cuando se han
presentado por separado. No olvidemos tampoco la reticencia de un sector de
simpatizantes de MÉS a votar a partidos de ámbito estatal, y el efecto que
pueda tener en este colectivo la presencia de Sobirania per les Illes (SI), de
clara tendencia autonomista.
Por lo que se refiere a C’s, el
certificado de progresismo que le otorgo el PSOE es de difícil evaluación de
cara a los próximos comicios, ya que puede tener dos consecuencias completamente
diferentes, dependiendo de la óptica con que lo mire el electorado, aunque creo
que los votantes que se le pueden ir, se verán compensados con los que pueden
huir de esa formación. Los votos de derecha que se le fueron al PP pueden volver al redil pepero, asustados por
las “hordas rojas” que se acercaron al poder con su pacto de gobierno. Pero por
otra parte, “centristas de toda la vida” pueden optar con la conciencia
tranquila tras el certificado de garantía democrática que les otorgó el Sr.
Sánchez con la bendición del Sanedrín del PSOE.
Conclusión: a priori, la pelota está en
el tejado. No es el mismo tejado pero se parece mucho al del 20 D, así que no
hay razón objetiva, actualmente,para pensar que la correlación de fuerzas de
derecha e izquierda vaya a diferir mucho a la que resultó de las pasadas
elecciones. Ante esa situación que, en principio apuntaría a tener que repetir
la vuelta a las urnas ¿Es factible que volvamos a tener que pasar una tercera
vez por los colegios electorales? Sinceramente, no lo creo. Estoy convencido
que uno de los partidos tradicionales, y no precisamente el PP, hará un alarde
de “Sentido de Estado” y, de alguna forma, propiciará que
gobierne el partido más votado.
Moraleja, Nos esperan otros cuatro años
de más de lo mismo
Publicado en El Periscopi el 17 06 2016
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