En unos momentos de
miedo al presente por la pandemia, de terror al futuro por las consecuencias
económicas, de incertidumbres, de dudas, de replantearse el futuro, tanto en un
plano personal como colectivo, aún podemos tener una esperanza: Si nos alcanza
el mal, peor o mejor, tendremos
asistencia sanitaria, si nos afecta a la salud, o en forma de subsidio
(ayuda, o démosle el nombre que se quiera), si nos alcanza la crisis económica
que se vislumbra.
En esta España
nuestra, existe un colectivo del que nadie habla en estos momentos, pero que
está ahí, sin derechos, sin subsidios, a pesar de la falsa propaganda de
indeseables fascistas, sin forma de ganarse el parco alimento en la economía
sumergida.
Pero están ahí, son
seres humanos, son nuestros semejantes, necesitan alimentarse, necesitan
vestirse, necesitan descansar, y, para lograrlo, necesitan trabajar.
Aquí es donde me
gustaría que esos patriotas de banderas y aguiluchos me dijeran, si fuesen capaces
de hilvanar una frase sin auxiliarse de rancias consignas ¿Cómo es posible que,
si vienen a quitarnos el trabajo que por derecho divino nos corresponde a los
españoles, haya tantos/as dependientes que han quedado desasistidos al no poder
desplazarse los/as cuidadores/as hasta el domicilio del dependiente a causa del
confinamiento, ya que, al no estar legalizada su estancia, no podían trabajar,
y, por tanto, obtener el salvoconducto para salir de casa? Lógicamente, los de
las pulseritas no han ido a paliar la situación.
¿Cómo es posible
que ahora que no hay ladrones de puestos de trabajo, los agricultores de Hueva
vean pudrirse las fresas en las plantas, o los tomates en el mar de plásticos
de Almería, o la fruta en el Maresme?, ¿Dónde están los afectados por el robo
de puestos de trabajo que no acuden en tropel a recuperar esos puestos
de trabajo que legalmente les pertenecen, según la propaganda de la caterva
racista?
Para combatir el
odio de la propaganda fascista no voy a caer en la simplicidad de defender que
todos los emigrantes son honrados y vienen a trabajar. No es cierto. Entonces
sí que serían diferentes a nosotros. Los emigrantes son seres humanos, como
nosotros. Los hay trabajadores, como nosotros. Los hay holgazanes, como
nosotros. Los hay honrados, como nosotros. Los hay malhechores, como nosotros.
Y los hay que, en principio, eran horados, pero, ante las dificultades y la
tentación del dinero fácil, caen en la delincuencia, como nosotros.
Y sí, vienen muchos
ilegalmente, ¿Pero quién no huiría de una guerra, o del terror, o de la
hambruna, o de los gobiernos corruptos y opresores impuestos para el beneficio
del primer mundo?
Hay gente que
intenta separar por causas las diferentes circunstancias de la emigración, como
podría ser la emigración para pedir refugio político, por motivos ideológicos,
religiosos, o, incluso, de identidad sexual, y la emigración por motivos
económicos.
Personalmente opino,
y solo es una opinión, que no hay tales. Toda causa es económica, ya que esas
guerras, o esos gobiernos despóticos y tiranos se mantienen por causas
económicas, y, llevando a un extremo la situación, no sé si es peor que te
caiga una bomba y te mate, a que te mate el hambre, y ver cómo se mueren por
esa misma causa los tuyos.
Por último, no
puedo menos que pensar en esa especie de Alzheimer colectivo que sufrimos los
españoles en materia de emigración. Hemos olvidado, casi por ensalmo, que
históricamente España ha sido tierra de emigración. Ciñéndonos al último siglo,
y para respetar las divisiones tradicionales, hemos tenido emigrantes políticos,
gracias al dictador fascista que tanto parecen añorar algunos, y otros
económicos, a causa de las políticas del dictador citado anteriormente.
¡Ah! Que no digan
algunos que los españoles se fueron todos
de forma legal y con contratos de trabajo porque mentirían como
bellacos. Conozco a los suficientes con nombre y apellidos como para desmentir
ese bulo. Es cierto que los hubo en esas condiciones, pero hubo muchísimos que entraron en otros países de forma ilegal.
La inmigración "ilegal" es la causa siempre olvidada. Sin derechos, sin ayudas... y eso que, casi como todos, pagan sus impuestos (no olvidemos que del IVA no se libra nadie) y obtienen pocos beneficios (no tienen acceso más que precario a la sanidad pública, que tanto defienden algunos ahora con una mano, que con la otra golpean sin cesar). Conozco algunos casos que estarían encantados de pagar IRPF o autónomos: sería señal de que están "legalizados". Tanto "ilegal" como "legalizados" van entrecomillados porque nadie a priori es ilegal. Ilegal es el que delinque, no el que se desplaza por hambre o por "capricho" de vivir.
ResponderEliminarMe lo has dejado muy difícil para contestar, ya que a tu comentario solo se puede añadir: un Amén laico
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