viernes, 26 de junio de 2020

¿Se acabó?




Creo más bien en un ¿se acabó? a un ¡se acabó! como cantaba María Jiménez pero…
Ha finalizado oficialmente el Estado de alerta sanitaria, y hemos entrado en lo que se ha venido a llamar: “nueva normalidad?.
Sin embargo permítanme manifestar mis dudas al respecto.
1)    ¿Verdaderamente han finalizado las causas sanitarias que motivaron la declaración de la emergencia? ¿Está la ciudadanía concienciada de tener que continuar con unas estrictas medidas profilácticas para evitar que vuelva a dispararse el número de infectados y fallecidos?
2)    ¿Están todas las CC.AA. en disposición de afrontar un rebrote importante de la pandemia? O por  el contrario ¿se ha desmontado la infraestructura sanitaria con demasiada premura en algunas der ellas?
3)     ¿Se han establecido protocolos claros, de obligado cumplimiento y sobre todo rígidos y seguros para controlar a los visitantes de allende nuestras fronteras, tanto si vienen en transportes colectivos como  por medios individuales o familiares?
4)    ¿Hay protocolos especiales para viajeros que provienen de países en los que la pandemia está lejos de estar controlada como son Gran Bretaña, los EE.UU. o la mayoría de los países sudamericanos, especialmente Méjico y Brasil.
5)    ¿No se ha acelerado el fin de las medidas cautelares primando los motivos económicos sobre los sanitarios?
Sin embargo las dudas ya no provienen exclusivamente de cuestiones relacionadas con la salud. También son originadas por las motivaciones políticas de algunas formaciones, que se han acentuado durante lo más duro de la crisis y que apuntan en la misma dirección en el futuro
Partamos de la base, que el Gobierno ha errado repetidamente y ha rectificado en diversas ocasiones sus propias decisiones, en una palabra, que no estaba preparado para afrontar una situación tan terrible como la que nos ha tocado vivir. Sin embargo me gustaría que con sinceridad y sin actitudes partidistas se me respondiera ¿Qué gobierno de nuestro entorno estaba preparado? ¿Qué Gobierno tenía en principio unas ideas claras sobre cómo actuar correctamente? ¿Qué Gobierno en mayor o menor medida no ha tenido que variar alguna de sus previsiones y actuaciones? ¿Qué gobierno venía de una situación de grandes recortes en sanidad y con gasto sanitario  y prestaciones sociales por debajo de la media europea? Precisamente en las CC.AA. que mayores recortes había habido, es en donde más ha golpeado la enfermedad,  que donde se privatizó en mayor medida los centros geriátricos, es también donde el porcentaje de personas de edad avanzada han fallecido en un porcentaje muy superior al der los países de nuestro entorno e incluso a los de otras CC.AA. Pero sobre todo ¿Qué gobierno ha tenido ha tenido que actuar con la crítica permanente a todas sus actuaciones, a todas sus previsiones y sin ninguna aportación en positivo del principal partido de la oposición?
Sí, el Gobierno, se ha equivocado en muchas de sus actuaciones. Si, el  Gobierno ha variado de posición en bastantes ocasiones ¿Pero es que aún defendemos el “sostenella no enmendalla”? Al no tener precedentes son lógicos los errores, pero ¿no hacen más fuerte al que reconoce errores, rectifica y no persiste en ellos?
¿Nueva normalidad?
¿Podemos llamar nueva a continuar sin ponerse de acuerdo (excepto en tapar tropelías de personajes impunes ante la ley? ¿Podemos llamar nuevo a que las mismas Comunidades que hicieron los mayores recortes en la financiación de la sanidad pública continúen con esa misma  política? ¿Podemos llamar nuevo a que para algunos partidos, la única solución aportada es que se vaya el Gobierno salido de unas elecciones, para volver a gobernar para aplicar su política económica, cuyas consecuencias fueron  mayor  precariedad y una enorme desigualdad económica.
¿Normalidad? ¿Se puede llamar normalidad a que una portavoz parlamentaria llame al padre de otro parlamentario terrorista y no pase nada? ¿Se puede llamar normalidad a que un energúmeno amenace a un vice Presidente del Gobierno desde su cargo y le rían las gracias?
No digo que indeseables, no se puedan colar en cualquier grupo, nadie está exento de que se infiltren delincuentes, pero lo que demuestra la catadura ética de la formación, es su no reacción y no haber expulsado fulminantemente del partido a los autores de los hechos carentes de ética y quizás plenamente delictivos (digo quizás ya que esta condición debe darla desde un juzgado)).

3 comentarios:

  1. Al principio pareció que nuestros valores variaban hacia la colectividad y el bien común, pero muy rápidamente pasamos a la normalidad vieja, que es la de ahora con otro nombre.
    Nada ha cambiado, nada hay nuevo más que el nombre.
    Bueno, sí, hay una cosa nueva: un virus suelto, sin medicación contra él, para el que seguimos sin estar preparados como colectivo.

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  2. Me temo que coincidimos en el análisis. Creer lo contrario, no sería de optomistas. Sería de ilusos.
    Como bien dices, la única diferencia, es que ahora hay un "bicho" sin control a lo que la ciudadanía se obstina en minimizar

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