viernes, 27 de abril de 2018

Defensa propia




En serio, no es broma. Pensaba, y así lo tenía decidido, pasarme unas semanas, como ya hice la semana anterior, sin hablar del PP. Pero a veces surgen circunstancias que hacen romper las decisiones más firmes.

Bueno, más que hablar del PP, de su Presidente, ya que el partido, al menos el de las Islas, ha debido de quedar completamente chasqueado. Voy a hablar del Sr. Rajoy, Presidente del PP, que, aunque coincida en la misma persona con el Presidente del Gobierno, no vino en esta última condición, ya que sería inconcebible que el Presidente del Gobierno no se hubiese reunido con la Presidenta de la Comunidad Autónoma, al menos como cortesía institucional.

Quizás alguien se pregunte extrañado ¿Cuál es la causa que me ha movido a variar mi actitud? No ha sido ni el R.E.B., ni la cuestión del 75%, y aquí me creo en la obligación de aclarar lo que son, y que representan, estas dos cuestiones para los lectores de otras comunidades o países.

Resultaría obvio recordar que las Baleares son unas islas, de las cuales, cuatro están permanentemente habitadas por ciudadanos que tienen en ellas su residencia. Pero lo que quizás no sea tan obvio, es que, a pesar de que en muchos aspectos resulta un privilegio, en otros muchos, es un problema que los habitantes de la península no tienen, y  cuya existencia olvidan. Veamos algunos aspectos:

a) El Gobierno Central mantiene una serie de infraestructuras para facilitar la movilidad de los ciudadanos, trenes, autopistas, carreteras, por las que resulta más o menos fácil desplazarse de forma cómoda y rápida. Si un residente en Orihuela tiene que visitar a un médico especialista en Alicante, dispone de servicio de transporte público, o puede optar por el transporte privado. Mientras que un ciudadano de Ibiza, que tenga la necesidad de visitar a un médico especialista en Palma, deberá, obligatoriamente, trasladarse en un avión de una determinada línea aérea. Pero no solo están los casos de enfermedad, el ejemplo puede servir para cualquier actividad, de ahí la petición de la rebaja a los residentes en un 75 por ciento en las tarifas aéreas y marítimas.

b) Tanto en el plano privado como en el público, la insularidad conlleva unas necesidades, como bien ha comprendido el Gobierno en el caso de las Islas Canarias, y con ellas sí se estableció un Régimen Especial. Sin embargo, y a pesar de las infinitas peticiones de un Régimen Especial de Baleares (R.E.B) por parte del Govern, y de las múltiples promesas incumplidas del Gobierno, sigue sin concretarse, y, mucho menos, firmarse el citado Régimen.

Pues bien, a pesar de que aun con “la boca pequeña” el PP autonómico proclamaba en todos los foros y mentideros que los acuerdos sobre estos temas serían anunciados por el sr. Rajoy en su visita de este fin de semana pasado, siguiendo la tradición del “ninguneo” a los ciudadanos de las islas, no hizo ninguna concreción, y solo obsequió con una de sus magistrales frases, dirigida a los militantes del PP de les Illes: “Estad tranquilos, pero no os durmáis”. Como afectado, me hubiese agradado que lo hubiese anunciado como Presidente del Gobierno, pero, dado que, como he dicho antes, vino como Presidente del PP, y creo que todos sabrán que no es el partido de mis amores, no tengo que sentirme engañado, como creo que se sentirán sus militantes y simpatizantes.

Con todo, estos temas, no hubiesen hecho variar mi intención de no tratar del PP y de su máximo dirigente. Tampoco  su visión de que el Govern sigue el mismo camino que Catalunya en el tema secesionista. No hace falta que el Govern haga nada para fomentar el independentismo, se sobra y se basta  el Sr. Rajoy solo para lograr que el independentismo  crezca forma exponencial, como ya ha logrado en Catalunya, donde había un 20 por ciento que así se declaraban cundo llegó al Gobierno, y ahora son alrededor del 50% gracias a su política.

Lo que me parece intolerable, y me ha  movido a volver a traer al PP a la palestra, es la falta de aprecio a la riqueza cultural que supone un idioma, que cargara contra la política lingüística del Govern que, de una manera un tanto tímida, pretende que nuestra lengua tenga el grado normal de uso que le reconoce la Constitución como lengua cooficial.  Ante esta agresión, entiendo que la defensa propia está plenamente justificada.

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