viernes, 13 de septiembre de 2019

El extraño juego




Tengo la desagradable sensación de que estoy asistiendo a un juego en el que, además de espectador, soy una parte del premio, y en el que no puedo intervenir, además de no comprender exactamente las reglas que rigen el su desarrollo.

El juego, por lo que me parece entender, podría llamarse ¿Quién se queda con la culpa?  Los jugadores son Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, y quizás algunos más en la sombra, en una especie de “Teatro negro”, mientras que los espectadores-premio somos los ciudadanos españoles.

El fin del juego consiste en convencer a los ciudadanos de que se quiere llegar a un acuerdo de legislatura, pero echándole la culpa el uno al otro de no poder llegar a un pacto, de forma que haya un gobierno progresista, como el quiere la mayoría; pero de manera que parezca que es el jugador rival quien lo impide.

A simple vista parece fácil comprender la mecánica del juego, pero hay una serie de jugadas que nos tienen desconcertados, de ahí que no alcancemos a dominar las vicisitudes y alternancias que contemplamos.

Estas son algunas de ellas:

1)    Antes de empezar a dialogar, se insultan, acusándose mutuamente de traicionar unos pactos aún no establecidos, y mostrando una desconfianza que va más allá de la cuestión política. En cualquier tipo de juego que conozco, si se está convencido de que el rival va a hacer trampas, ya no se juega, pero aquí se sigue con la negociación o el simulacro de esta ¿Qué se persigue? ¿Desconcertar a toda la ciudadanía? ¿Un efecto hermanos Pimpinela?

2)    De manera insólita, uno de los jugadores veta al rival en lo que parece el final de la partida, dando lugar a lo que pudiera parecer un gesto de intransigencia, y quedar como responsable de la ruptura. Sin embargo, el repudiado acepta el rechazo, en un afán aparente de mostrarse como el conciliador y ganar el juego. Incomprensiblemente, al menos para mí, contrarresta intentando imponer otras condiciones que son rechazadas. Ante esa posición, se enrocan ambos contendientes, alcanzando unas tablas. Ante el trabajo agotador de ver quién es más intolerante, pero que, aparentemente, lo parezca el rival, se toma un largo tiempo descansando, como si se encontraran en la mejor de las situaciones.

Pasado el rigor de la canícula, ambos líderes consideran que el tiempo de inacción ha sido corto, y continúan buscando el nirvana, en tanto que envían a unas camarillas de inútiles como negociadores a seguir con lo empezado, y, al parecer, con el mismo fin.

Conclusiones:

a)    Cada vez están más cerca las elecciones, y no solo por los plazos legales.

b)    Ambos dirigentes han demostrado su falta de categoría política para llegar a acuerdos de Estado.

c)    Los egos de ambos superan con creces su capacidad de entender las necesidades y voluntades de sus votantes.

d)    El desprecio que han mostrado ante los resultados de las urnas descalifica a ambos como dirigentes democráticos.

Las únicas cuestiones que quedan por aclarar es si alguno de los votantes del PSOE y UP volverá a votar a estos partidos si se presentan con las mismas cabeceras de lista y a que partido votar en el caso de que repitan.

 

2 comentarios:

  1. A su casa por incompetentes para alcanzar un mínimo pacto para gobernar. Si esto no son capaces de resolverlo, ¿cómo van a resolver problemas serios y situaciones duras que hay esperando a que salga un presidente?
    ¡A su casa! (¿Lo he dicho ya?)

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    1. Hubo, no se si continua, un acuerdo unánime entre los estudiantes de elegir como representante del curso al más tonto. Que fuese el más tonto no llevaba implícito que no pudiese sacar buenas notas o incluso que fuese brillante como alumno, no, solo es que era el más tonto.
      Esa tradición parece que la han heredado los partidos políticos ara elegir a sus líderes. Ya que resulta inconcebible, a no ser que sean tontos, que sean capaces de llegar a un acuerdo para gobernar. España está dentro de entorno político europeo en donde se toman las decisiones que afectan a los ciudadanos tanto o más que las decisiones que se toman dentro del país, pero en tanto que supuestamente ambos son progresistas , en los países europeos hay gobiernos de distintas sensibilidades políticas. Suponiendo, que es mucho suponer, que alguno de los dos llegase a ser Presidente ¿Qué hará cuando se tomen decisiones globales que afecten a nuestro país?

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