Una de las
consecuencias de llevar muchos años más o menos implicado en los temas políticos,
bien como actor, bien comentándola, y, por qué no, sufriendo sus consecuencias,
es que raramente te sorprende alguna acción de sus actores principales.
Te puede alegrar un
comportamiento, o te puede desagradar, y, casi siempre, ratifica tus
impresiones previas; sin embargo, casi nunca sorprender, y menos desconcertar.
Tengo que reconocer
que la conducta de una de esas líderes sí me ha desconcertado, ya que no
alcanzo a entender su postura dentro de las maneras habituales de hacer
política de este país.
Me estoy refiriendo
a Dña. Inés Arrimadas que, a pesar de los desprecios y desplantes que ha
sufrido en lo personal y lo político por cuenta de la Sra. Díaz Ayuso, pretendiente
a presidir el Gobierno de España (no es una errata, su trayectoria y su campaña
en las elecciones para la Comunidad de Madrid lo avalan), sigue insistiendo.
En su condición de
Presidenta de la Comunidad de Madrid, la Sra. Díaz Ayuso infringió al
representante de su partido en el Gobierno de dicha Comunidad Autónoma una
cantidad inaudita de descalificaciones y ninguneos, mostrando en todo momento
desprecio, tanto a su persona, como al partido que representaba, y al que, no
olvidemos, le unía un acuerdo de gobierno que nunca cumplió.
Mi perplejidad
surge cuando Dña. Inés no duda en proclamar a los cuatro vientos, y en cualquier
ocasión propicia, que su propósito es pactar con el PP, para volver a formar
gobierno en Madrid con la antigua portavoz del difunto Pecas, a pesar de los
antecedentes.
Ante los hechos y
las afirmaciones, me planteo las siguientes hipótesis:
a)
¿Es
la Sra. Arrimadas tan ilusa que cree que tendrá presencia política
institucional tras elecciones?
b)
¿Cree
acaso que, incluso en el caso de poder ser una posibilidad para gobernar Madrid,
elegiría Dña. Isabel a su partido antes que a VOX?
c)
También cabe la posibilidad que no sea tan
ingenua, y, ante el previsible debacle electoral de su partido, esté buscando
un lugar acogedor en la pretendida casa común de la derecha.
d)
Hay
otra posibilidad en teoría, pero inédita en la práctica política de España, y es
que, a pesar de la felonía cometida contra su partido por el PP, creyera
verdaderamente que debía enterrar sus resquemores personales, y obviar las
ofensas por mor de un buen gobierno centrado, sin que la extrema derecha pueda
marcar la pauta.
Si el supuesto d)
fuese la causa de esta actitud, a pesar de que la creo improbable por los
antecedentes humanos, e imposible por los casi seguros resultado de los
comicios, resultaría una actitud muy loable, y demostraría que aún hay alguien
que prioriza su idea del buen gobierno por encima de sus intereses o fobias
personales.
Nada que ver tiene
esta supuesta posición con la que mantienen las fuerzas de la Izquierda, en las
que sus diferencias y rencillas personales prevalecen por encima de su
ideología, y del interés de aquellos a los que dicen representar, no dudando
con su actitud en entregar las instituciones a la Derecha más rancia y extrema.
Ya ha empezado
oficialmente la campaña electoral de Madrid, y hay tiempo de analizar y juzgar
las actuaciones, promesas, y despropósitos de los candidatos. Sin embargo, no
puedo dejar de mencionar la villanía y la catadura ética de Isabel Díaz Ayuso
(así, sin el tratamiento que acostumbro a todos y todas a quienes aludo) cuando
tilda de mantenidos subsidiados a los que tienen que acudir a las llamadas “colas
del hambre”, y, lo que es aún peor, cuando matiza de forma reiterada su
declaración, demostrando, por si fuera necesario, su
bajeza como ser humano.
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