viernes, 11 de diciembre de 2020

Preocupación


 

Preocupación, e, incluso, cierto temor es lo que me produce la deriva que ha adoptado el partido de la oposición con el advenimiento de su nueva dirección.

El PP, aunque contrario a mis ideas, en épocas anteriores, y a pesar de sus orígenes, había respetado las reglas del juego democrático. Es verdad que algunas actuaciones aparentemente irregulares habían cometido, unas juzgadas, y otras pendientes de juicio. Generalmente, habían sido ciertas “irregularidades económicas” (no siendo en estas cuestiones el único partido en cometerlas, dicho sea de paso), pero, en lo fundamental, respetaba las normas.

Cuando estuvieron en la oposición, ejercieron de oposición, y cuando las urnas les favorecieron, gobernaron. Otra cosa es que muchas de sus decisiones o medidas gustarán o no. Personalmente no me gusto casi ninguna, y no digo categóricamente que ninguna como salvaguardia, a pesar de que ahora no recuerdo ninguna de las que no me disgustaran.

Las cosas cambiaron de cariz cuando el flamante abogado, con un curriculum académico increíble (en el más amplio sentido de la palabra), llegó a la cúspide de la dirección del partido, contradiciendo sus propias palabras pues había afirmado que el acceso al cargo debía corresponderle al que más votos directos hubiese obtenido en la elección. Convenientemente, se olvidó de sus palabras anteriores, ya que el quedó segundo, tras la Sra. Saenz de Santamaría, ganando en segunda vuelta con los votos trasvasados de la tercera en discordia, la Sra. Cospedal. Esto es una cuestión tangencial, interna, y plenamente legal. Únicamente lo cito para ayudar a definir la credibilidad del Sr. Casado.

Sus primeras declaraciones fueron para mentir sobre aspectos de la Constitución, ya que la Carta Magna contempla los votos de Censura y sus consecuencias, y no se debe olvidar que el PP utilizó esta figura legal, que no prosperó. Por tanto, sus reiteradas manifestaciones sobre la ilegitimidad del Gobierno que surgió del voto de censura son un claro ejemplo de un intento de desestabilizar al ejecutivo, y dar razones para socavar la democracia existente.

No queda ahí la cuestión, y no voy a hablar de su constante boicot a las medidas sanitarias tomadas por el Gobierno, que han sido similares a las del resto de gobiernos de los países democráticos de nuestro entorno; ni tampoco de votar y alinearse con políticas que redujeron la aportación de la UE para la recuperación de la economía destrozada por la pandemia. Ya que son posiciones políticas tendentes a desgastar al Gobierno, se podrían tildar de poco éticas y desleales, pero no caen en la ilegalidad. Eso sí, se podrían fácilmente confundir con políticas de extrema derecha, y no propias de un partido que se autodefine como El Centro y  la alternativa de Gobierno.

Todo el mensaje fascistoide del actual PP con el Sr. Casado sobre el Gobierno social-comunista-bolivariano-proetarra-separatista (partidos que, por cierto,  están todos ellos amparados por la Constitución, y a los que reconoce el derecho y el deber de discrepar con el orden establecido dentro de la ley), y  sus mensajes catastrofistas sobre la ruptura de España, y de la entrega de la nación a sus enemigos promueven y alimentan  a gente tan “demócrata” como, por ejemplo: un General que quería bombardear Catalunya, un nieto del Dictador, el Presidente de la Fundación Francisco Franco, un Comandante participante activo en el 23F, otro al que le gustaría que se murieran 26 millones de españoles, uno más que aportó que en vez de desear su muerte sería mejor fusilarlos, además de un número significativo de nostálgicos que no han querido integrarse en la democracia, pero sí aprovecharse de las cuestiones que les benefician.

¿Creen acaso el Sr Casado y sus seguidores que si triunfase una dictadura como la que propician con su actitud suicida iban a disfrutar de Poder? Si es así, es que es más necio de lo que pienso. Opino que es un narcisista resentido por sus reiterados fracasos electorales, y por no tener cabida sus actitudes en una sociedad democrática, y está haciendo de aprendiz de brujo, al que se le ha ido el control de la situación.

Espero, por el bien de la democracia, que los demócratas de derechas reaccionen, y coloquen de nuevo como alternativa de poder real a un partido creíble dentro del juego de alternancia del poder.

Tengo que confesar que jamás pensé que echaría de menos al Sr. Rajoy como mandatario del PP, y mucho menos a la etapa presidencial al Sr. Aznar antes de que se convirtiera en Sumo Hacedor.

Para finalizar me pregunto: ¿el Rey de España S.M. Felipe VI se habrá leído la Constitución? ya que en caso de haberlo hecho, creo que debería hacer una manifestación pública defendiendo la democracia contra los tufos fascistas y dictatoriales de las cartas de ex militares que está recibiendo.

Quizás debiera recordar que su padre ha estado viviendo a cuerpo de rey (nunca mejor dicho) a raíz de una intervención televisiva durante el anteriormente citado 23F.


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