viernes, 17 de abril de 2020

Los expertos (crónicas de encierro 5)



Tenemos la enorme suerte de vivir en un país lleno de genios renacentistas, que igual tienen la solución a los problemas económicos mundiales, a los errores de cualquier entrenador o seleccionador de futbol, o también cómo afrontar una pandemia.
Quizás el único problema en el desaprovechamiento de esos potenciales venga derivado de la falta de ambición de esos genios. Podrían ser consultores de la ONU, de la NATO, de las grandes potencias, de las más afamadas multinacionales, o, incluso, en vez de poner sus conocimientos a disposición de terceros, los podrían utilizar para actividades por cuenta propia.
Pero no, ellos, con una modestia encomiable, renuncian a la fama, a los honores, y, como no,  a los pingües beneficios que su sabiduría podría reportarles.
No pretenden reconocimiento público. Su única pretensión es iluminar las mentes de sus semejantes más próximos. Por esta razón, sueltan sus píldoras ilustrativas en el bar, o, actualmente, han ampliado un poco más su esfera de influencia a las redes sociales. Curiosamente, nunca coinciden con las resoluciones o actuaciones del gobierno de España, especialmente si este tiene un tinte progresista. Veamos algunos ejemplos en torno al Covid 19.
El gobierno no prohíbe la manifestación del 8 de marzo. Y, lógicamente, esos expertos cargados de razón tildan al gobierno de incongruente, o, directamente, de asesino por poner en riesgo la salud y la vida de los ciudadanos. Está demostrado que los espectáculos recreativos, tanto en espacios abiertos como cerrados, no afectan a la expansión de la pandemia, ni las misas, ni el fútbol, ni las campañas electorales, ni los aquelarres de cierta ideología. Debe ser que el feminismo es un vector para la propagación del coronavirus.
Con las primeras infecciones, el Gobierno no toma drásticas medidas, son, por tanto, unos irresponsables. No importa que poco antes de la promulgación del estado de Emergencia, y cuando ya se anunciaba que se tomarían medidas restrictivas, las mentes privilegiadas clamaban por el alarmismo impresentable del Sr. Sánchez, que lo único que buscaba era hundir a los empresarios para congraciarse con el Sr. Iglesias.
Cuando, por fin, se decreta la alarma con restricciones a los ciudadanos, y a algunas actividades económicas, todo son imprecaciones por haberla promulgado tarde, y por qué no abarque toda la actividad económica. Como estoy hablando de mentes incomparables sigo con mi negativa  a hablar de esa ideología (suponiendo que al fanatismo y al odio se le pueda llamar ideología)   nefasta e indeseable que negaba alguna restricción en la dinámica económica.
En vista del incremento de la mortandad, el Gobierno para toda la actividad económica. Eso levanta dos corrientes de opinión distintas, una de ellas opina que lo hace tarde, la otra que el país se colapsará.
Ahora ha permitido ciertas actividades, y vuelven a surgir  dos tendencias, la una sentencia que no se debía haber suspendido nunca, la otra que la permisividad es precipitada y que los muertos nos desbordarán.
Tienen la solución para que al inútil del Sr. Sánchez no le hubiesen vendido pruebas de diagnostico defectuosas, y de que por su culpa las adquirieran también Alemania, Francia, y Gran Bretaña.
Si les hubiesen escuchado a ellos, que están en posesión de todos los recursos intelectuales, no se hubiese producido la eutanasia criminal en las residencias geriátricas de España, y, de paso, del resto del mundo de las que también tiene la culpa el pérfido Sr. Sánchez.
Podría seguir durante páginas y páginas sobre las tragedias que se hubiesen podido evitar si se les hubiese hecho caso a ellos, y en vez de dejar actuar al gobierno socialista comunista.
Solo hay un pequeño detalle que, por su escasa importancia, no sé si merece la pena reseñar, pero ya que hemos llegado hasta aquí…
Todas las brillantes y geniales soluciones las anuncian cuando los hechos ya no tienen remedio, o, como dicen los castizos, “a toro pas

1 comentario:

  1. Y no olvidemos las llamadas a un levantamiento. Gobierno de concentración, elecciones anticipadas (los más tímidos) o la responsabilidad del ejército ante esta situación. Incluso se ha llamado al rey a actuar en favor de esos movimientos.

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