La decisión de la Audiencia Nacional de que el Presidente del Gobierno vaya a
declarar en persona como testigo, a mi, y creo que a muchísimos otros, podrá
aclararnos definitivamente (o quizás no) si el Sr. Rajoy es una persona real de
carne y hueso, o solo es un personaje de ficción, interpretado por un actor que
se ha especializado en representarlo, y que nos llega a hacer creer a
veces que realmente existe.
Gregorio Esteban Sánchez Fernández es un completo
desconocido para la inmensa mayoría de los mortales. Pero su personaje,
Chiquito de la Calzada, ha sido una de las más conocidas figuras en este país. Sus gestos, forma de moverse, y
frases se repetían y repiten en infinidad de imitaciones, e, incluso, algunas
pasaron a ser patrimonio común del habla de la calle. Yo a veces me pregunto: ¿Mariano
Rajoy no será un personaje del mismo estilo, interpretado por un cómico
desconocido?
Tiene sus propios tics, especialmente el guiño del ojo
cuando dice algo que ofende a la inteligencia humana. Tiene su propia forma de
desplazarse de un lugar a otro en un remedo de deporte. Pero, sobre todo, tiene
sus frases hilarantes que se repiten de boca en boca, como pueden ser las de: “¿Y
la europea?”, la “del alcalde y los vecinos” o la no menos mítica de: “muy
españoles y mucho españoles”.
Pero, para que un personaje triunfe y llegue al sentir
popular, no basta que se repitan sus frases. Necesita que se le imite, y se
utilice su forma de expresarse. aún cambiando el texto. Y eso fue conseguido de
una manera excepcional por la Sra. Cospedal en su impagable discurso del
“finiquito diferido”.
Pero, con ser estos fundamentos lo suficientemente
sólidos para tener fundadas sospechas de sobre la posibilidad de que el
Sr. Rajoy sea un personaje de ficción, hay otro argumento también de mucho
peso: Los personajes que se prolongan en el tiempo tienden a variar su discurso
en virtud del cambio de guionistas, del agotamiento del mensaje, o de la
adaptación a la situación general. Pues bien, el supuesto personaje, en virtud de
la necesidad de aprobar sus Presupuestos Generales, ha pasado de denostar los
nacionalismos (algunos nacionalismos) a pactar con ellos, a costa de unos
beneficios económicos completamente injustos por lo que tienen de
discriminatorios con respecto a otras comunidades autónomas. Eso, por no decir
nada sobre el posible acercamiento de los presos vascos a Euskadi, cuando
hablar de esa posibilidad equivalía, hasta hace unos días, a traicionar el
recuerdo de los patriotas asesinados por los terroristas.
No es que tenga demasiada confianza en que al final se
resuelva la incógnita gracias a su paso
por la Audiencia Nacional, pero, al menos, existe la esperanza de que así sea, mientras
que con la comparecencia por “plasma” aún habrían aumentado más las
sospechas sobre quién nos gobierna.
Publicado en El Periscopi el 01 06 2017
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