viernes, 25 de enero de 2019

No sé qué hacer




Falta aún mucho tiempo. Acabo de dejar  perder la ocasión, así que tengo casi un año para despejar mis dudas, pero la cuestión es tan peliaguda que tengo que meditarlo muy bien.

En primer lugar tengo que decidir: ¿A quién tengo que pedir mi deseo, a los Reyes Magos o a Papa Noël?

Particularmente, tengo una cierta simpatía por el señor gordo y de aspecto bonachón, pero creo que mi petición no es adecuada para él, más relacionado con lo material, y con bastante tendencia a fomentar el consumismo. Por su parte, los Reyes, por su condición de magos, son más adecuados para cumplir el tipo de deseo que tengo. Y aquí tengo una cierta resistencia, por motivos éticos, a pedírselo a ellos ¿Es correcto solicitarles algo, dada mi acendrada convicción republicana, a unos representantes de unas monarquías, seguramente, absolutistas? Creo que al final adoptaré el científico método de: “Pinto, pinto, gorgorito”.

En cuanto al deseo, tengo muy claro lo que deseo, pero dudo  sobre la forma de conseguirlo.

El deseo final es muy claro: Poder pasear tranquilo por la calle, sin sobresaltos, sin estar expuesto a atropellos, sin que aparezcan vehículos zigzagueando, y pasarme rozando, y me refiero a las aceras o vías peatonales. Con la proliferación de bicicletas, patinetes con y sin motor, patines de ruedas paralelas o en línea, tablas eléctricas o de tracción animal, y demás artilugios que han proliferado, es imposible circular por las aceras tranquilos, ya que los carriles bicis, o incluso las calzadas, no existen para algunos de los incívicos usuarios. Para poder volver a disfrutar de los paseos es por lo que solcito un regalo para lograrlo y que podría ser uno de estos:

a)    Unas alitas para poder circular a unos metros del suelo, sin que me afectaran esos artilugios que ahora me impiden disfrutar. Tampoco quiero alcanzar grandes alturas, entre dos y tres metros, para  no encontrarme con drones descontrolados. que también abundan.

b)    En vez de las alas, que siempre serían un tanto molestas de guardar, y existe la posibilidad de olvidarlas en cualquier sitio, sería mucho más cómodo que la policía municipal hiciese cumplir las ordenanzas urbanas, evitando que estos artilugios circulen por las aceras, que vayan sin luces, que crucen por donde les parece bien, que alcancen velocidades inadecuadas, en fin, que esos conductores se comporten como entes civilizados, por convicción, o por tener que rascarse el bolsillo ante cualquier actitud incívica o peligrosa para el resto de viandantes.

Esta última sería, en mi opinión personal, la pertinente y lógica solución. Pero, desgraciadamente, ni los Reyes Magos con su condición de magos, creo que sean capaces de que la policía municipal de Palma cumpla con las funciones que les son propias, y no solo en seguridad vial.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario