viernes, 3 de abril de 2020

Analizando conductas propias (crónicas de encierro 3)




El confinamiento, las largas horas en casa, el tiempo que hay que llenar te permite reflexionar sobre actitudes, actos, o hechos pasados.

Parece como si hiciese muchísimo tiempo, dada la vertiginosa sucesión de los acontecimientos en estas últimas semanas. Uno de estos actos fue cuando en Facebook mostré un cartel en él que le resté importancia al tema del Covid-19. Evidentemente, me equivoqué, como, desgraciadamente, se ha empeñado en demostrar la realidad.

Cuando hice el comentario, la enfermedad prácticamente aún no tenía incidencia en nuestro país, y en Italia, donde comenzó el contagio en Europa, el índice de mortalidad estaba rondando el 5%, prácticamente la mitad que en la actualidad.

Cometí la ligereza de restarle importancia, en comparación con el sufrimiento de los refugiados que huían de la guerra, tildando a la infección, que se ha convertido en pandemia, de ser una afección comparable a una simple gripe.

¡Qué equivocado estaba!

Un amigo, que es médico y trabaja en uno de los grandes hospitales de Madrid, me advirtió que estaba equivocado, ya que la ocupación de las UCIs, cuando recién comenzaban los casos de contagio en nuestro país, demostraba que nos encontrábamos en el inicio de un gravísimo problema sanitario. Como tengo mucho respeto por sus opiniones profesionales (obviamente por las personales también), comencé a mirar la situación desde otra óptica mostrando cada vez más preocupación.

El tenía toda la razón, y el resultado es verdaderamente nefasto. La economía mundial se resentirá en todos los aspectos: en algunos casos por la paralización de la mayoría del proceso productivo; en otros, por plegarse a los dictados del gran capital y no pararlo, con lo que la pandemia, en su aspecto más global tendrá una duración mayor, teniéndose que plegar en mayor medida a los dictados de las ciencias de la salud, como en los casos de Gran Bretaña y Estados Unidos.

Siendo de capital importancia el tema económico, lo peor es el tema humano, con miles de muertos contabilizados en todo el mundo, y los que no se podrán contabilizar por cuestiones de recursos e infraestructuras en el tercer y el cuarto mundo.

Para continuar siendo coherente conmigo mismo, como dije la semana pasada, no quiero buscar culpables. Nadie estaba preparado para una crisis sanitaria de esta envergadura. Todos tenemos la solución cuando ha pasado el problema. Dejemos trabajar a los técnicos, y a la ciencia, y aprendamos de nuestros errores. Hagamos, dentro de la responsabilidad personal y colectiva, lo que esté en nuestras manos para acabar con esta situación.

No obstante mi grave error de apreciación, no podemos olvidar a los refugiados, que continúan huyendo de la guerra, una guerra que no conoce de pandemias y de dramas, que solo se alimenta de odio y de ansias de poder. Guerra, que no olvidemos fomenta el mundo occidental surtiendo de armas y escatimando alimentos a la población ¿Se estarán contabilizando en los campamentos de refugiados los afectados y los muertos por el coronavirus?

A los que me leen o me han leído alguna vez, le extrañará, posiblemente, el tema elegido para ilustrar este escrito. Me salgo de lo habitual, pero en estos tiempos tan duros que estamos viviendo un poco de belleza ayuda a pasarlo un poco mejor ¿Y, qué es más bello que una rosa?



2 comentarios:

  1. Sólo pienso en que menos mal que nos ha "tocado" con este gobierno, que se ha encargado de pensar en la gente, no en los grandes capitales.
    Por cuanto respecta a los refugiados, es cierto, que han desaparecido, como los feminicidios en Latinoamérica o la guerra en Oriente Medio.
    Las noticias ya sabemos a quiénes sirven, y para qué sirven, que es lo más importante.

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    1. Nos hubiesen "convencido", como ya hicieron con la crisis financiera que la culpa era nuestra y que lo primero era salvar la indusytria turística, ya que era el motor de nuestra economía. Esa misma industria que en los últimos años y favorecida por el terrorismo en los paises competidores se vió favorecida por un aluvión de turista que les dejaron pingües beneficios, beneficios que no mejoraron las condiciones laborales de sus empleados y que invirtieron en otros países con economías emergentes. El sr. Sánchez y su equipo se ha equivocado, muchas veces, ha improvisado, se ha contradicho ¿Perro quien estaba preparado para esta pandemía? ¿Qué infraestructura ha heredado? Y no nos olvidemos que están actuando con los presupuestos que dejó el PP. Por eso porque están defendiendo los derechos de los ciudadanos en vez de a otros intereses, estan rcibiendo los palos que están recibiendo. Y lo que es peor, con la complicidad de los mismos a los que está favoreciendo. En cuanto a los medios, ¿para que hablar si sabemos en manos de quien estan?

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