viernes, 16 de julio de 2021

Un país feliz (o así) 4


 


A modo de prólogo, y antes de entrar en materia, y por si alguien no lo recuerda, o lo desconoce, debo aclarar que el PSUC (Partit Socialista Unificat de Catalunya) es el partido de los comunistas de Catalunya, y, aunque gozaban de completa autonomía con respecto al PCE, siempre han ido muy ligados, especialmente durante la clandestinidad. Por agilidad en la narración, y para evitar repeticiones, quiero aclarar que, prácticamente todo lo que narro refiriéndome al PCE, se puede hacer extensivo al PSUC.

Estoy convencido de que estas opiniones personales pueden generar fuertes discrepancias, y, posiblemente, tengan algo de razón, y yo peque de subjetivo, pero no hay que olvidar que son mis impresiones las que describo.

La actuación  durante la Transición de las dos formaciones comunistas existentes en España (enfatizo lo de comunistas de España, y no pretendo hacerlo extensivo a otros partidos comunistas del resto del mundo) fue lo que n marcó que el proceso se desarrollase sin violencia (excepto la generada por la extrema derecha, y  por el nacionalismo periférico violento y cerril), demostrando un sentido de Estado, y una responsabilidad ciudadana que resultaron ejemplares, pues renunciaron, en pro de la gobernabilidad, a muchas, quizás demasiadas, cuestiones que desembocaron en su pérdida de influencia.

El PCE fue la autentica locomotora de la oposición al régimen dictatorial del General Franco: las cárceles se nutrían con los ingresos de sus militantes; los procesos judiciales se sucedían en contra de ellos; y los torturadores se cebaban con aquellos de los que se sospechaba que podían ser simples simpatizantes. Hay demasiados asesinados bajo unos procedimientos jurídicos sin fundamentos de justicia,  cuyos descendientes aún esperan  su exoneración de los supuestos delitos por los que fueron condenados. Si examinamos la causa de esas condenas, en su inmensa mayoría fueron consecuencia de su militancia en el PCE.

A pesar del panorama existente, y de la contumaz persecución que sufrían, el Comité Central del Partido Comunista de España, reunido en Praga (¡cualquiera lo hacía en España!), aprobó la Política de Reconciliación Nacional, renunciando a la lucha armada, o a cualquier tipo de violencia política. Directriz que se cumplió estrictamente, tanto en vida del Sátrapa como después de su muerte.

Siempre, incluso en los momentos más duros de la represión, en todos los lugares, también en los penales y campos de concentración más inhumanos,  hubo pequeñas células comunistas oponiéndose a la tiranía, pero lo que no  hubo fueron episodios de violencia política perpetrados por comunistas.

Sus miembros estaban dentro de todas las fuerzas sociales, que, más o menos proscritas o toleradas, se movían en el país, como podían ser: movimientos vecinales, agrupaciones de consumidores, sindicatos (ilegales y verticales), y cualquier otro de carácter social. En una palabra, era la única fuerza en el interior con una organización y estructura consolidada y fuerte, con la excepción, claro está, de las organizaciones franquistas, o las de la extrema derecha, que eran toleradas, cuando no fomentadas, desde las áreas del poder.

La dirección del Partido fue consciente de que una ruptura brusca y total con las estructuras del régimen dictatorial, que estaban intactas, y con unas fuerzas armadas, que en esos momentos en su mayoría eran seguidoras de las directrices del dictador, podría degenerar en un enfrentamiento de consecuencias insospechadas. Para evitarlo, y favorecer el cambio de modelo de forma pactada, y en pro de la reconciliación que preconizó, el PCE aceptó algunas de las más polémicas condiciones que exigía la derecha, tales como: la Monarquía instituida por el Dictador, la bandera bicolor, y la impunidad para las atrocidades y quienes las cometieron en los años de terror y represión. Medidas que, a pesar de ser acatadas por las bases, nunca fueron asumidas por gran parte de ellas.

El cansancio, la desilusión, la frustración de ver a los torturadores disfrutando de prebendas, y el cainismo imperante, explican, en gran medida, el ocaso que ha sufrido y sufre el PCE.

¿Qué hicieron otras fuerzas políticas durante la dictadura? Es algo que siempre se pasa por alto. No sé si por mala conciencia, flaqueza de memoria, o intento de que los desmemoriados no recuerden que unos  pasaron esos años en el exilio, sin pasar por cárceles ni represiones; en tanto que alguna otra formación que intenta dar lecciones de democracia fue fundada por ex Ministros de la dictadura, y no únicamente por uno de ellos. Fueron un total de siete.

Sin embargo, estos casos serán objeto de otros escritos.

Continuará…


No hay comentarios:

Publicar un comentario