viernes, 23 de abril de 2021

El efecto mariposa (6)


 

Una de las consecuencias de llevar muchos años más o menos implicado en los temas políticos, bien como actor, bien comentándola, y, por qué no, sufriendo sus consecuencias, es que raramente te sorprende alguna acción de sus actores principales.

Te puede alegrar un comportamiento, o te puede desagradar, y, casi siempre, ratifica tus impresiones previas; sin embargo, casi nunca sorprender, y menos desconcertar.

Tengo que reconocer que la conducta de una de esas líderes sí me ha desconcertado, ya que no alcanzo a entender su postura dentro de las maneras habituales de hacer política de este país.

Me estoy refiriendo a Dña. Inés Arrimadas que, a pesar de los desprecios y desplantes que ha sufrido en lo personal y lo político por cuenta de la Sra. Díaz Ayuso, pretendiente a presidir el Gobierno de España (no es una errata, su trayectoria y su campaña en las elecciones para la Comunidad de Madrid lo avalan), sigue insistiendo.

En su condición de Presidenta de la Comunidad de Madrid, la Sra. Díaz Ayuso infringió al representante de su partido en el Gobierno de dicha Comunidad Autónoma una cantidad inaudita de descalificaciones y ninguneos, mostrando en todo momento desprecio, tanto a su persona, como al partido que representaba, y al que, no olvidemos, le unía un acuerdo de gobierno que nunca cumplió.

Mi perplejidad surge cuando Dña. Inés no duda en proclamar a los cuatro vientos, y en cualquier ocasión propicia, que su propósito es pactar con el PP, para volver a formar gobierno en Madrid con la antigua portavoz del difunto Pecas, a pesar de los antecedentes.

Ante los hechos y las afirmaciones, me planteo las siguientes hipótesis:

a)    ¿Es la Sra. Arrimadas tan ilusa que cree que tendrá presencia política institucional tras elecciones?

b)    ¿Cree acaso que, incluso en el caso de poder ser una posibilidad para gobernar Madrid, elegiría Dña. Isabel a su partido antes que a VOX?

c)     También cabe la posibilidad que no sea tan ingenua, y, ante el previsible debacle electoral de su partido, esté buscando un lugar acogedor en la pretendida casa común de la derecha.

d)    Hay otra posibilidad en teoría, pero inédita en la práctica política de España, y es que, a pesar de la felonía cometida contra su partido por el PP, creyera verdaderamente que debía enterrar sus resquemores personales, y obviar las ofensas por mor de un buen gobierno centrado, sin que la extrema derecha pueda marcar la pauta.

Si el supuesto d) fuese la causa de esta actitud, a pesar de que la creo improbable por los antecedentes humanos, e imposible por los casi seguros resultado de los comicios, resultaría una actitud muy loable, y demostraría que aún hay alguien que prioriza su idea del buen gobierno por encima de sus intereses o fobias personales.

Nada que ver tiene esta supuesta posición con la que mantienen las fuerzas de la Izquierda, en las que sus diferencias y rencillas personales prevalecen por encima de su ideología, y del interés de aquellos a los que dicen representar, no dudando con su actitud en entregar las instituciones a la Derecha más rancia y extrema.

Ya ha empezado oficialmente la campaña electoral de Madrid, y hay tiempo de analizar y juzgar las actuaciones, promesas, y despropósitos de los candidatos. Sin embargo, no puedo dejar de mencionar la villanía y la catadura ética de Isabel Díaz Ayuso (así, sin el tratamiento que acostumbro a todos y todas a quienes aludo) cuando tilda de mantenidos subsidiados a los que tienen que acudir a las llamadas “colas del hambre”, y, lo que es aún peor, cuando matiza de forma reiterada su declaración, demostrando, por si fuera necesario, su bajeza como ser humano.


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