viernes, 15 de mayo de 2020

Echemos una mirada (crónicas der encierro 9)



A estas alturas de la película, creo que sería bueno hacer una parada y echar una mirada a nuestro alrededor para ojear  nuestro entorno, antes de sacar el cilicio para fustigarnos, o el botafumeiro para vanagloriarnos como país de las actuaciones de nuestro gobierno ¿No les parece conveniente?
Empecemos por los amos del Imperio occidental. Es muy difícil hacer una  comparación entre ellos y la situación europea. Hay diferentes causas que  impiden  una comparación global entre sus circunstancias y las nuestras. Quizás la razón más importante que nos diferencia es la posición de su Gobierno y de una gran parte de sus ciudadanos, ya que son  contrarios a una sanidad pública, global, y sufragada mediante impuestos, como ocurre con la cultura europea del estado de bienestar. Con esta situación, en los EE.UU. los declarados oficialmente como pobres y que cumplen una serie de requisitos administrativos sí que están, al menos en teoría, protegidos sanitariamente, pero la clase media queda al aire, ya que la mayoría de los seguros privados, asequibles a los trabajadores, no cubren los casos de pandemias de este tipo. La medicina en los EE.UU. puede tener los mejores especialistas, pero no resulta lo que se llama barata. Por no hablar de los diferentes posicionamientos entre seguridad vs. Salvaguarda de la economía en los diferentes estados. La coyuntura entre la carencia de una sanidad pública y la teoría, muy arraigada entre los pertenecientes al Partido Republicano (que conforman el gobierno del país y buena parte de los estados con mayor número de casos registrados) de salvar a toda costa la economía, aun a costa de tomar medidas restrictivas, que son las únicas que se han demostrado efectivas para limitar el avance de la enfermedad, ha llevado a ese país a liderar en valores absolutos el número de contagiados y de fallecidos.
Gran Bretaña se pone como ejemplo de que no ha decretado el estado de alerta, pero se olvidan los detractores de esa posición de que el Parlamento ha  autorizado al Gobierno  a adoptar todo tipo de decisiones necesarias para luchar contra la pandemia, incluido el confinamiento de los ciudadanos. Es el tercer país en cuanto al número de infectados y el número de muertos ronda los 40.000. La oposición votó a favor de esa resolución, y, curiosamente, es el Partido Conservador, que es el que da soporte al Gobierno, el más crítico con las medidas restrictivas, que el Sr. Johnson se resiste a liberalizar al ritmo que le pide su partido ¿Tendrá algo que ver que él mismo estuvo afectado por el Covid 19, y tuvo que estar internado en una UCI?
Alemania es otro de los países que no ha decretado el Estado de Alarma, ya que, al igual que en  el caso británico, el Parlamento concedió al Gobierno autorización para que tomase las medidas oportunas para la lucha contra la pandemia, incluidas las de confinamiento y restricción de movimientos y de cualquier otra índole en ese aspecto. Tiene el respaldo de la oposición. Es de destacar que tiene un bajo número de fallecidos, a pesar de su alto número de población, y, aunque ha habido un ligero repunte, el número no llega a 8.000 defunciones debidas al virus.
Se apuntan dos posibles causas a estos favorables resultados. La primera es el alto porcentaje de sus presupuestos dedicados a la salud, que casi duplica al de España en gasto público en salud por habitante (no olvidemos que en nuestro país  está actuando con los presupuestos heredados del PP, ya que no le ha sido posible al Gobierno, por el momento, aprobar los confeccionados por él).  La otra causa que apuntan, y que no avalo ya que desconozco si es realidad o bulo, es que no han contabilizado a los mayores fallecidos en residencias geriátricas.
Francia, al igual que España, tiene declarado el Estado de Alerta. Aquí la resistencia a estas medidas viene encabezadas por una parte importante de la población que estaba en contra de las medidas neo liberales impuestas por el Sr. Macrón, y que ha aprovechado el estado en que se encuentra el país para reprimir y acallar las protestas. Ronda los 30.000 muertos, sin llegar a alcanzar dicha cifra.
Rusia, dadas las características del país, entre el tipo de gobierno, tan sui géneris, de su Presidente, no sé hasta qué punto pueden ser fiables sus cifras, es el segundo país del mundo en cuanto al número de infectados, con unos 250.000. No hay número oficial de fallecidos, y las cifras oficiosas resultan completamente inverosímiles.
Excepto en Rusia, que no se sabe muy bien si van o vienen, en casi todos los países se van tomando medidas más o menos escalonadas, tendentes a volver a una normalidad relativa y a relanzar la economía.
Como datos anecdóticos conviene destacar que más del 53% de los fallecidos en Bélgica han sido en residencias geriátricas, y que prácticamente la totalidad de países han comprado material sanitario defectuoso o totalmente inservible.



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