viernes, 5 de marzo de 2021

Señorías de horca y cuchillo


 

No, no es una errata. Vista la actuación der algunos jueces y juezas en este país, sus actuaciones van más destinadas a satisfacer sus deseos y ambiciones, que a buscar la justicia y la equidad. Actúan como señores feudales, imponiendo su voluntad basada o en sus creencias y/o intereses personales. Sus decisiones pasan atropelladamente por encima tanto r de las decisiones del Ejecutivo como del poder legislativo, en tanto que su cúpula permanece a lo suyo: perpetuarse en la confortable poltrona que ocupan con una más que dudosa legitimidad.

La pregunta que nos hacemos los ciudadanos es la siguiente: ¿Cómo la cúpula del máximo órgano de la judicatura va a imponer el respeto a la Ley, si son los primeros en no cumplir el espíritu de la Constitución, aposentándose de forma permanente en sus poltronas, manteniéndose en ellas a pesar de haber finalizado con creces el periodo para el que fueron elegidos?

Es cierto que es la clase política la que no se pone de acuerdo, gracias a la actuación de bloqueo filibustero del PP para mantener una posición fraudulenta que les favorece, más aun en la situación procesal en que están inmersos, donde, a toda costa, quieren ser juzgados por jueces afines.

No es menos cierto que los ocupantes de esos altos cargos son los que deberían dar ejemplo, y oponerse con toda la fuerza de la Ley a esta situación anómala. Sin embargo, son los primeros en aceptar las prebendas, y usar sus cargos usurpados para actuar a su antojo y conveniencia, no dudando en denunciar de forma solapada y mendaz ante organismos internacionales los intentos del legislativo para desbloquear la situación, tan encontrada con el Título VI, Artículo 122 punto 3 de la Constitución española.

Delante de este panorama el que nos encontramos ¿Se puede extrañar alguien de las extrañas sentencias de algunos jueces?

No hablo de las vergonzosas resoluciones absolviendo a acusados por que la víctima se vistiera de “forma improcedente”, y que de ese modo “provocara” al agresor sexual; o de las sentencias sexistas ante flagrantes actuaciones machistas, como el fallo en primera instancia del “Caso de la Manada” en Navarra; tampoco del juez que obligó a una víctima de violencia de género a convivir con su agresor, y acabó quemada viva. Digo que no hablo de esos casos porque sería tema no de un simple escrito como este, sino de un macro juicio contra la percepción que tienen muchos jueces, y parte de la sociedad sobre el género, especialmente sobre el género femenino. Tampoco hablo de la sentencia por la cual el Estado debe pagar a la familia del sanguinario dictador la cantidad de 800.000 € en concepto de compensación por las obras y “mejoras” realizadas en el Pazo de Meirás, ya que la pregunta para cualquier persona en su sano juicio sería ¿Y con cuánto debe esa gente indemnizar al Estado por la ocupación ilegal durante estos 40 años? Claro está que para algunos jueces hay “ocupas” y “okupas”.

No obstante estos mediáticos ejemplos, y muchos más que podría traer a cuento, quiero hacer mención a dos casos recientes.

El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco revoca cautelarmente la orden del Ejecutivo de dicha autonomía de cerrar los establecimientos de hostelería, no teniendo en cuenta el Estado de Alerta sanitario decretado por el Gobierno Central. Permitiéndose, además, interpretaciones particulares, y con opiniones vejatorias para profesionales titulados. Nadie ha movido un dedo para desautorizar a ese magistrado. Aparte de calentar sillones ¿Qué hace el Consejo del Poder Judicial?

La jueza del Juzgado de Guardia en Palma impide el desalojo de una fiesta ilegal de más de tres días de duración continuados, con 2 Dj actuando, con más de 200 asistentes, y con consumo de alcohol y drogas, en plena pandemia, con los ciudadanos sufriendo las restricciones necesarias, y los hosteleros conscientes sin poder abrir sus establecimientos, ni tan siquiera en las terrazas. Por supuesto que Su señoría sigue feliz y contenta, y encantada de haberse conocido.

¿A qué va a resultar que Pedro Pacheco, ex Alcalde de Jerez, a pesar de todas sus tropelías, tenía su parte de razón?


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