viernes, 31 de enero de 2020

En un país imaginario (o, quizás, no tanto)



Mis queridos niñas y niños, erase una vez, hace mucho tiempo (o, quizás, no tanto) en un país imaginario (o, quizás, no tanto) llamado Conejoland donde había dos grandes tribus, llamadas la una Diestrum y la otra Siniestrum, que se repartían alternativamente el país como buenos hermanos. Había otra tribu los Uniten, pero no contaban, ya que, en vez de pretender gobernar, utilizaban todo su tiempo y energía en pelearse entre ellos.

En ese placentero estado, irrumpieron en el panorama tres nuevas  tribus. Dos de ellas pretendían implantar su hegemonía. La tercera pretendía volver al terror de los años oscuros

 Estas tres tribus se denominaban:

1)    Poderum, de la cual sus rivales decían que eran invasores y armados por otro país allende los mares Su argumento era que Siniestrum no se diferenciaba en casi nada de Diestrum, y que, por tanto, querían hacer una política más diferenciada de las que practicaban los dominantes hasta entonces, y beneficiar y hacer evolucionar a los habitantes del país. Quizás su error fue aliarse con Uniten, que les contagiaron su afición a las luchas cainitas, dedicando a esta práctica gran parte de su tiempo, en detrimento de la función que pretendían

2)    Ciutadium, que provenían de la periferia, donde había una cierta tendencia a disgregarse de Conejoland, y que, en un principio, ellos combatieron desde el propio territorio afectado por la citada tendencia. Más adelante, encontraron que los Diestrum no hacían la política adecuada, ni para la periferia, ni para todo el país. Ante esas carencias, intentaron desbancar a Diestrum. En un principio, guiados por un joven y aguerrido adalid, lograron ganar batallas, y arrastrar a sus filas antiguas huestes de sus rivales directos.  Pero, con el asalto de una nueva tribu, que trastocó todos los planteamientos, el vencedor de las anteriores batallas erró su táctica, siendo derrotado estrepitosamente, y, al ser abandonado por la mayoría de sus seguidores, decidió, desengañado, retirarse a un refugio dorado, dejando un tanto huérfanos a sus escasos seguidores que continuaron.

3)    Voceum son los malos del cuento, aliados con el brujo Fascismus, y están rompiendo todas las normas, y desde su maldad, están consiguiendo que, en gran medida, tanto Diestrum como Ciutadium hagan suyos los mandatos del brujo, pero no olvidemos que Siniestrum y Poderum, que ahora son amiguitos y juntos están gobernando, dedican más tiempo y energías a desmontar los hechizos del mago que a intentar resolver los problemas reales que tienen los habitantes del país.

¿Os habéis perdido? Pues voy a poner piedrecitas blancas en el camino para guiaros.

Siniestrun y Poderun gobiernan juntos, tanto en Conejoland como en algunos distritos, pero no tienen apenas tiempo para hacerlo por  los ataques y sortilegios que Fascismus y sus aliados lanzan constantemente.

Diestrum y Ciutadium gobiernan en otros distritos, pero, para hacerlo, necesitan el apoyo de Voceum, el cual les obliga a cumplir los designios del Brujo Fascismus.
Y así estaba la cuestión. Ahora, amiguitas y amiguitos, colorín colorado este cuento se ha acabado (o, por desgracia, quizás no tanto

1 comentario:

  1. Tú eres de los Optimistum, pero te diré que esto solo es el principio. 😘

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