Generalmente, es
más gratificante criticar a todos los partidos políticos con sus respectivas cabezas
al frente, aunque tengan cierta afinidad con tus ideas políticas, que reconocer
un error de juicio con respecto a una formación política, especialmente, si es
de una ideología muy alejada de la propia.
Creo que me
corresponde reconocer públicamente (al menos todo lo públicamente que supone la
difusión de estos escritos) mi error al valorar a una de esas cabezas
políticas.
A la vista de su trayectoria, en mi opinión, C’s había
perdido el norte, intentaba en casi todos los temas adelantar por la derecha al
PP, y a los de la formación de extrema derecha. A raíz de esta ubicación,
perdió un apoyo en las urnas de magnitud estelar, sólo superado por la U.C.D.
en tiempos de la transición. No fue la única perdida, también se dejaron en el
camino a militantes destacados e históricos que colaboraron a fundar el partido.
Tras esta hecatombe
política, el responsable de la dirección tomada por la formación, el Sr.
Rivera, tuvo la decencia de dimitir, cosa que le honra, dada la ética que es
habitual en la clase política española.
Y he aquí a C’s sin
un referente, político, y personal, carencia importante dado el carácter
personalista que había tenido en la toma de decisiones, y en su exposición
pública; con una drástica bajada de
representación parlamentaria; con una ingente cantidad de bajas entre su
afiliación, y, lo que es peor para una formación política, sin una estrategia
política a seguir.
En resumen, lo que se
ha dado en llamar: La Tormenta Perfecta ¿Y quién estaba al mando de esa nave
para evitar el naufragio: la aparente “Florero mayor del reino”.
Inés Arrimadas se
había distinguido por estar a la sombra de Albert Rivera, a realizar unas
pocas declaraciones, algunas un tanto polémicas, y siempre haciendo una función
de eco de su presidente. En función del cariz que había tomado el partido en
cuanto al culto a la personalidad, prácticamente las únicas caras conocidas,
eran: el Presidente, Sr. Rivera, el Secretario General, Sr. Girauta, y la
Portavoz, la Sra. Arrimadas. La dimisión del presidente y la trayectoria
política del Secretario General hacen que la única persona conocida desde fuera
del partido (y, posiblemente, también para muchos de los de dentro) sea la Sra. Arrimadas, transformándose así en
la candidata natural para presentarse y ganar las elecciones primarias, de las
que saldría quien iba a ser la cabeza visible para encabezar el previsible languidecimiento,
hasta la disolución del partido por falta de proyecto.
La Sra. Arrimadas arrasó
con algo más del 76% de los votos. Tras las primeras declaraciones triunfales,
de forma tímida, pero cada vez con más protagonismo, comienza con sus cambios. C’s
deja de competir para ver quién era el más duro en la oposición al Gobierno,
deja el lugar que quería ocupar en la extrema derecha, o dicho de una manera
más gráfica, se va alejando de la “foto de Colón”.
Comienza a realizar
propuestas viables, hace algo que ya estaba olvidado en la oposición al Gobierno:
dialoga.
Ofrece posibles soluciones
y apoyos, pero exige contraprestaciones. Salva, con su voto a favor, la
continuación del estado de emergencia. Resumiendo: hace POLÍTICA. Comenzando a virar
el rumbo, para volver a ocupar su zona natural dentro del espectro político.
En el nuevo
posicionamiento de C’s, resulta muy notable la propuesta del Sr. Garicano, eurodiputado
y vice Presidente del partido, en el sentido de establecer una tregua temporal
para que las fuerzas políticas y sociales colaboren para adoptar medidas
tendentes a paliar la aguda crisis social, sanitaria, y económica que la
pandemia está dejando en nuestro país.
Es de destacar que en
las encuestas de estimación de voto, la tendencia del mismo está evolucionando
positivamente ante la situación que está ocupando C’s.
Para ser sincero,
nunca pensé que escribiría de forma tan laudatoria de esta formación. Pero si
quiero ser ecuánime, que no imparcial, opino que se le debe agradecer su
esfuerzo en buscar soluciones en vez de confrontaciones estériles.
Totalmente de acuerdo. Ya estaba bien de buscar la bronca con la extrema derecha y quedarse en la derecha normal, de la que nunca debieron salir. No es malo que haya variedad. Lo malo es alinearse a la contra porque sí, sin contenido.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasar y comentar.
ResponderEliminarMe encanta que coincidamos