Tras la exigua
victoria en la sesión de investidura del ya Presidente Sánchez, creo que todos
los españoles nos estamos haciendo la preguntamos: “¿Y ahora qué?”.
Estamos ante una
encrucijada con múltiples salidas. Unas conducen a una meta, otras al
precipicio y otras a callejones sin salida. Ninguna de ellas tiene escrito el lugar
a donde se dirigen y hasta que no se circula un cierto tiempo, no se sabe el
destino y sólo de muy pocas se puede regresar al inicio para buscar otro final.
Estamos ante unas circunstancias nuevas y otras no tan nuevas, como para que se
pueda tener una sola respuesta con visos de realidad. A cada posible situación,
tan cierta pueda ser una respuesta como la contraria, y no solo por una causa
si no por un cúmulo de ellas. Veamos a continuación algunas de las preguntas
que nos podemos hacer:
¿Durará ese tándem
toda la legislatura completa? Dados los inmensos egos y ansias de de mandar de
ambos cabezas de las fuerzas que forman la coalición es muy difícil predecirlo.
Pueden chocar a las primeras de cambio y que se produzca la ruptura, hecho que
aparentemente parece más posible o que su sed de gobernar les haga comprender que
la única posibilidad para lograr sus deseos es permanecer juntos.
¿Decepcionaran? Soy
de la opinión que sí, pero no sólo a unas sensibilidades políticas; sino a
todas. A los de sensibilidad de izquierdas porque difícilmente el PSOE estará
dispuesto a hacer una política económica realmente de izquierdas para la que ni
el país ni el entorno en el que nos movemos están preparados. Limará alguna de
las más agresivas medidas neo liberales que nos dejó de herencia el PP, hará
alguna concesión a UP en esta materia y poco más. Pero, también decepcionará en este aspecto a
las sensibilidades de derechistas, ya que no habrá una quiebra económica del
país, ni los cuatro jinetes del apocalipsis cabalgarán sin descanso por la piel
de toro. Es decir, continuaremos más o menos igual quizás la única diferencia
sea que las lágrimas y lamentos de las grandes empresas serán un poco más
visibles para así guardar las apariencias.
¿Derechos,
libertades y temas sociales? Aquí siempre el PSOE en la práctica y UP en la
teoría han ido un paso por delante. Tradicionalmente el PP se ha opuesto a la
mayoría de las leyes de carácter liberizador, confundiendo el concepto de
derecho con el de obligación, como en los casos de Ley del Divorcio, La del matrimonio entre personas
de igual sexo, a la de la interrupción del embarazo y alguna más, pero
curiosamente, una vez aprobadas esas leyes tan denostadas por la derecha, ellos
mismos no han tenido ningún reparo en utilizarlas en los casos personales
en que le ha ido bien o ¿hacemos una
lista de los políticos de derecha que se han acogido a ellas? ¿Sera esa utilización personal la causa de no
haberlas abolido cuando tenían el suficiente número de votos en el Congreso
para hacerlo? No obstante a la confianza que tengo sobre este capítulo, me
preocupa y mucho que entre las medidas prioritarias que dicen que van a adoptar
no haya oído nada sobre la “Ley Mordaza”
Medidas
territoriales.- Aquí radica el mayor escollo con el que se tienen que
enfrentar, ya que los ánimos están muy encendidos entre las dos facciones y lo
que es peor ambas partes no dejan de echar leña al fuego ya que creen que la
crispación favorece a sus intereses, importándoles un comino (como dijo ka Sra.
Bassa) los intereses generales de España o de Catalunya. Si logran llegar a un
acuerdo no traumático, demostrarían una valía política muy superior a la que
previamente les concedemos
¿Los medios? Pueden
influir de manera muy notable. Intoxicando a la opinión pública o manteniendo
una actitud crítica pero no beligerante al nuevo Gobierno. El verdadero
problema en este caso, es si primara la información o la propaganda, aunque con
los antecedentes que tenemos, soy bastante pesimista al respecto.
En cualquier caso
¿Qué puede suceder? Todo o nada, pero me temo que la oposición no va a ser nada
constructiva y que primarán las descalificaciones, insultos o medias verdades
(mentiras). Que por ambas partes se olvidara la dialéctica ya que de momento
hemos aprendido algo que parecía muy difícil: pactar, ahora nos hace falta
aprender a dialogar.
Yo quiero ser más optimista, pero no sé si en realidad tenemos motivos o es una necesidad que proyecto en mis anhelos.
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