viernes, 23 de noviembre de 2018

Al final





Al final, como suele ser habitual en todas las ocasiones en las que se reúnen diferentes asistentes que no suelen verse la celebración acabó en broca. Generalmente, uno de los asistentes se sale del tiesto, y dice lo que está pensando todo el mundo, pero odos tienen la prudencia de callar.

Tras el fastuoso funeral del infortunado Barón de Montesquieu, al que hice referencia la semana pasada, todo era jolgorio y alegría en las filas del PP y el P(SO)E. Todos celebraban lo que para ellos era un triunfo propio, y un fracaso para el partido rival.

Pero faltaba algo, mejor dicho, alguien: el inevitable “metepatas”. En este caso, surgió, cual cuñado de cena navideña, el portavoz del PP en el Senado, D. Ignacio Cosidó, que escribió o reenvió, la cosa no está clara, un Whatsapp a todo su grupo parlamentario alardeando de que, con el resultado del “mangoneo” del reparto, podrían “controlar desde atrás” la Sala 2ª del Tribunal Supremo.

Al igual que en las mentadas cenas navideñas, tras conocerse el contenido del mensaje, se organizó una bronca descomunal, con acusaciones, como si ellos no hubiesen intervenido en la indecencia del reparto por parte del P(SO)E, por haber filtrado al público el contenido del citado  mensaje por parte del PP.

Nadie dimite. Las únicas críticas son a las formas. No hay ninguna al fondo de la cuestión. Se acepta con toda tranquilidad que los Órganos Supremos de la Justicia sea objeto de un cambio de cromos entre jugadores de ventaja. Por su parte, el autor o reenviador del mensaje hace referencia a “lenguaje equivocado” ¿Dónde está su dignidad para asumir su responsabilidad política?

Por su parte, el Presidente in pectore del Consejo General del Poder Judicial, D. Manuel Marchena, ha renunciado a tan alto cargo, ya que se ha puesto en tela de juicio, a raíz del reiteradamente citado mensaje, la independencia del Poder Judicial. Decisión que le honra, a pesar de que es una lástima que esa decisión no la hubiese tomado cuando se citó su nombre como Presidente, antes de conocerse los nombres de los vocales que, teóricamente, tenían que elegirle.

A todo esto, el PP va de virgen ofendida por la situación, creada por ellos, y rompe cualquier posible acuerdo para volver a nombrar otros vocales, alegando que no lo hará hasta que se derogue la vigente Ley de 1985, aprobada en un tiempo con mayoría absoluta del P(SO)E, y que trata sobre la elección de vocales del Poder Judicial. Claro, que se le olvidan dos puntos que tienen bastante importancia, al menos en mi opinión:

a)    Si no se renueva el Consejo, además de ser una anomalía democrática contraria al espíritu constitucional, la composición de dicho consejo, que se prorroga hasta una nueva elección, fue elegida durante la época de mayoría absoluta del PP, y tiene una mayoría de vocales y a su Presidente de clara tendencia conservadora.

b)    Si tan mala es la Ley Orgánica de 1985 (que lo es, como se ha podido desmostrar en estos años), por qué no la cambiaron durante sus años de gobierno con mayoría absoluta.

Tengo que seguir reconociendo que los únicos coherentes en este tema está siendo C’s.


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